Jorge Nuño Jiménez| El Universal
México.- La semana pasada nos enteramos de un nuevo amanecer para el sur-sureste, muy especialmente en la región de Oaxaca, el arranque y puesta en marcha de grandes obras de infraestructura de gran alcance, cargadas de futuro, inspiradas en comunicar a pueblos aislados y olvidados. Es muy loable la coordinación y cooperación del gobierno de esa entidad federativa y del gobierno federal. No obstante, de pertenecer a distintos partidos, encontraron un camino de concordia y cooperación en bien de la población.
Dignas de encomio son las obras de gran calado, que comunicaran a la capital oaxaqueña con el Istmo de Tehuantepec, se proyecta un puerto de contenedores, 10 parques industriales, un ferrocarril moderno, una carretera de alta velocidad. Estas obras se unirán con Tren Maya que en su recorrido comunicará a las entidades de Chiapas, Quintana Roo, Tabasco, Campeche y Yucatán, creando una ruta de prosperidad para el Sureste.
Este es el mejor homenaje al símbolo de nuestra dignidad, Benito Juárez. Impulsando a Oaxaca como un nodo de comunicaciones rápidas y seguras, con sus destinos turísticos de la costa como es Huatulco y Puerto Escondido. Lo anterior sin duda atraerá nuevas inversiones nacionales y extranjeras.
Es notable que con estas vías de comunicación se logrará el progreso y la modernidad de los sectores agrícola y pecuario existentes. La integración con el eje transístmico del Puerto de Salina Cruz a Coatzacoalcos, que fuera un viejo sueño actualmente hecho realidad fomentará el desarrollo de nuevas actividades económicas.
Las arterias Barranca Larga-Ventanilla y Mitla-Tehuantepec, darán un empuje al potencial turístico de Huatulco y Puerto Escondido, propiciando un mayor crecimiento y creación de empleos en la zona. Actualmente, el recorrido entre la ciudad de Oaxaca y la costa es de seis horas y media, con las nuevas obras será de solo dos horas y media. Estas vías permitirán a la población acceder a servicios de educación y salud con mayor oportunidad, fomentarán la actividad económica, reduciendo los costos de transporte para sus bienes.
El estado de Oaxaca posee enormes recursos naturales, culturales, e históricos, está bañada por el Océano Pacifico. Una vez terminadas estas obras constituirán un verdadero “pacto social”, restituyendo a la población su “derecho al desarrollo” y materializando la redistribución de la riqueza y erradicación de la pobreza.
Los proyectos anteriores, se inspiran sin lugar a duda en el fomento a la modernidad, bajo un modelo sustentable, que conduzca a través de la educación e innovación, a la sociedad del conocimiento. Inspirando confianza y fe en el porvenir de la región del sureste que permanecía abandonada.
La sociedad mexicana reclama a sus gobiernos tanto federal como estatal, un nuevo proceso de cambio con rumbo y justicia social, que aproveche estas comunicaciones para el bien de la población.
En medio de la tormenta y crisis por esta pandemia que ha paralizado a la economía mundial, erigiéndose como una “espada de Damocles”, México no se queda inmóvil impulsa el cambio, entiende que toda crisis es oportunidad, abandonando etapas de confort, incuria y dejadez, en pos de un nuevo paradigma de transformación económica, social y cultural, declarándole la guerra a la verdadera enfermedad: la pobreza y la miseria.
México tiene un nuevo destino en el concierto de naciones, ser un actor respetable y respetado.
Director del Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo
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