Escenarios
- Lástima que Pepe perdiera
- Mejor candidato en Veracruz
- Honestidad “a prueba de bomba
Luis Velázquez
Veracruz, México.- Desde luego será una lástima que Pepe Yunes perdiera la gubernatura el 1 de julio.
Y una lástima por varias razones, las siguientes:
A: Durante veinte años ha desempeñado cargos públicos desde presidente municipal hasta diputado local y federal y senador y presidente del CDE del PRI, y jamás “ha metido las manos al cajón”.
Su honestidad está más allá de las redes sociales.
Y, en todo caso, y como reza el proverbio popular, “más vale malo por conocido que bueno por conocer”.
B: Nunca un escándalo alrededor de su vida pública. Por ejemplo, tráfico de influencias para favorecer a terceros, empresas fantasmas, negocios ilícitos, a la sombra del poder.
C: Su trayectoria pública le ha permitido una experiencia de primer nivel, con muchos años de distancia de los otros.
D: De los 500 diputados federales y 128 senadores de la república fue uno de los pocos, excepcionales, que además de legislar se convirtió en un gestor social, con hechos concretos y específicos, cabildeando más de 4 mil millones de pesos federales extras para los presidentes municipales y organizaciones de productores de Veracruz.
Y lo más insólito:
Mientras, y por lo regular los gestores sociales se quedan con el diezmo y hasta con el doble diezmo, la secretaría de Hacienda y Crédito Público entregó los fondos federales de manera directa a los beneficiados.
Incluso cuando en varias ocasiones los constructores fueron invitados para comparecer con los alcaldes receptores de los recursos extras quedaron atónitos cuando en ningún momento les pidió el diezmo.
DOS. Un político que marca la raya
E: Es un político sereno y moderado, prudente y tolerante, respetuoso de la dignidad humana, que siempre apuesta al diálogo.
F: Jamás un pleito. Nunca solucionar pendientes a través de la amenaza o la intimidación.
Incluso cuando sus diferencias con el gobernador Fidel Herrera Beltrán fueron inevitables prefirió exiliarse de Veracruz, cobijado en el CEN del PRI de Beatriz Paredes Rangel, hasta que las cosas se enfriaran por completo.
G: En su momento se desmarcó de Javier Duarte. Primero, marcó su raya ante las trapacerías. Y segundo, su cabildeo como legislador federal lo llevó a tocar puertas en el gobierno central para frenar los ilícitos.
H: En un país en el primer lugar de la corrupción política en el continente y en uno de los primeros lugares mundiales, y en un Veracruz con tantos políticos señalados de corruptos, Pepe Yunes es una excepción.
Y más cuando la yunicidad tiene a 33 políticos, jefes policiacos y policías en el penal de Pacho Viejo, en tanto más de quinientos están con denuncias penales en la Fiscalía, y muchos más azorrillados, rogando a su dios que el gobernador se olvide de ellos para evitar dormir en la cárcel.
TRES. Pepe apuesta a la civilidad
I: Su autoridad moral alcanza los límites de la santidad, pues en los días de campaña ha evitado “bajar a los lavaderos” en contra de sus adversarios y enemigos candidatos al trono imperial y faraónico, apostando a la civilidad.
J: En su discurso electoral está planteando el qué y el cómo, el objetivo y la estrategia en vez de pagar con “ojo por ojo y diente por diente”.
Y lo anterior resulta indicativo y significativo en un tiempo de dimes y diretes y de agravios y descalificaciones.
Y más, cuando la población electoral está harta de tantas promesas políticas por lo regular incumplidas.
K: Cierto, el PRI en Veracruz vive y padece las horas más adversas y turbulentas. En menos de un año ha experimentado tres derrotas.
Con Felipe Amadeo Flores Espinoza de presidente perdió la gubernatura y la mayoría en el Congreso local.
Con Renato Alarcón perdió 170 presidencias municipales en un solo día.
Y con Américo Zúñiga perdió tres alcaldías en la segunda vuelta.
Y mientras otros priistas y jefes tribales han migrado mirando, según ellos, “el barco hundirse”, Pepe Yunes, igual que muchos otros más, ha mantenido lealtad y firmeza partidista.
CUATRO. “No todos son iguales”
L: Con todo, el PRI, su partido, es el instituto político con una mejor maquinaria electoral y aceitada en Veracruz.
Y si Javier Duarte y los duartistas descarrilaron al partido con tantas pillerías de que están acusados, la realidad es que “no todos son iguales”.
La fortaleza priista está en la militancia, más, mucho más allá de las elites desertoras. Traidores les llamó Américo Zúñiga. “Mal nacidos” les dijo Miguel Ángel Osorio Chong. “Ya se fueron y que no vuelvan” reviró Anilú Ingram, la Barbie duartiana.
Por eso, entre otras cositas, sería una lástima que Pepe Yunes perdiera la elección.
Ahora bien, si la yunicidad azul está operando con todo una elección de Estado, allá el PRI y su aliado, el PVEM, “si se dejan comer el mandado”, pues teniendo al mejor candidato sería inverosímil una derrota.
Y ni modo que en el otro lado de la cancha haya operadores electorales con mayor imaginación y experiencia política, con todo y que los azules tengan “el chirrión por la mano”.
