Por: Roberto Polo Hernández│LA RAYA
Tuxtepec, Oaxaca.-– Sergio Sánchez Fentanez es un médico excepcional. Desde una clínica-hospital empujada con el tesón del esfuerzo, se ha convertido en un personaje ataviado de honores en virtud a su catada humildad. Es, visto por cualquier arista social, un ciudadano común enraizado en el auxilio social en un pueblo ávido de progreso.
Y es que desde que se sumó a combatir las necesidades sociales, muchas de ellas abandonadas por los gobiernos, imprimió en su trayectoria cívica el talante y espíritu benefactor que, hoy en día, se nota raramente en hombres que buscan el desarrollo fuera de sus ocupaciones.
Es doctor, especialista, pero también un ser humano que iza la indulgencia como bandera de energía para apostarle, desinteresadamente, a medicar los males sociales que se agudizan en los terrenos del desinterés público y oficial.
Él es Fentanez, un apóstol de la salud pública; excepcional amigo, aliado de los pobres. Un doctor fuera de serie en una narrativa social que está ansiosa de hombres con talento pero, sobre todo, con valores y disciplina. Un caso de éxito en el pueblo tuxtepecano.
Ayer, en su cuenta Facebook, por ejemplo, publicó un diploma que lo acredita como miembro activo de la Federación Mexicana de Asociaciones y Colegios de Ultrasonido (FMACU), Federación Latinoamericana de sociedades de Ultrasonido en Medicina y Biología (FLAUS), World Federation for Ultrasound in Medicine and Biology (WFUMB). Y la respuesta, los comentarios, fueron contundentes, avasallantes.
Hoy en día muy pocos generan lo que él: esa empatía y oro molido que representan las palabras de aprecio que le llovieron en cascada, como un personaje de moda, del pop social, de la era en que cada acción se valora con recíproco aliento y se convierte en un voltio anímico. Enhorabuena doctor Fentanez.