Luis Velázquez Barandal
10 de agosto de 2019
ESCALERAS: Hay, parece existir, una obsesión del gobernador en contra de los caciques. Al momento, pian pianito, bajo perfil, discretito, ha asestado calambres a cuatro de ellos. Pero Veracruz está plagado de “señores de horca y cuchillo”. Tiempo le faltaría, quizá.
El primer ramalazo fue contra el cacique de Chicontepec, en la Sierra Madre Oriental, casi casi en los límites con Hidalgo y Puebla.
Manuel Francisco Martínez Martínez, ex diputado local, ex presidente municipal, ex líder del PVEM, aquel para quien las mujeres han de domeñarse a base de morunazos.
PASAMANOS: Martínez Martínez (uno de sus hijos, alcalde en funciones) fue denunciado por la secretaria de Trabajo y Previsión Social, Guadalupe Arguelles Lozano (su hijita, la mejor profesional de Veracruz para ocupar la jefatura de Nóminas) de un secuestro en la última elección municipal..
Además, del plagio de su esposo, Gonzalo Vicencio Flores, quien era candidato de MORENA a la alcaldía.
El góber lo detuvo. Y envió un ratito al penal de Pacho Viejo. Y luego, lo liberó con arraigo domiciliario por las mismas razones o pretextos que a los duartistas, las enfermedades de por medio, compasión humanitaria, pues.
Pero el calambre fue asestado y pegó en el corazón caciquil.
CORREDORES: El segundo manotazo fue contra el cacique de Coxquihui, exalcalde, líder máximo y único de los taxistas de la sierra de Papantla, Reveriano Pérez Vega, conocido como el dirigente de “Los Pelones”, pelón pelonete igual que Lupillo Rivera, declarado prófugo de la justicia.
Hubo, entonces, orden de aprehensión en su contra. Pero se le fugó al secretario de Seguridad Pública, el Superman de Nuevo León desembarcado en las playas de Chalchihuecan.
Y no obstante, el cortocircuito cuajó en las neuronas de otros caciques quienes pusieron “barbas a remojar”.
BALCONES: El tercer cacique acalambrado fue Ricardo García Guzmán, el ex priista mudado en panista.
El góber disparó su R-15 de palabras y discursivo y declaración mediática y ligó al cacicazgo de Pánuco con los malandros. Tiene malas amistades diría Javier Duarte en su tiempo a los reporteros.
Entonces, un hijo del cacique, diputado local, levantó la voz y exigió pruebas. Mejor dicho, se declaró ángel de la pureza.
Pero, bueno, cacique eres y cacique sigues y cacique morirás.
PASILLOS: El cuarto rafagueo a un cacique fue asestado la semana anterior.
En el municipio donde gobierna Basilio Picazo, “señor de horca y cuchillo” de Coyutla, 5 familiares ex alcaldes, su hijo mayor presidente municipal en funciones, aparecieron 5 cadáveres.
Nadie, claro, y por ahora, ha vinculado el cacique de Picazo a los cadáveres. Pero el simple hecho lleva, todo indica, chanfle. “Te lo digo, Pedro, pa’que lo entiendas Juan”.
Fue entonces cuando las cacicas de Acayucan, las hermanas ex priistas y ex panistas, Fabiola y Regina Vázquez Saut, todos los cargos públicos del pueblo y la región alternados entre ellas, tendieron un puente con el góber.
Así, reprodujeron la sabiduría caciquil. Un cacique, por ejemplo, nunca, jamás, ha de pelearse con un gobernador, el jefe máximo, el chamán, el gurú, el tlatoani.
Y aparecieron en la cancha pública expresando su deseo de comprar el club de fútbol, los Tiburones Rojos, al cacique urbano, priista Fidel Kuri Grajales.
VENTANAS: Hay un tsunami de inseguridad e impunidad. Más de mil muertos en los últimos 8 meses. Cero obra pública estatal. Cierre de negocios y comercios y el desempleo y el subempleo multiplicado. En cada nuevo amanecer, venta de esperanzas, ilusiones, utopías.
Pero…, y por fortuna, la lucha encarnizada del gobierno de Veracruz en contra de los caciques parece alcanzar dimensión estelar.
Tela, pues, de donde cortar para el primer informe.