- La mujer del César
Luis Velázquez/ Escenarios
Veracruz.- UNO. Un gobernador líder
Lo que más cuenta en un político es su capacidad de liderazgo. Por ejemplo, bastaba la sola presencia de Fernando Gutiérrez Barrios para imponerse. La mirada de Fernando López Arias, bajito de estatura, electrizaba. Fidel Herrera Beltrán era un seductor. Da miedo la mirada de Miguel Ángel Yunes Linares.
Y a 7 días de iniciado el primer sexenio de la izquierda en Veracruz, el gobernador está lejos de un liderazgo neto, concreto y específico.
Y más, cuando luego de una semana, se ha reducido a copiar “al pie de la letra” los acuerdos de Andrés Manuel López Obrador como presidente de la república, replicando la mayor parte de sus programas sociales, hasta las consultas públicas.
Incluso, su estilo personal de ejercer el poder y gobernar.
Que AMLO convirtió Los Pinos en museo, el góber convirtió la Casa Veracruz, antigua residencia de los mandatarios, en oficinas.
Que AMLO resuelve los pendientes sociales diciendo “me canso… ganso”, aquí también.
Que AMLO anunció la amnistía política para cinco de sus antecesores, el góber jarocho ha empezado a liberar a los duartistas presos.
Por eso, el ciudadano desearía que el góber ya tuviera una iniciativa, una idea, una filosofía propia, a menos, claro, que bailar salsa también defina su gran filosofía social y política, entre otras cositas, para fortalecer a MORENA y prepararse desde hoy para ganar las elecciones de diputados locales y federales y presidentes municipales en el año 2021.
Más aún si se recuerda lo que afirmaba Napoleón Bonaparte de que un político vende esperanzas.
DOS. La mujer del César…
La hazaña electoral del primero de julio la escenificó AMLO.
De norte a sur y de este a oeste del país, nadie duda de que si MORENA ganó cinco gubernaturas y la mayoría de diputados locales en 17 estados y de diputados federales y senadores se debió a que los candidatos “se treparon en sus valencianas”.
Y aun cuando como en algunos casos, Cuauhtémoc Blanco en Morelos, MORENA, más AMLO, más el plus de Cuau, la victoria fue compartida, en el caso de Veracruz ninguna duda existe que si Cuitláhuac García hubiera ido solo en la boleta sin AMLO en otra más la derrota se habría instaurado.
Así, y para convalidarse a sí mismo y ante la población, el gobernador necesita mostrar y demostrar que es el jefe del Poder Ejecutivo Estatal, y el jefe de las finanzas y de las corporaciones policiacas, y el jefe de los penales y la vialidad, y el jefe nato de su partido, el Movimiento de Renovación Nacional, y el jefe de parte del Poder Legislativo.
Por el contrario, en los días que caminan, el góber sigue proyectando la imagen provinciana, tiesa y estirada que la población jarocha rechaza por completo, sin representar una figura emblemática y con luz propia.
Y aun cuando es, o puede ser simpático, salsero y divertido, pues hacia “el final del día” significa la última palabra en las decisiones fundamentales, hasta el tono de su vocecita que parece la de un junior chiquión ha de cambiar, aun cuando, claro, nunca pudo Javier Duarte (ni se esmeró ni se ocupó ni preocupó) cambiar su voz de pito y flauta, quizá por igual, igualito hablaba Francisco Franco, su héroe internacional.
TRES. Brillar con la luz de AMLO
La fuerza política y social de AMLO fue el eje central de la avasallante victoria de Cuitláhuac en las urnas.
Pero al momento, nadie le conoce una idea ni tampoco el desarrollo correcto de una idea como dice el politólogo Carlos Ronzón Verónica.
AMLO, por ejemplo, transmite esperanza, pero también, honestidad, y el gobernador ni uno ni lo otro.
Y si, digamos, ha conquistado corazones y voluntades se debe, primero, a que necesitan un empleo y/o sueñan con una chamba en el aparato gubernamental.
Y segundo, a la figura luminosa tradicional que arrastra un jefe del Poder Ejecutivo Estatal, dueño del día y de la noche y dueño, incluso, del destino común.
Simple y llanamente, le falta el liderazgo de que hablaba Napoleón para convencer cada vez que habla y habla y habla, sin trasmitir credibilidad.
Cuauhtémoc Blanco, el gobernador de Morelos, es futbolista y su pasado en el balompié mata su precariedad política.
El góber de Veracruz está brillando, cierto, pero con la luz de AMLO.
Papá AMLO.
CUARTO. Gobernar con dichos
Tan mal anda MORENA en palacio de gobierno de Xalapa que las ocurrencias con que están ejerciendo el poder ya se volvieron comidilla del día y la mitad de la población y la otra mitad se pitorrea.
Por ejemplo, el lenguaje entre la población civil es el siguiente cuando le preguntan sobre una acción:
“Me canso… ganso”.
Y cuando suele darse una plática ríspida donde unos se declaran más fregones que otros, dicen:
“Hasta en los perros hay clases. No nos comparen”.
Y si hay un asunto pendiente a tratarse se dicen:
“Se me cuecen las habas”.
Y si planean un fin de semana festivo, exclaman:
“Sabadaba”.
Y si se reprochan conductas frívolas se justifican:
“Soy fifí”.
Desde luego, las cinco frases bíblicas anteriores corresponden al nuevo estilo de ejercer el poder con un insólito sentido político y filosófico de los funcionarios estatales (el uno y el dos) que están llegando, digamos, con tanta efectividad que la población lo ha adoptado como suyo.
Pero al mismo tiempo, revela el estado mental y sicológico y cultural de cada uno.
Solo falta que alguna Casa de Cultura edite el cancionero Picot con las mejores frases populares definiendo a la nueva elite gobernante y regale el librito ahora para navidad.