Luis Velázquez
Veracruz, México.- PASAMANOS: Han buscado los cadáveres de sus desaparecidos, conscientes (ni modo, la vida es así de trágica y dura) de que sus familiares están muertos.
Los han buscado, por ejemplo, en terrenos abandonados, donde, incluso, hay lagunas habitadas por cocodrilos.
Más aún: están haciendo análisis de las aguas para ver si sus gentes y equipos bucearán o dragarán esperando en que pudieran, digamos, encontrar restos humanos.
Se han topado con promontorios que de pronto parecieran que fueron levantados ex profeso, con toda la perversidad del mundo por los malosos.
Se han topado con serpientes a las que en la espera han dejado huir, quizá asustadas, acaso enfrentadas.
Han encontrado ropa ensangretada y cada una de las madres en la frenética búsqueda las hurgan pensando en que pudiera tratarse de la ropa de los suyos.
En el terreno anexo al fraccionamiento “Colinas de Santa Fe”, en el puerto jarocho, por ejemplo, de más de 15 hectáreas, apenas, y luego de varios meses, llevan diez hectáreas y han encontrado 116 fosas con unos 170 cráneos.
Pero todavía faltan cinco hectáreas.
La semana anterior lograron nueve hallazgos más de fosas.
Y lo peor entre lo peor: cuando les dijeron que entre los restos estaban los del ex agente del Ministerio Publico asignado en Cardel, supieron, entonces, de la existencia del infierno.
Todo indicaba que el cementerio de desaparecidos más largo y extenso de Veracruz es, claro, de los narcos.
Pero, oh sorpresas que da la vida, también de los policías, pues, de acuerdo con las versiones, el MP fue levantado por elementos policiacos y desaparecido.
Un día, en la campaña electoral del candidato del PAN y PRD a la gubernatura de Veracruz les convocaron para una reunión en Coatzacoalcos.
Y allá el abanderado les ofreció “hacha, calabaza y miel” para encontrar el hilo de la justicia tan deseada, tiempo aquel cuando buscaban, en efecto, justicia, y ahora sólo buscan los cadáveres de sus hijos y familiares.
Pero luego de que “les tomaran el pelo” con la medallita “Adolfo Ruiz Cortines”, el desencanto total y absoluto.
Dice la vocera del Solecito, Lucía Díaz Genao:
“Jorge Winckler (el Fiscal) me tiene frustrada. Veo acciones y estrategias y no veo claro con qué se hará y cómo el tiempo es un lujo que no contamos con él” (La Jornada Veracruz, Roxana Aguirre).
BALAUSTRADAS: La vocera sigue describiendo al Fiscal impuesto por la LXIV Legislatura por nueve años, igual que su antecesor, Luis Ángel Bravo Contreras, quien apenas, apenitas, apenititas, durara un año y meses, doblegado, exhibido y humillado hacia el final del día:
“El Fiscal quiere que nos sentemos a dialogar, pero siempre improvisa y no ha respondido ninguna de las preguntas”.
Y en contraparte, lo más difícil todavía está por iniciar.
Por ejemplo, el Solecito y Colectivos y otras ONG han ubicado más terrenos en “donde podría haber fosas clandestinas.
Y la búsqueda apenas comienza porque los terrenos son muy complicados”.
Y es que la lista de desaparecidos resulta incalculable.
Bastaría referir que en la primera quincena del mes de enero, el Fiscal habló de más de seis mil desaparecidos.
Y aun cuando, digamos, la mayor parte corresponden al duartazgo, la razón de ser de la indignación crónica del Yunes azul, resulta inexplicable la indolencia y la negligencia del Fiscal con el Solecito y compañía.
Quizá ha de estar avergonzado, digamos, vergüenza social en todo caso, porque en el primer mes de la Yunicidad la página web de la Fiscalía reportó 50 desaparecidos.
Y hacia la séptima semana tenían registradas 24 mujeres desaparecidas.
Con todo, el protocolo de búsqueda de la Fiscalía está dejando mucho, demasiado que desear.
Y es que el titular está ocupado con un curso como camarógrafo para seguir tomando selfies al góber cuando enfrente a los saqueadores que pronto aparecerán de nuevo, ahora, el día 4 de febrero con el otro aumento al precio de la gasolina.
ESCALERAS: Después de Patricio Chirinos, Miguel Alemán, Fidel Herrera y Javier Duarte, los derechos humanos continúan como un asunto pendiente en la tierra jarocha.
Y en la lógica de las ONGS, también con la Yunicidad.
Y los derechos humanos, garantías constitucionales, son de todos.
Niños, mujeres, ancianos, hombres, activistas, abogados, reporteros, civiles en general que fueron ejecutados en sexenios anteriores y que aún están en la impunidad.
Delito de lesa humanidad.
Y si la incertidumbre y la zozobra en el diario vivir, en la vida cotidiana, significa el pendiente número uno, su hermana gemela, la impunidad, es el segundo, y/o todo caso, los dos en el mismo nivel.
Y más allá de tratarse de un tiempo constitucional, del sexenio anterior al bienio, de cualquier manera es un asunto pendiente, como pendiente también el ejercicio democrático pleno, que incide en la vida cotidiana.
Empleo, educación, salud, seguridad y procuración de justicia.
En el segundo mes de la Yunicidad, nada de que sentirse honrado.
“La noche de los cuchillos largos”, “la noche de San Bartolomé”, el río de sangre, el valle de la muerte, el paraíso terrenal mudado en un infierno, subsiste hoy con la misma intensidad.
Incluso, hasta el grito populista del duartazgo se está reproduciendo. “Yo tengo pantalones. Voy por los narcos. Pórtense bien. Vendrán tiempos malos. Caerán muchas manzanas podridas”.