- Sheridan oye fantasmas
Escenarios
Luis Velázquez
Veracruz.- UNO. La candidata tiene miedo
Si es cierto que “en la guerra y en el amor todo se vale”, entonces, en la pelea electoral también. Quizá, por eso mismo, hay un par de sucesos encadenados. Primero, la diputada local con licencia, la pejista Tanya Carola, se ocupó y preocupó, dijo, con un fallido secuestro. Ahora, la expejista, Míriam Judith González Sheridan, candidata del Panal a la gubernatura, dice que tiene miedo.
Mucho, demasiado miedo, pues la están amenazando de muerte.
Habría de recordar, por ejemplo, la experiencia bíblica de Miguel Alemán Velasco de que a todos, absolutamente a todos, digamos, los políticos y líderes, han amenazado de muerte en alguna ocasión.
Además, diría el viejito del pueblo, en tiempo electoral todo aflora. Intrigas, calumnias, difamaciones, descalificaciones, amenazas de muerte y secuestros.
Nadie, claro, creyó que la vida de la Sheridan corre peligro.
Pediré, dijo, protección al gobernador.
Y si el Yunes azules se la negara, lo advirtió sin titubeos, ella misma pagará sus escoltas.
DOS. Condenada al fracaso
De entrada, la candidatura al trono imperial y faraónico de la Sheridan es una vacilada.
Va en cuarto lugar, porque es el último, pero ninguna, absolutamente ninguna posibilidad tiene de remontar.
En segundo lugar, en la precampaña electoral de 40 días sólo apareció una o dos veces en rueda de prensa y una o dos veces en una estación radiofónica.
Fue toda su precampaña.
A: Le vale. B: sabe que nació para perder. C: la obligaron a figurar como candidata quizá, digamos, para restar votos, ajá, a MORENA.
En tercer lugar, estaría soñando en que los 200 mil votos duros que alardeó de Panal voten por ella y lo que significaría quitar sufragios, más que a los candidatos de MORENA en Veracruz, al PRI, si se considera que el Panal ha ido en alianza con el tricolor en otras ocasiones.
En cuarto lugar, si las candidaturas de otras mujeres a la silla embrujada de palacio, por ejemplo, y parece, de la profe Gloria Sánchez, antes en el PRD y ahora en MORENA, nunca, jamás levantó, como tampoco levantó la candidatura del ingeniero Heberto Castillo a la gubernatura jugando ante Miguel Alemán Velasco, menos, mucho menos, la de Miriam J. González.
En quinto lugar, dirán los optimistas que con su campaña crea y crea y multiplica el ejercicio democrático.
Mucho se duda, y si así fuera, de consuelo le serviría.
En sexto lugar, dueña de centros de belleza en Minatitlán brincó a la curul local y ahora a los 15 minutos de fama y gloria de que hablaba Wharol.
Si se pone buza, con espíritu emprendedor, quizá proyectaría su negocio como una franquicia para crear filiales en Veracruz, de igual manera como por ejemplo, el ex priista Ricardo Ahued Bardahuil, que en su aventura roja como presidente municipal de Xalapa y diputado local y federal estableció ocho filiales de su “Casa Ahued” (plásticos, peltres, línea blanca, juguetes, etc.), a saber, ocho en Xalapa y una en Perote.
TRES. Masoquista del Panal
La Sheridan, solita, está jugando al gato y al ratón.
A: Su candidatura está condenada a perder.
B: Si “en varias ocasiones ha recibido amenazas de muerte”, entonces, a menos que sea una masoquista, se explicaría su tozudez para seguir con la nominación.
Simple y llanamente, bastaría con renunciar y las amenazas serían conjuradas en automático.
C: Y más, cuando como ella misma dice, que los ataques a su persona primero fueron por las redes sociales y lo que, claro significa una constante cuando una persona es figura pública.
Luego, que los ataques pasaron a llamadas telefónicas.
Y después, que “se ha sentido intimidada en los recorridos en su natal Minatitlán” (Notiver, 18 de abril, 2018).
Caray, si con todo y el infierno que está viviendo y padeciendo sigue en la candidatura, entonces, a ella le encanta y fascina estar en el centro del vértigo, pues nadie creería en su voluntad democrática para seguir en el pandero si gana, enaltecer la vida de los 6 millones de habitantes de Veracruz en la pobreza, la miseria, la jodidez, la desigualdad social y económica, el desempleo, el subempleo y los salarios mezquinos.
Por menos cosas, en el duartazgo, la vocera María Georgina Domínguez Colio, presa en el penal de Pacho Viejo, acusada de desvío de recursos, fue llamada la Juana de Arco del siglo XXI en el Golfo de México.
CUATRO. Cuitláhuac, el maloso
La candidata a gobernadora pone nombres a los posibles agresores. Son de MORENA, dice. Militantes, en ningún momento, elites, jefes tribales, mandamases, Odoricos Cienfuegos.
Pero, bueno, desde Adán y Eva, la militancia acata órdenes superiores.
¿Será que los agresores de la Sheridan pertenecen, digamos, a la cuadra de Rocío Nahle, su examiga?
¿O a la cuadra de Cuitláhuac García, su adversario político?
¿A la de Amado Cruz Malpica, su ex coordinador de la bancada legislativa de MORENA en el Congreso local?
¿Al feudo directo de AMLO?
¿A todos juntos, en el mismo paquete?
La Sheridan ha sido incapaz de identificar a sus posibles agresores… si es que son reales, pues desde Guillermo del Toro con “La forma del fuego”, la vida oscila entre la realidad y la ficción y entre la vigilia y la imaginación.
Entonces, se ignora en contra de quién o quiénes interpondrá la denuncia penal, aun cuando enunció que el posible culpable es Cuitláhuac García, pues su “gente me ha dicho de todo desde que me salí de MORENA”.
“Me dan miedo las amenazas de muerte de Cuitláhuac”.
¡Ay, Cui, tan siniestro y sórdido que según la Sheridan estás saliendo, te has vuelto o ya eras!