•El paraíso terrenal
Luis Velázquez/ Escenarios
Veracruz.- UNO. Testigo de la historia
El ingeniero Anthar Kuri Huerta es un privilegiado. Por ejemplo, ha sido testigo de una parte de la historia local y nacional.
A los 22 años de edad comenzó a laborar en la Junta Federal de Mejoras Materiales, Alberto Tapia Carrillo titular, después Comisión Regional de Agua y Saneamiento (C.R.A.S.) y al final el extinto Sistema de Agua y Saneamiento (S.AS.).
Sus jefes eran el arquitecto Mario Coutiño Victoria, de 27 años, y el ingeniero Mario Sánchez Celis, de 32 años.
Los dos, un par de galanes. Nada de Mauricio Garcés, quien “traía muertas” a las mujeres. Las mujeres más bonitas de su tiempo fueron sus parejas y como en un carrusel de caballitos dando vueltas y vueltas.
Don Adolfo Ruiz Cortines dejó la presidencia de la república. El presidente y el gobernador más honesto en la historia. Entonces, decidió vivir solo en la ciudad de Veracruz. Y como caminara en el ejercicio del poder “con la medianía de su salario”, ni siquiera tenía, por ejemplo, casa propia.
Entonces, dice Anthar, el constructor Antonio Exsome, un hombre cien por ciento generoso, solidario y filantrópico, igual que su hermano Elías, le obsequió una casita en el fraccionamiento Moderno.
Tapia Carrillo ordenó a Anthar Kuri que nada faltara a don Adolfo.
Así, y por ejemplo, todos los días Anthar estaba pendiente. Incluso hasta con la entrega diaria de una bolsa con pan recién salido del horno. Ni se diga, la casa en buenas condiciones, La trabajadora doméstica que vivía con él. El arreglo del jardín. El chofer. El automóvil.
La humildad y sencillez de un político impresionó a Kuri Huerta.
DOS. El paraíso terrenal
La antigua Junta Federal de Mejoras, donde los presidentes municipales hacían fila para una audiencia con el jefe máximo solicitando servicios públicos, significó una maestría, un doctorado, para Anthar.
Conoció como pocos el sistema hidráulico de Veracruz. Ahondó en las redes pluviales y fluviales. Supo del abastecimiento del agua y sus bemoles. Conoció el entramado de cada calle mejor que su pueblo, Chacaltianguis, en la Cuenca del Papaloapan, donde nació.
Pero también, jóvenes todos, apartaron tiempo y espacio para vivir a plenitud el paraíso terrenal de cara al Golfo de México.
En Mocambo, la Junta de Mejoras habilitó el balneario. Restaurantes, albercas, baños. La brisa marina bamboleando en medio de las palmeras a la orilla de la playa.
De vez en vez, Mario Sánchez Celis, el Pedro Páramo de Sinaloa avecindado en Veracruz, los invitaba a comer mariscos en Mocambo.
Hacia el final de la comelitona, Sánchez Celis decía al joven impetuoso Anthar Kuri:
–Ve por “El Negro Peregrino”, el hermano de Toña la negra, la intérprete de Agustín Lara, y que tenía un trío sabroso.
Y Anthar corría en el automóvil de Sánchez Celis.
Luego, cuando la tarde pardeaba, llegaban las cortesanas de “La escondida”, el antro más famoso en la historia prostibularia de Veracruz, y la tarde era el paraíso terrenal.
TRES. Sueños de unos hombres
Alberto Tapia Carrillo y Sánchez Celis descansan en paz. El arquitecto Mario Coutiño Victoria anda tan lleno de vida que terminó un gran proyecto para ganar terreno al mar como en aquel tiempo también se lo ganaran.
Incluye, entre otras cositas, el relleno de la bahía a la altura del Paseo del Malecón para construir un gran complejo turístico, tipo el río Sena en París, tipo Venecia, en el mero corazón del Golfo de México.
En tanto, Anthar continúa soñando con traer a las ciudades de Veracruz, Boca del Río y Medellín agua del río Cotaxtla antes, mucho antes, de la inminente crisis humanitaria que vislumbra en el Veracruz de los años futuros.