*Tras la devastación ocasionada por la tormenta Vicente, que arrasó sus cultivos, no han recibido ayuda oficial.
*La población sufre una catástrofe: no tienen dinero para reactivar el campo; Diconsa no cuenta con víveres.
*Calvario de estudiantes para ir a sus escuelas
*A mas de 8 años, Incomunicados tras el desplome de un puente sobre el río “Cajonos”
“Hacemos un pedido muy especial a las personas para que hagan conciencia que no siempre se está arriba, hay subidas y bajadas y nosotros ahorita estamos en lo más bajo. Estamos tocando fondo, por favor ayúdennos, porque hoy es por nosotros y a lo mejor mañana será para ustedes”
Reportaje especial/EL PIÑERO
Por: Paulo Sergio Hernández y Yolanda Portugal
Loma Bonita, Oaxaca .- El municipio de Loma Bonita, otrora capital piñera, conserva su fama por ser el único municipio del estado de Oaxaca en producir y exportar piña en gran escala; dada la diversidad de su territorio, posee una comunidad suigéneris, una población que a orillas de un río monumental, el Rio Cajonos -que nace en la Sierra Madre de Oaxaca y que desemboca finalmente en el golfo de México bajo el nombre de Tesechoacán- por generaciones ha desarrollado su economía gracias a la producción y comercialización de diversas variedades de plátano, maíz y distintas hortalizas; hoy en día, la comunidad ha perdido su principal falta de ingresos, el río se desbordó y afectó casas y todas las plantaciones.
Los campesinos se quedaron a un día de cosechar y ahora, más de cien personas carecen de la principal y única fuente de ingresos. Son dos meses que no reciben apoyos de Diconsa, los niños están en riesgo de dejar de asistir a la escuela por falta de recursos y para acudir a la secundaria es necesario cruzar el creciente rio por medio de una lancha para posteriormente tomar transporte terrestre ya que el puente que los comunica a otras comunidades tiene más de 8 años que se derrumbó y no se ha vuelto a construir. El Centro de Salud carece de médicos y actualmente viven con la incertidumbre de vivir una experiencia similar.
Vicente impactó de lleno a Oaxaca y Veracruz
A más de dos semanas de que la tormenta tropical Vicente impactara en el sur del país y haya causado fuertes estragos en los estados de Oaxaca y Veracruz –siendo declarados en emergencia un total de 100 municipios en el estado de Oaxaca y 21 en el estado de Veracruz- pareciera que la calma regresara y se haya restablecido la cotidianidad. Los titulares de los medios de comunicación han retomado los temas tradicionales y las entidades gubernamentales culminaron los apoyos para los municipios declarados en emergencia.
Existen casos de comunidades que resultaron afectadas gravemente y que no recibirán apoyos por parte del Fondo para la Atención de Emergencias –FONDEM- y que no estarán dentro del plan de rescate y apoyo por parte de las autoridades municipales, estatales o federales. Tal es el caso de la comunidad de Santa Sofia Monterrosa, localizada en el municipio de Loma Bonita Oaxaca, pequeña comunidad de más de 100 habitantes y que es la más marginada.
Origen e historia de la comunidad
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Santa Sofía Monterrosa es una comunidad de aproximadamente 130 habitantes. Es la comunidad más alejada de la cabecera municipal ya que se localiza a 50 kilómetros de distancia y para poder acceder desde la cabecera se requiere de un tiempo aproximado de una hora y media a través de un recorrido por la carretera interestatal Loma Bonita – Playa Vicente, que actualmente se encuentra en pésimas condiciones debido a las recientes lluvias.
La comunidad es de origen mestizo, no son originarios pero los habitantes recuerdan que sus abuelos ya se dedicaban al cultivo de plátano, maíz y otras hortalizas. Los asentamientos se localizan a orillas del Río Cajonos -que nace en la Sierra Madre de Oaxaca y que une afluentes para finalmente convertirse en el rio Tesechoacán.
La principal economía está basada en la producción y venta de diversas variedades de plátano y maíz, y ahora, está en riesgo inminente debido al desborde del río y la afectación de los cultivos.
¿Cómo se llega a la comunidad más apartada de Loma Bonita?
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Es viernes 2 de Noviembre, y la región se encuentra bajo un breve temporal, el clima es fresco y se pronostican lluvias leves.
Partimos desde la cabecera municipal de Loma Bonita en dirección a la comunidad de Santa Sofía Monterrosa, avanzamos sobre la carretera estatal Loma Bonita – Mixtán por 38 kilómetros, posteriormente nos incorporamos a la carretera estatal 147 Tuxtepec –Palomares y 5 kilómetros después, rumbo a Playa Vicente encontramos la desviación a la comunidad. Allí es donde empieza el camino de terracería que durante los próximos 5 kilómetros nos conducirá a nuestro destino final. Todo el trayecto lo recorrimos en un tiempo de poco más de hora y media sobre caminos accidentados y tramos donde la carpeta asfáltica ha desaparecido por kilómetros.
