Uno. Indígena a Los Pinos
Igual que doña Rosario Ibarra de Piedra, igual que Cecilia Soto, igual que Dora Patricia Mercado, igual que Josefina Vázquez, María de Jesús Patricio Martínez, médico tradicional nahua, de 57 años, madre de tres hijos, es candidata presidencial.
Pero mientras las primeras tres fueron de un partido político de izquierda, y la cuarta por un partido de derecha, Marichuy es del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, del famoso subcomandante Marcos, ahora rebautizado como el comandante Galeano.
Está claro: igual que doña Rosario, Cecilia, Patricia y Josefina, ninguna posibilidad de ganar la elección por Los Pinos el año entrante.
Si acaso, digamos, crear (¿crear?) conciencia social sobre el estado social, económico, educativo, de salud y de seguridad que guardan los indígenas y campesinos y obreros del país.
Ella es vocera del Concejo Indígena de Gobierno. Pero también, la candidata independiente, la primera independiente por la sucesión en Los Pinos de Enrique Peña Nieto.
Otra mujer, la panista Margarita Zavala de Calderón, busca la nominación por el lado de su partido. Ya se verá si sale elegida, si también en alianza con el PRD, que apenas se dibuja. Y más, cuando AMLO ha rechazado por segunda ocasión el coqueteo de Alejandra Barrales para integrar un frente común.
Nunca en su vida, Marichuy ha participado en la política partidista. En 1992 (Proceso 2120, José Gil Olmos) “fundó un centro de salud” en su comunidad en Guerrero. Fue oradora en el Congreso de la Unión, “cuando el EZLN llegó a la Ciudad de México”, tiempo aquel en que también tomaron la palabra los comandantes Esther, Tacho, Zebedeo y David.
Y dedicada a la medicina naturista, ahora brincó al carril político nacional para encarnar la legítima esperanza de los pobres entre los pobres, como son los indígenas, de quienes ya se verá si votan por ellos, pues con la leyenda real e irreal de que todos son clientes electorales de los partidos en el poder, mucho se duda.
Dos. Lucha por un sueño
Por aquí Marichuy fue elegida candidata presidencial del EZLN, “El peje” puso el grito en el cielo diciendo que sólo era una treta de Marcos para restarle votos.
¡Pobrecito!, está viendo moros con tranchetes.
Y más, porque desde muchos años, desde el Salinato, tiene un cortocircuito con el subcomandante, quien prefirió a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
Pero en fin, la candidata anda ya en campaña interna, pues aun cuando tiene “El apoyo de 71 concejales”, todavía le faltan ciento treinta de diferentes comunidades indígenas.
Y así como Margarita Zavala se mueve de norte a sur y de este a oeste del país para merecer la confianza partidista del PAN, Marichuy también.
Sólo faltaría que en el camino, de mujer a mujer hablaran y Margarita le pidiera la declinación por ella, lo que sería, claro, inverosímil, pues si no es con “El peje”, menos, mucho menos, con la precandidata azul.
Según María de Jesús, puede dar, dará, daría, una pelea electoral fuera de serie por Los Pinos.
Pero, bueno, expresa así una ternura insólita, cien por ciento admirable, pues en dos ocasiones, AMLO ha sido derrotado en las urnas, además de que en 1988, Cuauhtémoc Cárdenas también lo fue, tiempo aquel cuando más cerca estuvo, y cuando, incluso, se aseguró que de hecho y derecho derrotó a Carlos Salinas.
Antes, mucho antes, hacia 1929, la pelea estelar contra el partido oficial fue con José Vasconcelos, cuando enfrentara a Pascual Ortiz Rubio (1930), el candidato del mandamás Plutarco Elías Calles y que terminara con la matanza de Topilejo, en que cien vasconcelistas fueron asesinados.
Y si Vasconcelos, Cuauhtémoc Cárdenas y “El peje” fueron derrotados en las urnas, con más razón Marichuy, pues ni modo que ella esté, digamos, a la altura de Vicente Fox y Felipe Calderón, los panistas que lanzaron de palacio nacional a las elites priistas.
Tres. Nada cuesta soñar…
Luego de aquellos días de 1994 que estremecieran a México con la aparición del EZLN, y de que doce indígenas murieran en la llamada guerrita de unos días con el ejército, y que el subcomandante Marcos se volviera una estrella de rock, y la actriz Ofelia Medina enloqueciera con él y también los escritores e intelectuales de izquierda, todo quedó en el olvido social.
Lo peor, la vida cotidiana de los indígenas siguió igual, y/o en todo caso, empeoró dada las expectativas y la venta de sueños y esperanzas levantadas.
Nunca más volvió a saberse de ellos y en los días y las noches el capítulo indígena fue cerrado y si en Veracruz, por ejemplo, se han acordado de ellos ha sido para que Pocahontas, la secretaria de Desarrollo Social, se vista de indita con pestañas postizas y vaya a Mixtla de Altamirano, el municipio más jodido del país, a echar tortillas sobre una estufita SEDESOL, y se tome la foto para publicarse en los medios camino a la Senaduría 2018.
Marichuy despierta la más insólita de las ternuras. Casi casi, la Teresita de Calcuta, conscientes de que la santa misericordiosa sólo buscaba la redención de las almas.
Doña Rosario Ibarra ya vive en Monterrey, su pueblo, y nunca encontró a su hijo Jesús, desaparecido en la llamada “guerra sucia” de los políticos priistas.
Cecilia Soto trabaja con Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del mundo.
Patricia Mercado es secretaria General de Gobierno en la Ciudad de México con el presidenciable Miguel Ángel Mancera.
A Josefina Vázquez Mota le fue bien con su fundación sobre los migrantes en Estados Unidos, pues Enrique Peña Nieto le autorizó mil millones de pesos de subsidio federal.
Y luego de la contienda presidencial, Marichuy podría, digamos, volverse la médica nahua más famosa y solicitada en el país.