Luis Velázquez | Barandal
04 de agosto de 2021
ESCALERAS: Desde hace 18 años, Paulino Martínez dejó su pueblo, Medellín, y se fue a Estados Unidos de migrante y sin papeles.
Se arraigó en Texas donde siembra y cosecha pistache en un rancho y vive en el rancho y cada día lo despiertan las vacas mugiendo y los becerritos ansiosos atrás de sus madres para pegarse a la ubre.
Desde entonces, nunca ha vuelto al pueblo. Es soltero y pareciera que hasta se llevó el cordón umbilical.
De entrada, su argumento es que si regresa a Veracruz, le será difícil entrar de nuevo a EU, y más, así como está la política migratoria del país vecino.
PASAMANOS: Se fue de Veracruz por la errática política económica con cero creación de empleos. Más, mucho más, en las regiones rurales para, entre otras cositas, arraigar a la gente, a los hombres, a los jefes de familia, a los hijos.
Y más, con apenas estudios básicos, como de hecho y derecho es la ley universal no escrita, pues está cañón que un campesino, padre de familia, financie el bachillerato y la universidad a los hijos.
CORREDORES: Paulino Martínez se mantiene soltero y cada mes envía el dinerito a los padres y fotos en su trabajo y en sus incursiones en la ciudad donde vive.
Y los padres y los hermanos también le envían fotos de la familia y del pueblo y de los sobrinos que siguen llegando al mundo como los conejitos.
Desde luego, allá tiene y ha tenido aventuras del corazón y del cuerpo, pero nada en serio, dice. Está por cumplir los cuarenta años y la familia le sigue latiendo por encima de todo. La pobreza y la miseria de los suyos en el pueblo.
BALCONES: No tiene hijos. Pero tiene montón de sobrinos, a quienes trata como propios. Par de hermanas se han encargado de multiplicar la familia.
Allá le va bien y está contento porque le alcanza para enviar dinerito extra que los padres utilizan para terminar de construir una casita digna para ellos y también para las dos hermanas.
Primero, dice, la familia, y luego ya veremos. Más, porque una hermana está divorciada y el padre de sus hijos salió más irresponsable que Juan Charrasqueado.
PASILLOS: En Texas ha integrado una especie de comunidad con paisanos de Veracruz. Nadie es líder y únicamente existe un coordinador general de las actividades en común y que semestre es renovado para que así todos tengan la misma posibilidad.
Además, para que nadie crea que es poderoso, pues el poder, de todo tipo, suele crear adicción. Y los dueños del poder suelen volverse soberbios y mesiánicos.
En el caso, están unidos para apoyarse en cualquier emergencia. Más, con los vaivenes de la política migratoria, por ejemplo, Barack Obama, Donald Trump y Joe Biden, quienes con todo y los golpes de pecho cada uno apuesta a deportar a los paisanos.
VENTANAS: Paulino Martínez vive allá, pero está aquí. Los padres, las hermanas y los sobrinos lo jalan para vivir pendientes de todos.
Los amigos, paisanos en el otro lado, le dicen que su familia se sacó el premio mayor del Melate con él a partir de que continúa soltero y siempre cuidándose de embarazar a una pareja efímera.
Los domingos en la mañana suele pegarse al celular hablando con su señora madre y su padre, contándose historias de allá y de Medellín y echándose las carcajadas más resonantes de la vida como si llevaran dos o tres cartones de cerveza.