Luis Velázquez | El Piñero
14 de agosto de 2021
EMBARCADERO: La escritora, cronista y maestra, Fernanda Melchor, publicó su última novela… Se llama “Páradais” y sucede en Veracruz, igual que la anterior, “Temporada de huracanes” (un exitazo, traducida a 15 idiomas dicen unos, a veinte, otros)… Hay más parecidos… Por ejemplo, la obsesiva obsesión por el punto y seguido en páginas interminables, capítulos diríase, como ocurre en “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez… El Gabito, sin embargo, el punto y seguido únicamente lo utilizó en su célebre novela, porque de ahí en adelante, en todas, sin excepción, el punto y aparte…
ROMPEOLAS: En “Temporada de huracanes” y “Páradais”, Melchor también utiliza otro vaso comunicante en su narrativa… El uso, por ejemplo, del lenguaje popular, o populachero, o en todo caso, la más alta expresión cultural como dirían en Alvarado… Más que palabras, palabrotas, digamos, porque así hablan sus personajes literarios… Ese tipo de lenguaje constituyó una novedad en la llamada Generación de La Onda de José Agustín y Gustavo Sáinz, pero fue debut y despedida en el siglo pasado… En el mismo tiempo, el novelista Ricardo Garibay, uno de los más cronistas del siglo pasado, también manejaba el lenguaje populachero pero en sus relatos periodísticos, pero, vaya paradoja, sin llegar a la vulgaridad, pues en todo caso, el idioma español es tan bello que todas las expresiones pueden darse pero sin la procacidad… Más, mucho más, en la literatura y que significa la parte más bella del idioma…
ARRECIFES: Fernanda Melchor está considerada el nuevo boom literario del continente… Además, premios al por mayor… Además, una de las cien mexicanas más influyentes del país según la revista Forbes, compitiendo, entre otros, con la cantante intérprete de Agustín Lara, Natalie Laforcaude, y la secretaria de Energía, Rocío Nahle García…
ESCOLLERAS: La novela “Páradais” se lee, como dicen los estudiantes de Letras, “de una sentada”… En una tarde fresca y tibia, por ejemplo… Es la historia de dos chicos, uno pobre y jodido, y el otro, rico… Uno, viviendo en colonia popular de Veracruz, quizá Medellín o Jamapa, pues lo ubica a orilla del río Jamapa, y durmiendo en el suelo sobre un petate… El otro, viviendo en un fraccionamiento residencial, hijo de riquillos… Uno, el pobre, soñando con salir de la miseria, y el otro, soñando con pornografía encarnada en el deseo avasallante y volcánico por una mujer, casada con un rico, madre de dos hijos, mujer soñada, reinis, preciosa, seductora y atractiva…
PLAZOLETA: El pobre, habilitado como trabajador en el fraccionamiento, donde vive el chico rico… El pobre, harto de levantar la hez de los perros, limpiar las albercas, cortar el césped, procurar que en las casas siempre haya suficiente agua y pendiente del mantenimiento de la luz eléctrica… Y el rico, urdiendo la estrategia para poseer a la señora deseada… En el relato, el crecimiento exponencial de los carteles y cartelitos, una tentación para el chico pobre camino a la redención económica…
PALMERAS: El muchacho rico convence al pobre de asaltar la casa de la señora deseada… El rico ofrece al pobre que se quedará con los objetos materiales, entre ellos, joyas y relojes… El premio mayor para el chico será la posesión física de la mujer… Y una madrugada lo hacen… Pero las cosas salen mal… Matan al esposo de la señora… La señora prefiere morir antes que entregarse a la lujuria del chico rico… Y en el forcejeo el rico sale herido y muere… El chico pobre queda a la expectativa esperando la llegada de la policía…