Luis Velázquez
PASAMANOS: Los políticos, lo dice el sabio de Nopaltepec, “no tienen llenadera”. Y son tan insaciablemente corruptos que se ponen de acuerdo para repartir el botín. Y si pelean por un billetito, entonces, se descobijan.
Es el caso, por ejemplo, de lo que está sucediendo con los Congreso locales de San Luis Potosí y Veracruz.
En San Luis Potosí, la tierra de Gonzalo N. Santos, “El alazán tostado”, depuesto de gobernador por la corrupción y el atropello a los derechos humanos, un presidente municipal denunció a un diputado local (panista, por cierto) de “moches”, con todo y video.
Y a las 48 horas, Enrique Flores Flores fue separado de la coordinación de la bancada panista, y de la presidencia de la Junta de Coordinación Política, y llevado a juicio político por su partido… camino a la expulsión.
Y en Veracruz, un video exhibió a la diputada local de Morena, Eva Cadena, de recibir dinerito para, entre otras cositas, aprobar una ley de los verificentros, y los días y las semanas se han ido en dimes y diretes.
Luego, Eva Cadena reviró en contra del coordinador de Morena en la LXIV Legislatura, Amado Cruz Malpica, de recibir más de ocho millones de pesos del Congreso para la gestión social de los legisladores de la bancada, sin que nadie conociera su destino.
Y nada pasó ni ha pasado ni pareciera.
Después, una diputada panista, Cinthya Lobato Calderón, denunció que el líder, ajá, de su bancada, He Man Sergio Hernández Hernández, antiguo carga-maletas de Pepe Mancha, al alimón con el ex diputado, Carlos Fuentes Urrutia, alto funcionario del Congreso, destinaban (o destinan) el erario para borracheras, droga, mujeres y orgías.
Y varios días después, la Fiscalía citó a Lobato y dijo que seguiría la investigación, y mientras en San Luis Potosí la química para limpiar el lodazal duró apenas dos días, aquí, nada de nada.
BALAUSTRADAS: Se dirá que aquí, en Veracruz, son más puristas en la procuración de la justicia y arman el expediente con una pulcritud “a prueba de bomba”.
Pero…, claro, también pudiera deberse a que aquí se alcanza la expresión sublime del Salinato cuando todo se arreglaba por la vía democrática de la llamada “concertacesión”, en que alguien (el jefe máximo, desde luego) quedaba con “hacha, calabaza y miel” para seguir urdiendo su proyecto político.
El diezmo, aseguraba el góber fogoso, “para hacer política, mucha política”.
Se dirá que aquí han sido las pasiones tropicales del Golfo de México, pero como sucede en un cuento de Antón Chéjov, los cazadores se gritan improperios a la mitad de la noche y al día siguiente amanecen como si nada, pues así, dice el escritor ruso, se llevan y se llevan mejor, con buena química, con súper karma.
El caso es que en San Luis Potosí (quizá aprovechando la lección histórica de “El alazán tostado”, Gonzalo N. Santos, inmortalizado por Ángeles Mastretta en la novela “Arráncame la vida”), el gobernador depuesto por tanta corrupción, aplicaron la guillotina luego luego.
Y más, con la lección del doctor Salvador Nava, aquel que con una huelga de hambre y una caminata a San Luis Potosí tumbó a Fausto Zapata, protegido de Carlos Salinas, de la gubernatura.
Y más, con otro de sus hijos ilustres, Julio Hernández, “Astillero” de La Jornada desde hace más de veinte años, con su último libro con nombre polisémico, “Encabronados”.
De ser así, aquí, en Veracruz, ni la noche terrorífica más larga de Veracruz con Javier Duarte ha servido de enseñanza.
Ahora sí, en el ranking de la corrupción, las elites del PRI, PAN, PVEM y PRD, sinónimos. Separados, digamos, por la ideología, el billete fácil los tienta y solidariza.
ESCALERAS: En San Luis Potosí, el Congreso apostó a la transparencia. Luego luego, el ajuste de cuentas. El góber es priista. Juan Manuel Conteras, 55 años. Y la Legislatura, ni hablar, estaba en manos de un panista, y tal cual, la guillotina.
Y más, luego de un cochinero donde en la red de “los moches” estaban el presidente (PRD) y el vocal de la dichosa Comisión de Vigilancia del Congreso (priista) y el presidente de la mesa directiva (PVEM), y funcionarios de la llamada Auditoría Superior del Estado (renunció el auditor José de Jesús Martínez Loredo) que aquí en Veracruz se denomina ORFIS, Órgano de Fiscalización Superior, cuyo titular, luego de la oscuridad en el duartazgo, ahora se ha vuelto un paladín de las cuentas claras.
Allá, el video de “los moches” fue catatónico. El líder de la bancada panista, Enrique Flores Flores, se expresó de la siguiente manera con el alcalde de Ébano, el también panista Crispín Ordaz Trujillo:
“Ya, ya, ya negocia. Ya sabes cómo está el pedo. Pasa por lo menos el diez por ciento de lo que debes. Es hora de limpiar ‘el cagadero’. Estás empinadísimo. Te advierto que es más conveniente que pagues. Si pagas, no tendrás pedo. Y si pagas te quitas el pedo y estarás limpio de polvo y paja. Y no lo olvides: estos güeyes son unos cínicos. Si pagas haz de cuenta que ganas un premio al mejor alcalde del mundo” (La Jornada, martes 13 de junio, Vicente Juárez, corresponsal).
Desde luego, la semana anterior lo dijo el Contralor del Gobierno de la Ciudad de México. “La corrupción nunca se acabará”, con todo y que el presidenciable Miguel Ángel Mancera le revirara, apresurado, que sí se puede.
Y si en San Luis Potosí, el góber priista dio el manotazo y el diputado de “los moches” cayó, en tanto investigan a los cómplices, aquí en Veracruz (lo cacareó Javier Duarte casi seis años), “no pasa nada”.
Al ratito, Eva Cadena, Amado Cruz Malpica, He Man Sergio Hernández y Carlos Fuentes Urrutia serán beatificados en la Catedral como ángeles de la pureza.
El tufo legislativo de San Luis Potosí es halo purificador en Veracruz.
¡Hosanna, hosanna!