➡️ ¿Para qué vas a estudiar si ya eres grande?, le preguntan muchos
Redacción El Piñero
Tuxtepec, Oaxaca.- En esta urbe del norte del estado, donde el sol acaricia los campos y la esperanza germina como las semillas en la tierra fértil, surge la inspiradora historia de Guadalupe Escobar, una mujer que desafía el tiempo y las adversidades para perseguir el resplandor de la educación.
En diálogo con el periodista Carlos Abad, la alumna Guadalupe, comparte sus razones profundas de por qué eligió el sendero del aprendizaje, a pesar de las voces que susurran dudas por su edad avanzada.
“¿Para qué vas a estudiar si ya eres grande?”, preguntan muchos. Pero Guadalupe responde con la sabiduría de quien conoce el valor de los sueños. “¿Cómo que para qué? Para cumplir tus sueños, para llegar a ser alguien”, declara con la convicción que solo el alma de un luchador posee.
Lupita, como cariñosamente la llaman, despliega su jornada laboral en una gasolinera, donde el tiempo parece estirarse entre el olor a combustible y el murmullo de los motores. Sin embargo, ella, cual colibrí incansable, reserva su día de descanso, el sábado, para nutrir su mente ávida de conocimiento, buscando asesorías académicas que le abren ventanas al saber.
Con la certeza del peso de la responsabilidad que impone la vida, Lupita comparte que conoce el valor de las cosas. Cada esfuerzo en su preparación académica es un paso hacia la realización de un sueño más grande. “Le echo más ganas”, confiesa con una sonrisa que refleja la fuerza que anida en su corazón.
“Vienes a estudiar con el propósito de salir adelante, de seguir”, expresa con determinación, revelando su deseo profundo de erigirse como una profesionista, una Ingeniera Agrónoma que cultivará conocimiento como quien siembra semillas para cosechar un futuro promisorio.
Madre abnegada de cuatro niños, Lupita reconoce la importancia de su papel como ejemplo. “Soy mamá, quiero que mis hijos vean y sepan que sí se puede”, afirma, convirtiéndose así en faro de luz para las generaciones venideras.
En la historia de Guadalupe Escobar, hallamos un poema de resistencia, un capítulo de lucha que resuena con la esencia misma de aquellos que entendieron que la educación es la llave que desata cadenas y que el conocimiento es el ala que eleva el espíritu hacia horizontes de grandeza. Que en cada paso de Lupita, en cada página de su libro de superación, encontremos la melodía de un México que avanza con la fuerza de aquellos que, como ella, sueñan con ser alguien.