La construcción de un puente vehicular que pasará por Xochimilco, en la Ciudad de México, alerta a habitantes de la Alcaldía por los daños ambientales que traerá, aunque la mandataria capitalina, Claudia Sheinbaum ha defendido en eventos públicos que se trata de un proyecto “indispensable para zona”.
Pobladores y un ecologista que se ha dedicado a estudiar los recursos naturales de Xochimilco exigieron más transparencia en el proyecto, mientras que la Sedema aseguró que ésta se ha tenido y aseguró qué los daños serán prevenidos, y en su caso, compensados.
Montserrat Antúnez Estrada
Ciudad de México (SinEmbargo).– La Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, anunció desde diciembre de 2018 la construcción de un puente vehicular para conectar Periférico Sur, Cuemanco y Canal Nacional. El proyecto colindará con el Área Natural Protegida (ANP) Ejidos de Xochimilco y San Gregorio Atlapulco, lo que pondría en riesgo a especies de flora y fauna y abonaría a los daños al medio ambiente en la capital, de acuerdo con lo alertado por pobladores y personas expertas. Por su parte, la Secretaría de Medio Ambiente local (Sedema) asegura que el impacto ambiental será resarcido.
La empresa Impulsora de Desarrollo Integral, S.A. de C.V. (Idinsa) obtuvo el año pasado la concesión para construir el Proyecto Integral para la Construcción del Puente Vehicular Periférico Sur y Canal Nacional con una inversión de 679 millones 911 mil 87 pesos, el fallo fue publicado en septiembre por la Secretaría de Obras y Servicios (Sobse) en la Gaceta Oficial de la Ciudad de México y en él se indica que tendrá que estar terminado el 29 de diciembre de 2020. El puente tendrá 23 mil 242 metros cuadrados de superficie de rodamiento y contará con tres carriles por sentido donde se permitirá circular a una velocidad de 60 a 80 kilómetros por hora.
Datos del Gobierno muestran que el proyecto medirá mil 745 metros de longitud, aunque la Sedema informó a este diario digital que la longitud aproximada será de 3 mil 574.25 metros. El ANP con la que colindará el puente se ubica en Xochimilco, declarada desde 1987 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) como Patrimonio Mundial; además, en 2004 le fue otorgada la distinción de Sitio Ramsar que considera a la zona como un humedal de importancia internacional y a las autoridades nacionales se les ofrece cooperación internacional para conservarlo mientras se comprometan a cumplir con su mantenimiento.
La Directora General de Evaluación de Impacto y Regulación Ambiental de la Sedema, Andrée Lilian Guigue Pérez, reconoció en entrevista con SinEmbargo que la obra, “como cualquiera que se realice en en un ANP o en cualquier punto de la ciudad, es decir, todo lo que se construye, tendrá un impacto al medio ambiente”, y precisó que para este proyecto la dependencia realizó una Manifestación de Impacto Ambiental Modalidad Específica (MIA-E), que contempla acciones para prevenir, mitigar y compensar el daño ambiental, mismas que tendrían que ser cumplidas por Idinsa durante la construcción.
Pero para vecinos de la Alcaldía organizados en el colectivo Xochimilco Vivo y doctor en ecología Luis Zambrano González, la construcción del puente destruiría el entorno natural de Xochimilco.
“Xochimilco es el último remanente del humedal, por lo que da muchos servicios ecosistémicos a la ciudad. Funciona de regulador ambiental, gracias a él tenemos menos contaminación y aun así es bastante; sirve como filtro de temperatura porque tiene mucha agua. Si se daña afectaría a toda la ciudad porque la temperatura podría subir mucho en época de calor”, alertó Zambrano González fundador del Laboratorio de Restauración Ecológica en el Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El investigador destacó que no se trata sólo de una vía, sino que el puente detonará más urbanización, lo que provocará, por ejemplo, más ruido y afectaría a animales sensibles al sonido. “No detener la urbanización es matar a todas las especies, aunque estén a 500 metros o a un kilómetro de donde pase la obra, o del otro lado de la Ciudad. El humedal se perjudicará. Probablemente se pueda perder Xochimilco por completo y entonces vamos a sufrir los más de 21 millones de habitantes de la ciudad.”, expuso.
Recordó que la construcción de una vialidad elevada también puede generar cambios en la migración de aves. “[El puente] podría traer cambios a los patrones posibles de vuelo de especies migratorias como los pelicanos, que llegan al Parque Ecológico Xochimilco. Ponerles una estructura de metros de altura modificará la geografía por donde las aves pueden volar”, dijo.
Se estima que el ANP de Xochimilco es refugio de alrededor de 212 especies diversas especies de aves residentes y migratorias. Desde el 2013, investigadores de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad alertaron en un análisis de la zona que la pérdida de dicho ecosistema representaría un asunto de preocupación internacional, pues si las rutas de migración de las aves cambias podrían afectarse ecosistemas de México y otros países.
Al cuestionar a la Directora Guigue Pérez qué se planteó para no afectar las aves y otras especies de la zona, aseguró que la Manifestación de Impacto Ambiental realizada por la Sedema contempla protegerlas al “trasladar estos ejemplares a un espacio que les garantice o aumente su probabilidad de vida en el espacio; eso se contempla en el estudio y nosotros pediremos todos los informes para garantizar que todas las acciones se están llevando a cabo”, dijo.
