•Eje del mal en Veracruz
•La visión de Manuel Huerta
Luis Velázquez/ Barandal
Veracruz.- ESCALERAS: El súper delegado federal, Manuel Huerta, ya describió el monstruo social de Veracruz. Y su magnitud es inverosímil por los estragos incalculables.
Lo dijo en 4 palabras, 4 conceptos: Veracruz está envuelto,
digamos, atrapado entre la espada y la espada, en “los feminicidios, secuestros
y desaparecidos”.
Son, claro, la pesadilla nacional. Pero en todo caso, allá cada gobernador que
resuelva sus pendientes como pueda. Veracruz es el infierno, y aun cuando los
carteles ya estaban aquí cuando Cuitláhuac ascendió con MORENA y gracias a AMLO
al trono imperial y faraónico, 7 meses después aquí continúan.
PASAMANOS: Los secuestros tienen a Veracruz en el primer lugar
nacional. Al momento, van 128 feminicidios. Y 42 menores asesinados, la mayoría
de 17 años de edad. La violencia ha dejado mil 37 crímenes, mil 37 cruces en
los panteones, mil 37 hogares enlutados, ene número de niños huérfanos y
mujeres y hombres viudos.
Por eso, con toda la entereza y firmeza, y la autoridad política y social y
moral, el delegado federal puso “el dedo en la llaga purulenta” como dice el erudito
clásico.
7 meses después, los 8 millones de habitantes de Veracruz en el infierno. Un
infierno llamado Veracruz.
CORREDORES: El delegado fue a Córdoba (Diario de Xalapa, Itzel
Molina). Y enfrentó “el toro por los cuernos”. La seguridad y la procuración de
justicia son problemas centrales, dijo.
Primera vez que un funcionario de MORENA reconoce la realidad inevitable.
Claro, todo el país está igual. O peor. Pero, y como en el caso local, “las
cifras negras del delito todavía son muy superiores a las expectativas de
cualquier gobierno”.
Toreó Manuel Huerta con elegancia.
Nadie pensaría, por ejemplo, que habló así como si fuera un asunto inducido.
Cierto, hay jaloneos en la cúpula del poder, a estas alturas, históricas. Caso
del gobernador y el fiscal. Y allá cada quien con sus monstruos, pues, mientras
por un lado, la inseguridad está ahí, todos los días, causando estragos, por el
otro, significa una olla de presión social.
BALCONES: Y una olla de presión social por lo siguiente:
Ha de recordarse que con todo y tráfico de influencias, Miguel Ángel Yunes
Linares para heredar el cargo a su primogénito, y Javier Duarte, con todo y
empresas fantasmas, fueron derrotados en las urnas con sus candidatos a
gobernadores por la inseguridad y la impunidad, las hermanitas gemelas
siniestras y sórdidas.
Y en el año 2021 habrá elecciones de los 212 presidentes municipales, casi mil
síndicos y regidores y los 50 diputados locales y los veinte federales.
Nadie de la izquierda desearía que el 2021 fuera un referéndum pero en contra
para MORENA, y para AMLO, por culpa de Cuitláhuac.
PASILLOS: Fiel a su estilo personal de ejercer el poder de
defender lo indefendible, caso Eleazar Guerrero, “El primo-gate”, el góber se
la ha pasado abogando con pasión revolcada al secretario de Seguridad Pública
mientras el tsunami de la violencia ahoga y estrangula toda posibilidad social,
y toda esperanza, y toda fe en un destino digno.
Incluso, hasta se siente y presidente que por encima de la tranquilidad de los
8 millones de habitantes de Veracruz, para el góber está la paz interna de Hugo
Gutiérrez Maldonado.
Y por eso, a pesar de que los carteles y cartelitos siguen adueñados de la vida
pública y la agenda social en Veracruz, Cuitláhuac defiende al titular de la
SSP, de igual modo como Javier Duarte enloquecía abogando por Arturo Bermúdez
Zurita. Y Miguel Ángel Yunes Linares por Jaime Téllez Marié. Y Miguel Alemán
Velasco por Alejandro Montano Guzmán. Y Agustín Acosta Lagunes por Felipe
Amadeo Flores Espinoza.
VENTANAS: El delegado federal está centrado en los programas
sociales de AMLO. Es su encomienda, tarea, objetivo y responsabilidad.
Y por lo pronto, además, los únicos programas sociales que están llegando a la
población urgida y necesitada y de los que debe rendir informe al Palacio Federal.
Pero al mismo tiempo, como un estudiante aplicado de posgrado (estudió dos
carreras, Sociología y Derecho en la Universidad Veracruzana al mismo tiempo),
todos los días, desde el primer de diciembre del año anterior, asiste de 7 a 9,
10 de la mañana a las juntas cumbres sobre la seguridad pública en el palacio
de Xalapa.
PUERTAS: Alterna, entonces, con la secretaría de Seguridad
Pública, cuyo titular maneja, además, los penales y las delegaciones de
Tránsito.
Y con las secretarías de la Defensa Nacional y Marina.
Y desde ahí, está pendiente, lleva el seguimiento, mantiene el pulso social de
Veracruz y participa en la toma de decisiones con la reflexión serena y lúcida.
Y por eso mismo, está informado y sabe y se ocupa y preocupa de que los
feminicidios, los secuestros y los desaparecidos integren a los jinetes del
Apocalipsis en la era Cuitláhuac.
CERRADURAS: Dijo el delegado federal:
“Me preocupa mucho el tema de los desaparecidos y que es un grave problema
social”.
Social, cierto, pero más, mucho más, familiar. Número incalculable de niños
huérfanos. Y de viudas y viudos. Y de padres ancianos a la deriva social. Y de
un número creciente de cruces en los panteones.
Pero más todavía, el eje central, la angustia, la incertidumbre y la zozobra en
cada nuevo amanecer preguntándose cada madre y cada padre y los hermanos y los
parientes si el familiar desaparecido está vivo.
Y si está vivo si estará bien. Si lo habrán golpeado. O torturado. Si habrá
comido. Si habría sido torturado. Intimidado. Amenazado.
Y lo peor, si está muerto dónde fue sepultado, digamos, en una fosa
clandestina, y en una de esas, en una fosa cavada por él mismo para placer
siniestro y sórdido de los secuestradores.
PATIO: Es el Veracruz que estamos padeciendo. Una larga y brutal
pesadilla. Un Veracruz que nunca nadie vislumbró. Y lo peor, que en el largo y
extenso túnel ninguna lucecita de fe y esperanza se prende como si la vida
fuera, o de plano es, un viaje al infierno.
Feminicidios, secuestrados y desaparecidos resumen la era Cuitláhuac. Y apenas
van 7 meses…