Luis Velázquez /Barandal
Veracruz.-06 de julio de 2017
EMBARCADERO: Tres Yunes compiten en el carril político. Y lo hacen, digamos, pensando en el bienestar social de Veracruz. Ajá. Y aun cuando nadie puede ocultar que operan de cara al futuro que está cerca (2018), la población se está beneficiando.
En un carril, Miguel Ángel Yunes Linares como gobernador.
En otro, el senador Pepe Yunes Zorrilla, quien sigue cabildeando recursos federales de igual manera como desde cuando se sentara en la curul.
Y en otro, el senador Héctor Yunes Landa, quien ha iniciado su gestoría social.
Yunes, el azul, toca puertas para inyectar vida al bienio azul. También, de paso, para luchar (la vida es una lucha cotidiana decía Winston Churchill) contra la inseguridad, el pendiente número uno en el territorio jarocho.
Un Yunes rojo, Pepe, entregó hace un par de días 89.9 toneladas de fertilizantes a los productores de la región de Perote, su región.
Y el otro Yunes rojo, Héctor, inauguró con el presidente municipal de Poza Rica obra pública y en Papantla entregó documentos agrarios para dar certeza jurídica a cientos de personas y fue acompañado por otro Yunes, Pedro Yunes Choperena, que antes, mucho antes fue un activo del Yunes azul.
Tres Yunes, digamos, soñando con el paraíso terrenal que en el lenguaje político siempre ha sido Veracruz, antes, mucho antes de que le cantara Pepe Guízar.
Lástima, diría el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez de José López Portillo y don Julio Scherer García, que unos hombres tan valiosos se hayan vuelto por culpa de la política enemigos recalcitrantes.
Lástima, incluso, y como diría el pedagogo Adolfo Mota Rébsamen, que Fidel Herrera Beltrán, Dante Delgado Rannauro, Ignacio Morales Lechuga y Yunes Linares se hayan peleado “y nos quedaran a deber la presidencia de la república”.
Lástima, pues, que los Tres Yunes (mejor dicho, dos contra uno) vayan por caminos distintos…
ROMPEOLAS: Cada Yunes tiene su capilla de fans. Los tres, sin embargo, tocan puertas en el gobierno central para lograr apoyos a la población.
Se ignora, entonces, si la Federación dará para tanto, y más ahora en el último tramo del Peñismo, en que, además, y ni hablar, disputa la presidencia de la república ante un tabasqueño, AMLO, que se mantiene en la preferencia de la encuesta electoral, con todo y que la famosa encuesta es fotografía de un día.
El Yunes azul, por ejemplo, como jefe del Poder Ejecutivo, miembro de la Conago, gestiona recursos federales.
Y el par de Yunes rojos.
Quizá convendría que el trío jerarquizara pendientes y tocaran puertas juntos, lo que, claro, está en chino, con todo y que así darían una cátedra de civilidad política atrás de un objetivo común.
Pero como el trío está pensando en el año 2018 cuando se definirá la gubernatura de seis años, entonces, cada uno (más, mucho más que antes) por su carril.
La política es así, y ni modo, nada puede hacerse.
En la historia, por ejemplo, siempre se dijo que Plutarco Elías Calles estuvo atrás del asesinato en el restaurante “La bombilla”, en la Ciudad de México, de Alvaro Obregón, con todo y que tanto le debía “El turco” a “El manco de Celaya”.
Siempre se ha dicho que Porfirio Díaz Mori se fue a la yugular de Benito Juárez, con todo y que eran paisanos, pero cuando “la víbora de la (pasión) política” pica, el veneno es mortal.
Por eso, se vuelve difícil que la relación de los Yunes rojos con el azul tenga vuelta de hoja, y más entre Héctor y Miguel Ángel, que tantos espadazos se han cruzado.
Cada uno, con sus intereses, mostrando el puño.
ASTILLEROS: Todo indica, entonces, que los rencores y los odios y la venganza entre familiares es más ruda que entre simples conocidos o vecinos, incluso.
Por eso, dice el relato bíblico, Caín contra Abel.
Nadie dudaría que de igual manera como algunas parejas suelen reconciliarse y amarse de nuevo con más ímpetu volcánico, algún día, antes, mucho antes de la resurrección de los muertos, el trío se reconcilie.
Y por añadidura, las familias.
Y los fans de cada capilla y volverse, incluso, como en la profecía de Tomás Moro con sus comunas.
Pero mientras, a la yugular entre sí, sobre todo, entre Miguel Ángel y Héctor, uno y otro de “mecha corta”, “la sangre al rojo vivo”, el fuego en sus venas.
Y más, porque el Yunes azul ya lo derrotó una vez en las urnas y el año entrante de nuevo se le enfrentará con su hijo de candidato al trono imperial y faraónico y Héctor, ya candidato del PRI (que busca), o del Movimiento Ciudadano (que puede) y/o como independiente (que sopesa).
Y más, porque si Yunes Linares lo derrotó sería el colmo que el sobrino también lo pudiera, digamos, empinar en las urnas.
Lástima que el trío, con su biografía política tan rica, y con sus mejores relaciones amicales, hayan tenido cortocircuito…, tan felices que eran cuando apenas iniciaban en la política.
La vida, no obstante, es misteriosa, rara, mágica, extraña, fascinante y canija.