Al llegar a la comunidad, es fácil dar con el domicilio de Gustavo Ramírez, un joven, hijo de Jesús Ramírez, quien funge como vocero de la comunidad ante el programa Proyecto Estratégico de Seguridad Alimentaria (PESA) y que en días pasados se comunicó con la editorial de El Piñero de la Cuenca y proporcionó información y fotos de la situación de emergencia en la que se encuentran.
Nos reciben con amabilidad y dado que se percibe un ambiente que amenaza lluvias, de inmediato se organiza una congregación con ejidatarios y el agente municipal -Evaristo Martínez- con quienes caminamos con destino a la zona de las plantaciones.
Nos comentan que la superficie empezó a secarse finalmente después del impacto de Vicente, pero la madrugada de este día se volvió a humedecer, “nos cayó de sorpresa la lluvia, por eso no les advertimos que trajeran sus botas”.
Avanzamos sobre el fango y paso a paso nos aproximamos a la ribera del río en donde se extienden rastros de lo que en algún momento estuvieron las fértiles plantaciones. El terreno se ve desolador, se contempla que el río ha regresado a su caudal, pero se le divisa revuelto, imponente y agresivo.
A su alrededor se observan las huellas de la destrucción, durante varios días se desbordó, invadió los plantíos y arrancó varias plantas, también arrojó gigantes árboles, que ahora atestiguan un desgajamiento gigantesco, “algún cerro se ha de haber deslavado” ya que reposan los restos de lo que en algún lugar habitaron bosques de pino rojo. Se hace notar la arena al pie de las plantas de plátano y también restos de basura, bolsas, envases de plástico y demás suciedades.
La perspectiva es lúgubre, está nublado, se siente el frío, la lluvia amenaza, es dos de noviembre, se siente la melancolía de un día de muertos, se observa la muerte, la tristeza, la incertidumbre, aquí hay duelo, solo que esa vez no hubo vidas perdidas, es la muerte de un presente, de una certidumbre y con la esperanza nostálgica de recuperar algún día lo perdido.
Avanzamos y platicamos, hacemos fotografías, y grabamos tomas de vídeo, hacemos preguntas para descifrar su sentir y poder prepararnos para la entrevista. La amenaza de lluvia se cumple y nos refugiamos bajo un árbol de cuajilote, tenemos la esperanza de que las diminutas hojas nos protejan de las abundantes gotas de agua y nos permita hacer una entrevista decente. Iniciamos, preguntamos, ellos responden, entramos en trance y nos olvidamos que llueve; ahora estamos empapados y las preguntas no cesan, los testimonios se interrumpen hasta que hacemos una pausa, tenemos que proteger los equipos de grabación y nos prestan un sombrero que funge como sombrilla. Sentimos como poco a poco la tierra se reblandece y cuando nos damos cuenta nuestros pies están sumergidos en el lodo; es la menor de nuestras preocupaciones. Sólo una persona pudo salvarse, de alguna manera se las pudo arreglar para encontrar una bolsa de basura que ahora utiliza como capa. Cada vez que lo observo veo melancolía en sus ojos, como mirando al infinito, como buscando respuestas.
Pormenores de la actividad agrícola
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La actividad agrícola desarrollada la iniciaron sus abuelos; es una actividad en herencia, es la única comunidad del municipio en donde el principal motor es el cultivo de este fruto. Nos platican que no es la primera vez que sucede, el año pasado sufrieron una inundación que afectó de igual manera a todas las plantaciones. La plantación actual llevaba solamente 12 meses y estaban a días de cosechar por vez primera.
Son un aproximado de 24 productores los afectados que en conjunto poseen un aproximado de 40 hectáreas.
Cada 15 días, en promedio, cada campesino recolecta dos toneladas de plátano. La tonelada se vende en tres mil pesos lo que significa un ingreso promedio de 6 mil pesos por quincena para cada uno. Ahora, la comunidad, ha dejado de recibir casi medio millón de pesos al mes, cifra que recuperarán hasta los siguientes 12 meses si se recibe apoyo económico de inmediato para el rescate de las plantaciones.
A simple vista se advierten plantaciones imponentes, todas con gigantes racimos de plátanos, da la impresión que no hay daños, pero éstas plantas y sus racimos ya no podrán aprovecharse ya que en los próximos días se pondrán débiles y morirán por el exceso de humedad, por contaminación del subsuelo y la gran cantidad de plagas que proliferarán.
Los racimos de plátano no tienen valor en el mercado, se encuentran contaminados; estaban a un día de cosechar después de haber esperado cerca de 11 meses. Cuando la tormenta les sorprendió, la decisión fue difícil, era cosechar o evacuar sus casas.
