Redacción El Piñero
México – Claudia Sheinbaum, la primera mujer presidenta de México, se enfrenta a un desafío crucial en su lucha contra la violencia y el narcotráfico. A diferencia de su predecesor, Felipe Calderón Hinojosa, cuyo enfoque militarizado desató una guerra que ha dejado profundas cicatrices en el país, Sheinbaum propone una estrategia centrada en las causas de la violencia.
Según el periodista Epigmenio Ibarra, los líderes que inician guerras sin considerar sus consecuencias son “demagogos y cobardes”. La guerra contra el narcotráfico impulsada por Calderón ha provocado miles de muertes y un legado de desconfianza y desolación que ha afectado a generaciones. Las heridas abiertas por esta estrategia bélica han llevado a muchas comunidades al borde del colapso social.
En contraste, Sheinbaum ha demostrado ser una líder distinta. Durante su gestión en la Ciudad de México, logró reducir los índices delictivos sin recurrir a medidas extremas. Su enfoque se basa en atender las raíces de la violencia, como la pobreza, la falta de oportunidades y la descomposición social. A pesar de las críticas de la oposición conservadora, que cuestiona su método, ella se mantiene firme en su compromiso por construir un México más seguro y justo.
La presidenta Sheinbaum tiene ante sí una oportunidad histórica para impulsar la “cuarta transformación” del país. Su liderazgo podría marcar un cambio significativo en la política mexicana, priorizando la vida, la justicia y la paz. Al enfocar sus esfuerzos en la prevención y en la creación de condiciones que desalienten la violencia, busca un futuro donde la seguridad no dependa de la represión, sino de la inclusión y el desarrollo social.
El desafío es monumental, pero la visión de Sheinbaum podría ser la clave para cerrar la herida que dejó la administración de Calderón y comenzar un proceso de sanación en una nación que anhela paz y justicia.