Doce personas murieron en fuertes disturbios y saqueos que ocurrieron en la noche del jueves y al viernes en Caracas, con lo que son 20 los fallecidos en tres semanas de violentas protestas contra el presidente Nicolás Maduro.
La Fiscalía confirmó “la muerte de 11 personas” con edades de 17 a 45 años en El Valle, populoso sector de barriadas humildes del suroeste de Caracas; mientras que un muerto de bala se reportó en la favela Petare, este, en una protesta local.
Habitantes de El Valle describieron los disturbios como una batalla campal que duró hasta la madrugada, con tiroteos, saqueos y enfrentamientos entre manifestantes y las fuerzas de seguridad.
“Parecía una guerra. La guardia nacional y la policía lanzaban gases, civiles armados disparaban contra los edificios. Mi familia y yo nos tiramos al piso. Fue horrible”, narró a la AFP un constructor de 33 años, quien vive en una zona céntrica del lugar.
En un hospital de maternidad, cerca de medio centenar de niños debió ser evacuado en medio del caos, bajo nubes de humo de barricadas de desechos y gases lacrimógenos.
Camiones antimotines dispersaron con gases pequeñas protestas de personas que bloquearon vías. Uno de esos vehículos fue parcialmente incendiado con cócteles molotov lanzados en medio de la oscuridad, según videos de habitantes de la zona.
“Malditos”, “asesinos”, gritaban vecinos desde las ventanas de los edificios a hombres vestidos de civil, que disparaban en la calle. Algunos les lanzaron botellas y piedras por la ventana, según eso videos y testigos.
Acusaciones mutuas –
La Fiscalía confirmó además el fallecimiento, en la noche del jueves, de un hombre en el popular barrio Petare, este de Caracas, según la alcaldía local ocurrida en una protesta, con lo que suman 20 las víctimas mortales desde que iniciaron las manifestaciones el 1 de abril.
El gobierno y la oposición se responsabilizan mutuamente del desborde de la violencia, que deja además cientos de detenidos y heridos.
Según el gobierno, bandas armadas “contratadas por la oposición” atacaron el hospital materno infantil, pero sus adversarios sostienen que el desalojo se debió a los gases lanzados por la policía militarizada para controlar los disturbios.
Jorge Rodríguez, el oficialista alcalde del municipio Libertador, el mayor de Caracas, tildó a dirigentes opositores de “bestias sedientas de sangre”, al asegurar que pasaron a “una etapa de terrorismo puro y simple”. “Querían quemar vivos a niños y niñas”, afirmó.
El vicepresidente Tareck El Aissami dijo que estaba en marcha “una espiral terrorista” para propiciar un “golpe de Estado”.
Pero el líder opositor Henrique Capriles responsabilizó “a la cúpula madurista, con sus esbirros, con sus grupos paramilitares”, por ordenar “una represión salvaje”.
“La violencia la ha sembrado el gobierno. No puede venir ahora a escurrir su responsabilidad. ¿Cual es la solución? el voto”, declaró el jefe parlamentario opositor, Julio Borges.
Tensión y preocupación mundial –
Los enfrentamientos y desórdenes han ocurrido en el marco de masivas protestas opositoras que exigen elecciones generales.
La alta tensión en Venezuela despertó inquietud internacional. Once naciones latinoamericanas, la Unión Europea y Naciones Unidas pidieron al gobierno venezolano garantizar las protestas pacíficas.
Estados Unidos y el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, quien tilda a Maduro de “dictador”, han lanzado duras advertencias al gobierno chavista, al que acusan de “represor”.
“La violencia en Venezuela es alentada por Almagro y los gobiernos alineados con planes intervencionistas del departamento de Estado de Estados Unidos”, dijo la canciller Delcy Rodríguez.
La protesta sigue –
Las protestas se desataron luego de que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) se adjudicara las funciones del Parlamento, único poder público controlado por la oposición. La presión internacional llevó a la anulación parcial de los fallos.
Maduro, cuyo mandato termina en 2019, asegura que la “derecha extremista venezolana” busca derrocarlo con el apoyo de Estados Unidos; pero la oposición insiste en que quiere sacarlo del poder por la vía electoral.
Las elecciones de gobernadores debieron realizarse en 2016, pero fueron suspendidas y aún no tienen fecha, las de alcaldes están pautadas para este año y las presidenciales para diciembre de 2018.
Aunque Maduro dice estar ansioso por medirse en elecciones, ha descartado un adelanto de las presidenciales y le pide a sus adversarios dialogar y abandonar “la agenda golpista”.
Según encuestas, siete de cada diez venezolanos reprueban al gobierno, asfixiados por una severa escasez de alimentos y medicinas, y una inflación que el FMI estima en 720,5% este año, la más alta del mundo.
Manteniendo la presión, la oposición convocó para el sábado a una “marcha del silencio” hacia las sedes de la Conferencia Episcopal y para el lunes a un “trancón nacional”, un bloqueo de vías.
con información de noreste.net