- Vuelo a la hilacha…
Malecón del Paseo
Luis Velázquez
Veracruz.- EMBARCADERO: El viejito del pueblo dice que “cuando los viejos se enamoran… se vuelven muy pendejos”… Y es cierto… Peor, incluso, cuando se enamoran de una mujer joven, más, mucho más allá de lo que José José cantaba con “40 y 20”… Por ejemplo, 60 y 20… Incluso, y como Pablo Picasso, 80 y 20… Por ejemplo: un día, un maestro se puso a dieta y en un dos por tres, como si fuera modelo de televisión, adelgazó… Entonces cuando en el café lucía sin panza se le preguntó las razones y dijo: “Estoy a dieta. Traigo una piececita”… Semanas, meses después, murió en el motel cuando enfermo de la presión arterial tomó un Viagra para dar la faena y falleció en el intento… Otro amigo, claro, de la séptima década, “70 y más”, de pronto se volvió el hombre más feliz del Golfo de México… Tenía un nuevo motivo para vivir, dijo… Una novia a la que llevaba cuarenta años… Un día, ni modo, la novia lo dejó porque alguien de su edad, joven, tocó a su puerta y la estremeció…
ROMPEOLAS: Quizá el alucinamiento más canijo de un hombre mayor, un viejito, con una mujer joven suele darse en la administración pública… Y más cuando alrededor hay barbies… Y más cuando el jefecito está seguro de que como decía Javier Duarte, “la gubernatura me volvió sexy”, y entonces cree en una nueva vida y “da vuelo a la hilacha”… Desde luego habrá casos donde, en verdad, la mujer joven mira atractivo, interesante, a un hombre viejo y la relación amatoria o sexual pueda concitarse… Pero en términos generales las dos partes se usan… El viejo, digamos, para rejuvenecerse, y la joven para acceder a una mejor calidad de vida… Con todo, y como dice el chamán, un viejo enamorado se vuelve un idiota y comete burradas, al grado, por ejemplo, de abandonar a la esposa y a los hijos menores, y a veces, hasta a los padres longevos…
ASTILLEROS: Quizá los casos más notorios de amores otoñales han sido, como dice el politólogo Carlos Ronzón Verónica, los de José López Portillo y Gustavo Carvajal Moreno… En ambos casos, los hijos necesitaron intervenir para rescatar a sus padres quienes vivían con otras personas… Y como la fama pública lo registra, a uno de ellos hasta le pegaba su nueva pareja, además, claro, de que habían logrado que ambos cambiaran el testamento… Otro caso ilustre fue el del pintor José Luis Cuevas con su segunda esposa y quien de plano prohibió a sus hijas del primer matrimonio que lo visitaran y sólo pudieron estar cerca de él en su velorio, mejor dicho, cuando el cadáver fue homenajeado en un centro cultural de la Ciudad de México… La vida, claro, es así de rara, misteriosa y fascinante… Además, la conseja popular dice que en el corazón y el sexo nadie manda… Y más, cuando hacia el final de la vida, de pronto, el hombre viejo siente que puede resucitar a la misma vida que pudo haber llevado cuando era joven…
ARRECIFES: Por eso quizá el éxito de un par de novelas, mitad ficción, mitad realidad… Una de ellas, “Memorias de mis putas tristes” de Gabriel García Márquez… La historia de un anciano que al cumplir 90 años de edad quiere darse un regalo y habla al prostíbulo donde iba cuando era joven y pide a la matrona una chica de 20 años de edad y virgen para una noche… La doña se la consigue y el día del cumple la cita nocturna… Entonces, la pareja se toma unas copitas, y de pronto el anciano queda dormido… Y cuando despierta ya es el otro día y la chica se ha ido… La otra novela es de Yasunari Kawabata, 1899/1972, el otro Premio Nobel de Literatura, “La casa de las bellas durmientes” donde cuenta la historia de una casa de citas en Japón sólo abierta para ancianos… Y aun cuando pasan la noche completa con una chica narcotizada está prohibido tener sexo con ellas… Y el placer total y absoluto consiste en mirarlas, simple y llanamente, mirarlas y admirarlas, acostadas boca abajo desnudas…
PLAZOLETA: El viejito Aristóteles Onassis, uno de los hombres más ricos de Europa, se casó con Jacqueline Kennedy varios años después del asesinato del presidente de Estados Unidos… Y aun cuando, dicen, era encantador y seductor, también era ultra contra súper millonario… Él viejo y ella joven… Además, tan famosa o más famosa que Onassis… Quizá, por eso mismo, Pancho Villa, El centauro del norte, se casó veintinueve veces, por lo regular a las 2 de la mañana, luego de combatir en el campo de batalla, y procreó 28 hijos… Y acaso por la misma razón Emiliano Zapata también fue “muy bueno para la enagua” y se casó veintitrés ocasiones, pues además del dinerito que cada uno significaba estaba la leyenda social de ambos… Y como decía Henry Kissinger, hay mujeres a quienes encanta el olor a poder…
PALMERAS: Con todo, y salvo excepciones, un hombre viejo siempre comete una locura cuando se enamora de una mujer joven… La diferencia de edades es canija… Y entre más años, o décadas de distancia, tantito peor… Y entre más bonita ella, peor tantito… Y si la relación envejece, la situación se vuelve más allá de lo peor porque ella, entonces, crea derechos y la vida (extra) marital se reproduce… Pero, bueno, “por vivir en quinto patio”, en cosas del sexo y el amor, y la atracción fatal, ningún corazón manda ni gobierna y los hombres viejos enfrentan la nueva vida como caballos desbocados, sabedores de que se trata, digamos, del último tren… La conseja popular dice que, mínimo, cualquier hombre viejo llega a tener una aventura así, aun cuando otros, sin embargo, descarrilan y les gusta y las siguen buscando con la misma intensidad de un adolescente… Nada ilustra tal locura vertiginosa como la novela “Lolita” de Vladimir Nabokov…