- El barco de la muerte
- Imagen atroz de Veracruz
- Una familia feliz
Barandal
Luis Velázquez
Veracruz.- A la manera de Juan Villoro
ESCALERAS: Un par de fantasmas cabalgan en Veracruz. El fantasma uno, los carteles disputando la plaza jugosa. Y el fantasma dos, el gobernador Yunes con una política reactiva siguiendo la agenda setting de la incertidumbre y la zozobra.
Son, claro, fantasmas reales. Nada de ciencia ficción. Incluso, hasta pudiera escribirse que el fantasma dos es una copia Xerox de Javier Duarte, porque las cosas están igual o peor que antes.
Otro fantasma, sin embargo, pudiera anotarse. “La noche tibia y callada” de Agustín Lara, convertida en un bacanal de sangre. Y sangre, con frecuencia, de gente inocente.
Y como “las cosas suceden de otro modo” (Yunes, por ejemplo, juró y perjuró que un semestre le bastaba para pacificar el estado), entonces, “el tiro de la muerte” sigue causando estragos.
Los carteles, por ejemplo (fantasma uno), han llevado a Veracruz en el primer lugar nacional de feminicidios y de huachicoleo y de trenes descarrilados.
Y el Yunes azul (fantasma dos) detuvo a una banda de secuestradores que operaban en Poza Rica (viernes 22 de junio) y el juez les dictó ciento veinte años de cárcel.
Ellos, cinco sicarios en total, entre ellos, una mujer con nombre sabroso, Iris Odette, habían asesinado y degollado al taxista Juan Ricardo Moreno Díaz, alias ‘La cobra’, y ahora, la vida les será insuficiente para pagar el delito.
Pero ni así, el fantasma uno se repliega.
PASAMANOS: El domingo 24 de junio los malandros ejecutaron a dos personas en Acayucan.
Y en Córdoba, asesinaron a otro hombre de unos 30 años.
Y el mismo día, ejecutaron a un par de meseros en Tecolutla.
Y un día, anterior, el 23, en Boca del Río degollaron a una dama en la colonia Lázaro Cárdenas y de ñapa también mataron a un perrito y a un gatito, mascotas de la víctima.
Y en el río Coatzacoalcos arrojaron tres cadáveres que flotaron aguas abajo, uno de ellos envuelto en un sarape con cal encima y que, bueno, algún significado tendrá.
Y en Fortín de las Flores se llevaron al dueño de una marisquería.
La página roja de los medios llena de sangre.
Un voceador lo dice así:
Si sacudes el periódico escurre sangre.
Y si lo agitas más, caen unos huesos.
Y si continúas sacudiéndolo, entonces brotan cadáveres.
Así va la vida. El fantasma uno con pasos adelante que el fantasma dos.
CORREDORES: En la navidad del año 2016 creímos que habíamos llegado al paraíso.
El Yunes azul venía precedido por varias auras.
A: Su fama de broncudo, fajador y peleador callejero.
B: Su fama como alto funcionario en el sistema de seguridad nacional de Vicente Fox.
C: Su fama de que con Felipe Calderón se soñaba en el gabinete de seguridad, pero Felipe Calderón lo envió al ISSSTE pensando en que algún día, en aquel sexenio federal, sería candidato a gobernador.
Es más, creíamos que habíamos tomado “el cielo por asalto”.
El paraíso terrenal con un Veracruz en paz y tranquilo.
Casi diecinueve meses después solo quedaría repetir la frase bíblica de Nelson Rodríguez, cuando escribiera:
“Y si los datos (y los hechos) no nos acompañan, pues peor para los datos” (y los hechos).
Con todo, el fantasma dos es un fantasma tan efectivo y exitoso que, por ejemplo, ya logró uno de sus legítimos sueños como es la presidencia municipal de Veracruz para uno de sus hijos y empuja a otro hijo, en tanto un tercero se encarga de los negocios, al mejor estilo kennedyano del siglo pasado.
Igual, igualito que cuando Ruggeri le gritó a Bilardo en el Mundial de 1986, el fantasma dos podría exclamar: ¡Ganaré la gubernatura!
Sí, le podríamos revirar todo, pero los malandros siguen metiendo goles y de cabeza.
Si Benito Juárez, el héroe histórico de “ya saben quién” impuso a un montón de familiares en cargos públicos y Francisco Ignacio Madero, el otro héroe de aquel, nombró a su hermano Gustavo ministro sin cartera, entonces, el trono imperial y faraónico para el primogénito solo es justicia divina, justicia a secas, “y un poquito de gracia”, claro, como “La bamba”.
CORREDORES: Hacia fin de año del 2016, en el estado jarocho se creía que el grito de guerra en las marchas, pero también en los campos de fútbol de “¡Sí se puede!” era el anticipo de un Veracruz diferente al Veracruz de Javier Duarte y de “su monstruo”, el Fiscal y el ex secretario de Seguridad Pública, presos en el penal de Pacho Viejo.
Es más, pensábamos que la fe renovaría los votos de la esperanza.
Y aun cuando de acuerdo con el sicólogo está claro que a veces deseando las utopías con intensidad las cosas se cumplen, el único que en verdad las deseó de manera volcánica como un político obsesivo fue el gobernador, pues es el único que sigue rozando el cielo con la yema de sus dedos.
Ningún padre de México puede sentirse tan ferozmente orgulloso, feliz y realizado como él.
Y desde luego, los malandros, pues ellos continúan fermentando en tierra fértil.
El resto de la población es como Penélope, que cada noche tejemos la posibilidad de un día en paz y al día siguiente despertamos a la pesadilla, como Sebastián Alpuche, el joven de 18 años secuestrado en Nanchital y por cuyo rescate sus padres pagaron un millón y medio de pesos y fue asesinado y le sacaron los dientes y tiraron su cadáver en una laguna.
Su cadáver fue llevado a la escuela donde estudiaba con gritos desgarrados y desgarradores de sus compañeros, la imagen atroz que encarna el Veracruz de la yunicidad.