Redacción El Piñero
Tuxtepec, Oaxaca.– El Papaloapan, espejo del cielo en la Cuenca, reposa sereno bajo la luz del día. Desde el Malecón Paso Real, su cauce es un susurro constante, un testigo silente de la vida que lo rodea.
Personas van y vienen, cruzando sus aguas a bordo de la Claudia Ofelia, la embarcación que, día tras día, une destinos, historias y esperanzas.
Acompañando esta escena, la naturaleza se despliega con aves que rozan el agua con sus alas extendidas, peces que asoman apenas en un fugaz destello de luz, árboles que se inclinan reverentes ante la grandeza de este afluente. Todo aquí es un diálogo entre la tierra y el agua, entre el tiempo y la memoria, entre la historia y el porvenir.