Mientras que para atender otra problemática que preocupa a habitantes de Xochimilco, como lo es el daño a la flora, la funcionaria explicó que aunque la MIA-E contempla derribar 652 árboles, se plantarán tres por cada uno de ellos. Defendió que 394 de los árboles a derribar son eucaliptos y que las condiciones de cada uno “son bastantes malas, el inventario árbol por árbol muestra que es un arbolado que necesita ser restituido, rehabilitado”.
Explicó que los eucaliptos fueron introducidos a la Ciudad de México, pero han generado problemas, por lo que se buscarán restituir con ejemplares nativos. Sin embargo, Alejandro Palmerin, integrante del colectivo Xochimilco Vivo, externó en entrevista que entre los árboles talados podría haber ahuejotes, una especia nativa de la Alcaldía.
La organización de locatarios ha denunciado que las obras del puente vehicular ya iniciaron, pues en el ANP ya se observa maquinaria, esto aun cuando los habitantes de la Alcaldía no cuentan con la información clara de los daños ambientales que traerá.
HAY DOBLE DISCURSO: VECINOS
El defensor Palmerín y el investigador Luis Zambrano coincidieron en que el Gobierno de la Ciudad de México “maneja un doble discurso”, pues el año pasado la mandataria Claudia Sheinbaum anunció en agosto de 2019 el inicio de trabajos para restaurar el Canal Nacional y, un mes después, informó que su administración se comprometería a recuperar el Parque Ecológico de Xochimilco.
“[Las y los habitantes de Xochimilco] en un principio pensamos que había interés en conservar el Área Natural Protegida, pero que promueve la construcción del puente vehicular lo interpretamos como un doble discurso. Está invirtiendo para conservar Xochimilco pero también para destruirlo. No hay coherencia en inversión pública”, criticó el defensor.
En ese sentido, el ecologista Luis Zambrano explicó la problemática al asegurar que el Gobierno capitalino “quiere que nos fijemos en un árbol que plantan cuando están destruyendo todo el bosque”.
Ambos consideraron que la actuación de la Sedema ha sido opaca, pues la MIA-E no es de acceso público, como lo ha sido con otros proyectos. “¿Por qué con este proyecto existe esa opacidad? ¿Por qué la Sedema es cómplice de esta opacidad? Porque no habla? Apoya lo que quiera hacer la Jefa de Gobierno, y lo que la quiere es hacer segundos pisos y distribuidores viales a costa de destruir el entorno natural que queda en Xochimilco”, acusó Alejandro Palmerín.
Ante los señalamientos, la Directora General de Evaluación de Impacto y Regulación Ambiental de la Sedema recordó que todas las construcciones son aprobadas por la Sobse y la principal tarea de la Sedema es garantizar que los impactos ocasionados puedan ser atendidos.
“Estamos cuidando mucho las medidas de forma que no perdamos recursos ambientales, sino que sean restaurados a partir de establecer condiciones y criterios para compensar esos impactos”, abundó.
La funcionaria aclaró que la MIA-E ya fue publicada en un diario, pero reconoció que falta ser digitalizada para que la ciudadanía tenga acceso a ella. El doctor Luis Zambrano defendió que el estudio ambiental debe estar al alcance de cualquier persona porque permitiría que investigadores, habitantes y la sociedad civil hagan pronunciamientos al respecto. Por su parte, Andrée Lilian Guigue Pérez afirmó que la Sedema está abierta a dialogar “con toda disposición” con los colectivos y personas expertas sobre el tema.
LA VISIÓN “CARROCENTRISTA”
La construcción del Puente Vehicular no es la único que ha amenazado la conservación de Xochimilco. Durante el Gobierno perredista de Marcelo Ebrard (2006–2012) se propuso que el tramo Muyuguarda-Bilbao de la Autopista Urbana Oriente pasara por ahí, pero se frenó como consecuencia de la oposición de organizaciones comunales y porque la MIA-E realizada presentaba irregularidades y la firma que ganó la construcción no presentó una nueva.
El defensor Alejandro Palmerín adelantó que podrían presentar una denuncia ante la Comisión de los Derechos Humanos de la Ciudad de México por las violaciones al Artículo 4 Constitucional, que plantea el derecho de las personas a acceder a un medio ambiente sano, con la construcción del puente.
Luis Zambrano lamentó que sólo mediante exigencias y procesos legales las autoridades frenen construcciones que dañarían el ecosistema de la Alcaldía. “Creímos que con este Gobierno no tendríamos que luchar y ahora vemos que, entonces, la lucha es eterna”, dijo.
El biólogo que se ha especializado en el estudio del ecosistema en Xochimilco opinó que la construcción es muestra de que el Gobierno apuesta por una “visión carrocentrista”, pues promueve una obra que solo beneficiará a quienes tienen automóvil y no a quienes usan transporte público, por lo que la construcción “generaría más contaminación y tráfico”. Mientras que la Sedema llamó a entender que si la obra ya fue aprobada por la Secretaría de Movilidad, por lo que se acreditó su pertinencia.