Por: Luis Velázquez
Desde un principio, Francisco Ávila Camberos condicionó la posible candidatura externa del PRI a la alcaldía jarocha… a la decisión familiar.
Y aun cuando haya sido “al cuarto a las doce”, el mero día en que estaba anunciada, significaría que en su familia el asunto fue debatido, como enseñaban Sócrates y Platón en la plaza pública de Grecia, punto por punto, minuto a minuto, con un gran cabildeo de parte y parte.
Así, y sin el apoyo de su esposa e hijos, el ex presidente municipal y ex diputado local y ex coordinador de Puertos y Marina Mercantes, siempre en la militancia panista, y cuando “toda mi familia se opuso”, rechazó la nominación.
Cierto, al mismo tiempo se concitó un huracán político, social y económico fuera de serie.
Por un lado, “el apoyo nunca llegó”, dijo.
Y el apoyo, digamos, institucional, dentro del partido tricolor y/o el verde, para lanzar la precampaña y la campaña.
Además, “sin el apoyo familiar sería reingresar a la política, dice, con el pie izquierdo”.
Sería, digamos, algo así como la gran aventura disidente al partido oficial cuando José Vasconcelos, en 1929, se lanzó como candidato presidencial en contra de Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, con toda su integridad paseando en el mundo y con toda la efervescencia juvenil de aquellos tiempos, pues en su cruzada electoral participaban, entre otros, Adolfo López Mateos y Alejandro Gómez Arias, el primer novio de Frida Kahlo, y el intelectual y académico más polémico y controvertido.
Ávila Camberos, de hecho y derecho retirado de la política-política, fue un político honesto.
Pero si se hubiera lanzado, habría vivido un infierno. En casa y en la campaña, sin el respaldo necesario y suficiente.
Se entendería entonces que con todo y su voluntad de engrandecer el destino común, lanzarse a una campaña sin el respaldo partidista, significa, digamos, una derrota anunciada.
Además, y en todo caso, eran el PRI y el PVEM quienes saldrían beneficiados, y si las elites se llenaron de soberbia y petulancia, entonces, allá ellos.
Sin Ávila Camberos, y salvo un milagro, el tricolor está perdido ante la inminente candidatura del panista y senador con licencia, Fernando Yunes Márquez.
Y más con un padre cien por ciento apapachador como Miguel Ángel Yunes Linares, quien apostará todo su capital político, social y económico al triunfo en las urnas del hijo bienamado.
FILOSOFÍA SOCIAL DE UN HOMBRE
En carta a la redacción, Ávila Camberos también dice que “las posibilidades de ganar la contienda las consideré muy complicadas, porque una parte del priismo me consideraba un advenedizo y otra en el panismo me consideraría un traidor”.
Suena lógico, claro, el argumento de convocar la postura de las tribus y hordas de los dos partidos.
En el lado del tricolor, los renegados lo habrían mirado así.
Bastaría referir que el llamado G50, el grupo de los cincuenta militantes que se han integrado, miraba con simpatía la posibilidad.
Es más, el lunes 20 de marzo estaban más felices porque el ingeniero había aceptado la nominación que por celebrar el natalicio de Benito Juárez, uno de los héroes nacionales propiedad del PRI.
Y si en el panismo lo consideraban un traidor, Fernando López Arias, gobernador de Veracruz de 1962 a 1968, decía que “el peor gendarme de un hombre es su conciencia”.
Y si algunos panistas, en efecto, lo llamarían traidor por aceptar la postulación, allá ellos, si Ávila Camberos estaría en paz consigo mismo.
Por eso, ninguna duda cabe que la reculada se debió a la actitud de la familia…, que sus razones de peso tendrá.
Sólo así podría entenderse la filosofía ética y social del ex alcalde.
Incluso, también connota que “la mayoría de mis amigos consideraba un grave error el ir abanderado por otro partido. Fueron muchos los que me llamaron para preguntarme si se me había zafados un tornillo”.
Ningún tornillo zafado. Al contrario, si es cierto que el único patrimonio de un ser humano son los amigos, habrá de agradecer la opinión amical, pero en la hora serena y fría de la decisión, en la soledad de la madrugada, en el diálogo consigo mismo, lo único que cuenta es uno mismo.
Ya parece que un hombre como Ávila Camberos andaría feliz en la vida con la opinión de los demás cargando como un fardo en la espalda y en las neuronas.
EL PRI… EN LA ORFANDAD
Sopesó Francisco Avila “todos los pros y contras” y la familia fue decisiva.
Ahora, una priista describe el estado de ánimo político y social de las elites rojas, pues se están quedando sin caballo a mitad del río, y además, el río crecido y desbordado:
“Los calzones se nos cayeron”.
Gustavo Sousa Escamilla, el eterno aspirante, ya declinó, porque estaba seguro de que Ávila Camberos iría, además, claro, de que se atravesó la intriga de una parte de la cúpula roja.
“El rey de la basura”, el oaxaqueño ex diputado local, empresario Nino Baxzi, anunció que buscaría la candidatura a la alcaldía, pero por el PVEM de Fidel Herrera Beltrán.
El gasero Enrique Cházaro sigue pecando de ingenuidad y de indecisiones, además de que le caería mal ser “plato de segunda mesa”.
Hay por ahí otros aspirantes, unos impulsados por el alcalde Ramón Poo Gil, que suenan a “nacidos para perder”.
Si el PRI lanzara, digamos, a Fernando Arteaga Aponte como candidato y quien en cada proceso levanta la mano sería un suicidio, algo así como entregar el palacio a la Yunicidad, sin pelear en el ruedo electoral.
A otros priistas les faltó tiempo y espacio, quizá audacia y temeridad, oportunidades sin duda, para crecer lo necesario.
El PRI, en la peor orfandad política, social, electoral y económica… de su vida, luego de que Ávila Camberos, el candidato del alcalde Ramón Poo Gil y la delegada federal de la SEDESOL, Anilú Ingram Vallines, colgó los guantes ratificando su retiro de la política.
Apenas, apenitas están aprendiendo a ser oposición.