Redes Sociales / Héctor HD Quintanar
San Mateo del Mar, Oaxaca | 11 septiembre 2017.- Apenas llevábamos unos 10 minutos en San Mateo del Mar cuando se nos acercó una viejita menuda y chiquita cargando un bulto pequeño de flores blancas. En un español muy entrecortado nos pidió de favor que la acompañáramos a su casa. Nosotros Estábamos ahí para llevar un cargamento de ayuda a los damnificados por el gran sismo que azotó Oaxaca y para tomar registro fotográfico de lo sucedido y aunque esperábamos malas noticias, la verdad es que nunca se está preparado para un paisaje tan desolador, triste y donde aún se siente el olor del miedo en el aire.
La señora se subió a nuestro auto y con indicaciones prácticamente a señas, nos llevó a una puertecita de palma que apenas se lograba ver bajo un árbol caído, ” Pasen, pasen, voy a llevar mis flores” -nos dijo mientras abría la puerta de palma. Entramos a un patio de arcilla resquebrajada mientras la seguíamos unos metros atrás, al preguntarle si nos permitía tomar fotos, nos dijo claramente: Sí. Tomen fotos de lo que me pasó por favor. Necesito ayuda. Estas últimas palabras las sentí no sólo en los oídos, también mi pecho sintió que era una especie de presagio a algo muy malo, ya que las personas mayores no suelen pedir ayuda, no por necedad, más bien porque saben por experiencia qué cosas son verdaderamente necesarias.
Cuando logramos atravesar el patio fuimos testigos de una escena sin igual, toda una barda estaba totalmente caída sobre el patio de la casa de la señora. Aproximadamente 4 metros de barda de block había caído sobre su patio, evidentemente aplastando las pertenencias de la señora, llamaba la atención algunos troncos que sobresalían del suelo bajo la barda caída así como objetos cotidianos, miles de objetos cotidianos y cascajo regados por el suelo.
-Ahí..- dijo y señaló un bulto de bloques removidos, tierra, basura y un techo de palma que había colapsado dejando un espacio de unos 30 centímetros del suelo.-“Ahí murió mi sobrina”
Acto seguido y sin conocerme, me abrazó y comenzó a llorar apretándome con una fuerza tan extraordinaria como su angustia.
-Yo tengo 86 años, ella era una niña- repetía – Por eso traigo flores, porque los que traemos flores es porque alguien se nos murió en la familia.
No supe de donde saqué fuerzas para no desvanecerme en ese momento. La única certeza que tengo es que Todo Oaxaca necesitará las fuerzas de una viejita de 86 años que lo perdió todo, incluso a su sobrina y aun así va a comprar flores para los suyos.
No es ficción. Es real. Es San Mateo del Mar