Por: Eugenio GONZÁLEZ| El Piñero
Oaxaca, México.- Gente sin cubrebocas, una tienda comercial cerrada por no acatar las recomendaciones sanitarias y un gobierno utilizando todos los medios a su alcance para reforzar las medidas de contención contra el COVID-19. Así trascurre la normalidad en Valle Nacional, un municipio de la etnia chinanteca que ya registró tres casos confirmados del virus que tiene en semáforo epidemiológico en rojo al país.
Es domingo. Y aunque hay restricciones para acceder a Valle Nacional, el comportamiento social se exhibe como si la epidemia del COVID 19 no existiera: una mayoría camina por las calles sin cubrebocas, ajena totalmente a las recomendaciones que las autoridades han establecido para evitar los contagios.
Valle Nacional fue el primer municipio de la región de la Cuenca del Papaloapan en instalar filtros sanitarios en sus principales accesos con la finalidad de resguardar a su población ante el COVID-19, pero un mes después, tres casos confirmados la han puesto en riesgo.
Aunque la autoridad municipal ha centrado sus esfuerzos en desinfectar sus calles, informar a la población sobre los riesgos del COVID 19 y aplicar las sanciones conforme lo indica el decreto del Gobierno del Estado, la población parece insistir en evadir cualquier sugerencia para la auto protección.
Lo cierto es que también hay una población que ha entendido el mensaje de resguardo y ha decidido, por cuenta propia, desinfectar sus calles y protegerse, pero si una mayoría mantiene la desobediencia como rector de su comportamiento, poco será el favorable efecto de defensa.
Y aún más cuando la tienda Lores, la abarrotera más importante del municipio, propiedad del diputado federal del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) Valentín Reyes López, se ha negado a acatar las recomendaciones y dejó a su suerte a su clientela, provocando aglomeraciones que, de acuerdo al sector salud, están prohibidas. Es por ello que el Cabildo decidió clausurarla por un día, como amonestación a su conducta.
Entonces, cuando las aristas sociales se contraponen, se advierte un desafío difícil de superar, máxime cuando la salud está en juego en un municipio que, limitadamente, tiene la capacidad médica para atender a esa vulnerable población. Y es así como el virus del COVID-19 camina como si no existiera.