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Triunfalismo partidista

El Piñero

 

 

Luis Velázquez Barandal

 

09 de enero de 2018

 

ESCALERAS: Las precampañas electorales apenas, apenitas empiezan y el triunfalismo partidista alcanza su plenitud.

Por ejemplo, consciente el mundo político de que las encuestas favorecen siempre a quien las ordena y paga, en la cancha azul dan como un hecho que ganarán las gubernaturas en los estados que gobiernan, a saber, Veracruz, Puebla y Guanajuato.

También, veinte y las malas, dicen, que arrebatarán la silla embrujada de Yucatán al partido tricolor.

Y que ninguna duda existe que debido a su alianza con el PRD ganarán la jefatura de Gobierno en la Ciudad de México y Tabasco.

Y que la presidencia de la república ya es de ellos.

Tal cual, en el carril azul solo reconocen que en los estados de Morelos, Jalisco y Chiapas tienen pocas posibilidades de ganar (La Jornada, 3 de enero, 2017), aun cuando olvidaron que en Jalisco, el Movimiento Ciudadano de Dante Delgado Rannauro le tiene ganada con Enrique Alfaro como candidato.

Un panista, sin embargo, dice que ignora si con Ricardo Anaya ganarían Los Pinos, pero al mismo tiempo, servirá para levantar grandes expectativas en algunos estados, y para ganar, como Veracruz, pues es un precandidato que sabe venderse muy bien.

En contraparte, siguen perfilando al PRI en el tercer lugar después de MORENA en el segundo, tanto en la disputa presidencial como para el trono imperial y faraónico de Veracruz.

 

PASAMANOS: Pero así como el triunfalismo se está dando en el PAN, en MORENA están con la espada desenvainada.

A: Que Andrés Manuel López Obrador se mantiene de puntero, incluso, ahora cuando ya el PAN y el PRI tienen candidato con Ricardo Anaya y José Antonio Meade, ubican a “El peje” con el 40 por ciento de la tendencia electoral.

B: Que el primero de julio votarán diecisiete millones de jóvenes por vez primera en su vida y la preferencia está de la siguiente manera (Milenio TV):

El 22 por ciento con Andrés Manuel López Obrador.

Otro 22 por ciento (de hecho y derecho empate al momento) con Ricardo Anaya.

Y solo el siete por ciento con José Antonio Meade.

Es más: en Milenio TV (mesa redonda de Azucena Urresti, jueves 4 de enero, 2017) apuntaron una explicación, la siguiente:

El 20 por ciento de la población electoral está enojada con la calidad de vida.

El 35 por ciento, cien por ciento preocupada.

Y solo el 10 por ciento, contenta con el presidente Enrique Peña Nieto.

Y la anterior tendencia es un volcán en erupción social en contra del candidato del partido tricolor, quien, afirman, por ningún lado prende.

 

CASCAJO: El triunfalismo electoral también rebota, claro, en Veracruz.

En la cancha política, por ejemplo, los analistas dicen que Miguel Ángel Yunes Márquez arrancó de puntero.

En segundo lugar, Cuitláhuac García Jiménez.

Y en tercer lugar, Pepe Yunes Zorrilla, sobre todo por culpa del fantasma diabólico y perverso que significaran Javier Duarte, Karime Macías y los duartistas en la población electoral.

Así, refieren, y aun cuando el Eclesiastés dice que “todo es vanidad” en la vida de los seres humanos, y que “quien no cae resbala” en el tobogán de la frivolidad, el candidato del PAN, PRD y MC habría llegado a su punto, y a partir de ahí se mantiene o comienza a bajar, por ejemplo, si la inseguridad sigue fuera de control.

En tanto, los candidatos de MORENA, PT y PES y del PRI y PVEM podrían, digamos, crecer, y en su repunte, y como dice el viejito del rancho, “caballo que alcanza… rebasa”.

Con todo, una cosita son las buenas intenciones y los mejores deseos, y otra la realidad real.

 

RODAPIÉ: Falta aún que el trío de (pre) candidatos a gobernador y sus partidos políticos “dedeen” a los candidatos a diputados locales y federales y a senadores de la república.

Y su designación es clave, pues un buen candidato genera simpatías y votos para el abanderado a la gubernatura.

Y un mal, pésimo candidato al Congreso de la Unión y al Congreso local arrastra al fondo del precipicio al candidato a gobernador.

Y por añadidura, al candidato a presidente de la república.

Pero si un político con bajo perfil pero con influencias poderosas, digamos, un cacique

Y si se queda con la candidatura por compromisos económicos, digamos…

Entonces, ninguna duda hay de que “en el pecado llevará la penitencia”.

Y lo peor, de antemano, la derrota a gobernador y presidente de la nación está anunciada.

 

POSTE: Más allá de las encuestas y la bola de cristal, una realidad se antepone con la siguiente máxima. La plaza electoral es quien la trabaja.

Y es que para ganar en las urnas “se necesita, cierto, como “La bamba”, un poquito de gracia y otras cositas”.

Carlos Hank González, el gurú que fue del grupo Atlacomulco, del estado de México, decía que bastaba con dos cositas para ganar. Una, la operación electoral, y dos, el dinero. “Quien tiene uno y otro, gana la elección y abre la puerta del cielo”, afirmaba.

El politólogo Ramón Benítez amplia la experiencia y dice que han de controlarse la cúpula partidista (para que todos se sientan realizados), los grupos políticos, sociales y económicos, los presidentes municipales en turno, la mayoría de los diputados locales y federales, el Poder Judicial, los líderes empresariales, el gobierno federal, las elites eclesiásticas y los medios.

El candidato que más amarres tenga en la rebatinga electoral más posibilidad de ganar, pues en todo caso, la población indígena, campesina y obrera… que más suele votar se embruja con despensas alimenticias, promesas, esperanzas y la compra del voto unos días antes y el mero día de los comicios.

 

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