Lo único que se puede hacer es derrumbar todas las plantas de modo que puedan crecer los “hijos”. Para ello hay que limpiar el terreno, remover las viejas plantas, quitar toda la maleza, preparar con herbicidas, pesticidas, y fertilizantes. Una vez que se realice, las plantas serán adultas en 10 meses y en 12 darán sus primeros frutos.
Este trabajo se requiere para todas las plantaciones, comentan que es una inversión bastante grande ya que el rio dejó muy contaminado el subsuelo.
Para rescatar una hectárea en estas condiciones se requiere el trabajo de 5 hombres por el periodo de un mes. Se requiere de una gran cantidad de dinero para pagarles, solo una jornada laboral se paga a 150 pesos.
Cuando hay producción es posible financiar los gastos, pero ésta vez, será un trabajo sin goce de sueldo. “Tendré que emplearme como jornalero para solventar los gastos corrientes y tendré que dedicarle las tardes. Si lo hago en este ritmo, tendré lista una hectárea en tres meses” explica José del Pilar Santos.
Plan de Acción
Es necesario rehabilitar los caminos para acceder a las plantaciones, “requerimos que una maquina abra paso nuevamente y se engrave para evitar que los camiones se hundan, eso es prioritario”
Para agilizar la recuperación de la economía solicitan apoyos para que puedan sembrar maíz mientras se desarrollan las plantaciones, “lo podemos vender como elote o en maíz, esto nos permitirá un rápido acceso para el mejoramiento económico; si nos apoyan solamente con semilla de maíz nos damos por bien servidos”
Se requieren más de 8 mil pesos para recuperar cada hectárea de plantación.Si se hace esto inmediatamente, podrán cosechar el próximo año.
Un puente a la educación destrozado
Los niños están en riesgo de perder las clases ante la falta de recursos económicos. La comunidad cuenta con kínder y escuela primaria, pero para asistir a la secundaria es necesario acudir a la comunidad de Plan de San Luis, localizada en el municipio de Santiago Jocotepec, la cual queda al otro lado del río.
El único puente que conectaba a ambas comunidades se cayó en el año 2010 y desde aquella época jamás volvió a reconstruirse. Actualmente para poder cruzar el río es necesario pagar los servicios de una lancha. Cada estudiante que pretenda asistir a la secundaria tiene que desembolsar una cantidad aproximada de 50 pesos –20 pesos por el servicio de lancha y 30 por el servicio de transporte terrestre- esto sin contar con los gastos de alimentación. Para acudir al bachillerato implica un gasto aún mayor, los únicos planteles cercanos se encuentran en las cabeceras municipales como Tuxtepec, Playa Vicente o San Felipe de la Peña teniendo que recorrer distancias mayores a 20 kilómetros. Es un gasto –de aproximadamente 800 pesos semanales-. Para ahorrarlos, los estudiantes deben de rentar y quedarse a vivir debido a las largas distancias que tienen que recorrer.
Dada la emergencia que viven, suplican becas para que los niños puedan asistir a las escuelas mientras ellos logran reactivar la economía local. “Hacemos un pedido muy especial a las personas para que hagan conciencia que no siempre se está arriba, hay subidas y bajadas y nosotros ahorita estamos en lo más bajo. Estamos tocando fondo, por favor ayúdennos, porque hoy es por nosotros y a lo mejor mañana será para ustedes”
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En el olvido de los programas sociales
Hace más de 10 años que no reciben visitas de unidades móviles, la cocina comunitaria y almacén de alimentos de DICONSA llevan más de dos meses sin suministros y el centro de salud solo cuenta con una enfermera; “hace más de 5 meses que no recibimos la visita de un médico”.
En esta contingencia solo recibieron la visita de Protección Civil para evacuar a las familias, el presidente municipal electo acudió para llevarles despensas y agua potable y al actual no lo han visto desde el año pasado.
Muestran su descontento con las autoridades municipales. Mencionan que acuden a darles apoyos por parte de un programa partidista, “en ocasiones cuando nos entregan las despensas me piden que les cocine de la mercancía entregada, no tienen sensibilidad, agregan. “La semana pasada, cuando regresamos del albergue estábamos lavando el piso, llegaron agentes de Protección Civil y nos pidieron que les hiciéramos de comer, eran las 2 de tarde y ni nosotros habíamos ingerido alimentos”, expresa el joven Gustavo con cierto enojo.
Hasta el momento, cuestionan el nulo apoyo por parte de autoridades municipales, pues no ha recibido atención de ninguna entidad gubernamental.
Las carencias de los 132 habitantes de Santa Sofía Monterrosa son de hace años, no obstante se sienten orgullosos de ser oaxaqueños y lomabonitenses, pese a que la cercanía con Veracruz los invita a que sus trámites legales sean ahí, ellos siguen prefiriendo ser parte de la tierra de la piña y darle ese toque a plátano.
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