Luis Velázquez/ Escenarios
Veracruz.- UNO. Veracruz, cementerio de migrantes
En el día 45 de la Cuitlamanía, cuando ya iban doscientos cadáveres, y un trailero fue asesinada en Papantla y su esposa herida, y un hombre ejecutado y encajuelado en Acayucan, y asesinado un limpiaparabrisas en la ciudad de Veracruz, y una joven de 16 años ejecutada en Orizaba “asegún” por un policía o ex policía dice el boletín, la profecía del sacerdote de la Teología de la Liberación, José Alejandro Solalinde Guerra, se cumplió, digamos, como el día del Juicio Final.
En el puerto jarocho, que pronto cumplirá 500 años fundado por el sifilítico Hernán Cortés (así llegó de España, bueno que para la enagua, infectado), un migrante más, hondureño ahora, fue asesinado.
Su cuerpo, maniatado. Se llamaba Merlín Noel Rocher. 40 años. Envuelto en un sarape. Con heridas de arma punzocortante. El cadáver, tirado a la entrada de una casa en la calle Juan Enríquez y Víctimas del 5 y 6 de julio.
Su esposa lo identificó. Samanta Vidal, de 24 años.
Vivían en la zona de los mercados. Pedían ayuda en las calles y avenidas. Soñaban con llegar a Estados Unidos, el paraíso terrenal para los migrantes de América Central (Honduras, Guatemala, Salvador y Nicaragua).
El nombre de Veracruz en la Cuitlamanía, el primer sexenio de izquierda en la tierra jarocha luego de 74 gobernadores del PRI y uno del PAN, en las grandes ligas del continente en el rubro de la inseguridad, la zozobra y la incertidumbre.
Al momento, menos de dos meses después, van dos centroamericanos asesinados en Veracruz del primero de diciembre a la fecha.
La primera fue una mujer. Emboscada con otros migrantes en los límites de Isla y Rodríguez. Ella, originaria de Guatemala, asesinada. Cuatro migrantes, entre ellos, un menor de edad heridos.
En la yunicidad, por ejemplo, y salvo lo que indique Solalinde, un centroamericano fue asesinado. Era camarógrafo. Edwin Rivera Paz, el 9 de julio del año 2017. Huyendo de la violencia en Honduras encontró la muerte en Veracruz. Nunca, sin embargo, lo aceptó Miguel Ángel Yunes Linares. Tampoco su secretario de Seguridad Pública, Jaime Téllez Marié. Ni su Fiscal carnal, Jorge Wínckler Ortiz.
En el duartazgo, Solalinde lo dejó claro.
Veracruz, dijo, es un fosario de migrantes, la peor entidad federativa en el paso de los ilegales a Estados Unidos.
Tiempo aquel cuando Javier Duarte enviara al sacerdote unos evangélicos irascibles gritándole en el café La Parroquia de la avenida 16 de septiembre, que era un curita incómodo e indesable.
Ahora, en la Cuitlamanía, van dos migrantes (una de Guatemala y otro de Honduras) asesinados.
“Vamos bien y vendrán tiempos bonitos y mejores” ha dicho el góber de AMLO.
DOS. Omisa secretaría de Seguridad Pública
Asesinada en los primeros días de diciembre del año 2018 la guatemalteca, al momento, el silencio de la secretaría de Seguridad Pública.
Y el silencio de la Fiscalía.
Y el silencio de la cónsul de Guatemala en Veracruz.
Y el silencio de las ONG.
Y el silencio de las académicas de la Universidad Veracruzana que llevan la estadística de la muerte y de los feminicidios, claro.
Y el silencio de los diputados locales de la LXV Legislatura.
Mientras, la directora de esa cosita llamada “Cultura de Paz y Derechos Humanos”, Mayra Ledezma Arronte, es optimista, rayando en la utopía.
Primero, rechazó que el gobernador y el Fiscal se estén “echando la bolita” en el tema de la inseguridad cuando hacia el día 46 van doscientos seis muertos, de los cuales, 27 son feminicidios y 38 secuestros.
Y segundo, reveló que apenas, apenitas, apenititas “se está conformando el plan estatal para integrar todas las políticas del Estado y conformar las agendas”.
Y tercero, incendió más la pradera contra el Fiscal Jorge Wínckler Ortiz a quien, de pasó, señaló de ineficiente, digamos, para así congraciarse con Cuitláhuac García, pues, ha de recordarse, el cargo público le llegó luego de abanderar la causa de los Colectivos, se ignora si con cálculo político a corto y mediano plazo.
El caso es que la Ledezma omite lo fundamental como es señalar que la secretaría de Seguridad Pública es el primer filtro para garantizar el Estado de Derecho.
Por eso mismo, el migrante de Honduras asesinado en la ciudad de Veracruz del alcalde Fer Yunes Márquez.