Por: Carlos Abad/Moisés Castro/El Piñero
Tuxtepec, Oaxaca.- En un camino de polvo, solitario, totalmente ajeno al interés gubernamental, Samanta de 21 años fue víctima de rapto. Un sujeto le salió al paso y se la llevó para intentar hacerle daño, pero la unión del pueblo, reforzado con el auxilio policíaco, logró que fuera liberada y la detención del presunto infractor.
Es lunes, 12 de agosto de 2019. Alrededor de las 14:00 horas, una llamada al número de emergencias 911 alertó el secuestro de una joven en las inmediaciones del puente Sumatra, por lo que corporaciones de seguridad se movilizaron para atender el caso.
Al llegar a la zona, habitantes de la comunidad de San Rafael ya se encontraban buscando a la chica de quien se supo fue intervenida por un sujeto armado cuando esta circulaba por el puente Sumatra y en compañía de una amiga, quien logró huir y pedir ayuda.
En suma de esfuerzos, elementos de la Policía Estatal se sumaron a las labores de rescate que inicialmente habían iniciado los pobladores, quienes provistos de machetes y palos, se internaron entre matorrales y cultivos de caña para localizar a la infortunada.
Fueron cerca de dos horas de angustiante labor las que separaron a Samanta de los suyos. Para su fortuna, pudo ser localizada y puesta a disposición de las autoridades y personal médico. Mientras que su agresor también fue intervenido y sujeto a la Ley.
En este operativo, se constató que unos quince elementos de la Policía Estatal, a cargo del comandante Pedro Ramos González, fueron quienes hicieron efectiva la captura del presunto infractor para ser puesto a disposición de la Fiscalía General del Estado (FGE).
De acuerdo a vecinos de San Rafael, en su comunidad no existe seguridad pública. Y a pesar de que han solicitado su auxilio, en virtud de constantes robos y asaltos, el gobierno de Fernando Bautista Dávila los ha ignorado.
Por tal motivo, decidieron armarse de valor y establecer retenes de seguridad en distintos puntos de su jurisdicción con la finalidad de autoprotegerse, pues estudiantes, amas de casa, profesionistas y campesinos son quienes transitan en desamparo y amén de la delincuencia.
El rapto de Samanta, una estudiante que se esfuerza por salir adelante cuyo papá es campesino y vende agua para llevar el sustento a su hogar, exhibe una vez más la nula asistencia de seguridad pública. De pueblos de Tuxtepec convertidos en zonas de nadie y donde los tequios de paz son los que menos interesan a un gobierno que ha decidido enfilarse a otro proceso electoral, pues su presidente ya inició campaña rumbo a la diputación federal.