Vivir en sociedad plural
Luis Velázquez/ Escenarios
Veracruz.- UNO. Un político con oficio
Edel Álvarez Peña es un político de oficio y con oficio. Desde su aparición en el mundo político de Veracruz y la Ciudad de México en el siglo pasado abrazó la política y la administración pública como eje central de su vida. La vida le ha sido generosa. Consciente de sus alcances, se ha mantenido en el poder. Cerca y lejos de los jefes de jefes. Institucional. Con las neuronas por encima del hígado y las pasiones desaforadas. Calculando los pasos. Midiendo los hechos. Evaluando riesgos. Incluso, y como reza el Eclesiastés, “amarrándose la lengua”.
Por eso, caminó en los tiempos priistas del país y Veracruz. Y en el tiempo azul. Y ahora, cohabita, el gran término francés para referirse a la relación de las elites políticas, con MORENA.
Dice:
“La relación cordial y de respeto con el gobernador permite al Poder Judicial que trabajemos juntos por Veracruz”.
Y más, en un capítulo social cuando la población reclama justicia pronta y expedita.
DOS. Nunca pelear con el góber
“Cara de niño”, un eje rector ha tenido en su vida pública. Por ejemplo, nunca pelearse con el gobernador en turno ni con los secretarios del gabinete legal, incluso, ampliado, pues si cada sacerdote tiene su capilla, cada político tiene su feudo. Y su tarea y responsabilidad, claro.
Y más si se considera que enfrentarse con el jefe máximo es tanto como pelearse, digamos, con la cocinera.
Un día en un comedor estudiantil del MOCEV, el frente universitario del siglo pasado en Xalapa, un abonado peleó con la cocinera y en respuesta, la cocinera lo dejó sin desayuno, comida y cena. En venganza, escribió una novela corta intitulada: “La gorda debe morir”. La cocinera, excedida de peso, jamás, sin embargo, concedió una tregua.
Nada, pues, se gana por chocar con el jefe de jefes. Y por el contrario, el desgaste es canijo. Y lo peor, “a la primera de cambios”, el jefe te destituye, como Javier Duarte, por ejemplo, quien sin rendir cuentas a nadie cambió a 85 funcionarios, y le valió.
TRES. Vivir en una sociedad plural
Edel Álvarez entregó equipos de cómputo a personal del distrito judicial de Coatzacoalcos, la tierra donde quedó a vivirse, y en su discurso aseguró que el gobernador “ha sido muy respetuoso con el Poder Judicial”.
De Poder Legislativo a Poder Judicial, el respeto institucional en una vida democrática, y/o en todo caso, en una sociedad que busca la mejoría democrática.
Incluso, resumió los 5 meses y medio del gobernador revelando que tocó las puertas ante la secretaría de Hacienda y Crédito Público “para iniciar la construcción de las ciudades judiciales” y que pronto serán construidas en Las Choapas y Uxpanapa.
Entonces, pinceló su filosofía social:
“No cabe duda, dijo, que cuando trabajamos en equipo los más beneficiados son los ciudadanos y esa debe ser la premisa de cualquier funcionario; la única manera de que caminemos juntos y logremos todos volver al camino del desarrollo y de la seguridad va a ser la integración de las autoridades”.
Se ignora si su discurso sea hijo de las circunstancias sociales en Veracruz. Acaso sus palabras llevarían chanfle como aquello de “te lo digo Juan para que lo escuches Pedro”. Mensaje subliminal para ser escuchado en el otro lado del charco.
Pero con todo, constituye su vivencia y experiencia en los días que caminan.