Luis Velázquez | Barandal
06 de mayo de 2021
ESCALERAS: Está muy canijo que en el tiempo de la 4T en Veracruz existan unos treinta y cinco reporteros con medidas de protección. Todos, víctimas de agresiones, amenazas e intimidaciones según asegura la Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas, CEAPP.
Una vez más como antes, digamos, el duartazgo, el sexenio más violento, terrible, espantoso y fatídico para los medios.
Las letras y las palabras más peligrosas que una R-15, una Magnum, unos cañones.
Y lo peor, que nada ni nadie garantice el llamado Estado de Derecho, cuya filosofía superior es la vida y los bienes. Más, mucho más la vida, porque los bienes van y vienen… si regresan, claro.
PASAMANOS: Incluso, casos dramáticos de reporteros reubicados a partir de las agresiones en su contra.
De entrada, se pensaría, como por lo regular sucede, en caciques regionales o pueblerinos. Políticos aldeanos. Ediles, por ejemplo. Alcaldes.
Nadie dudaría de los narcos jefes de plazas, molestos, irritados, porque son señalados en los textos periodísticos.
Es más, hasta policías municipales y estatales.
Este año, el famoso año electoral, unos veinte colegas incorporados al programa preventivo y de seguridad.
Veracruz, como antes, conservando el liderazgo “como el peor rincón del mundo para el gremio reporteril” que decían las ONG del planeta en el duartazgo, tiempo cuando 19 reporteros fueron asesinados, “haiga sido como haiga sido”, más cinco desaparecidos.
CORREDORES: La CEAPP habla de reporteros en calidad de “alto riesgo”. Caray…
Todos, reubicados. Todos desplazados de sus lugares de origen. Todos, huyendo de sus pueblos, y hasta con la familia, para conservar la vida.
¡Vaya Veracruz de la 4T! ¡Un infierno llamado Veracruz!
BALCONES: Desde el poder “se curan en salud” diciendo que resulta inverosímil asignar un policía a cada reportero si se considera que según Javier Duarte había, entonces, ocho mil trabajadores de la información.
Pero más allá de la salida fácil, el día cuando el gobierno de Veracruz garantice la tranquilidad en la vida cotidiana combatiendo a los carteles y cartelitos, pero también, la Legislatura apriete tuercas a los políticos caciques en sus pueblos, entonces, quizá, exista un respiro para el gremio reporteril.
PASILLOS: Se entendería que la CEAPP estaría cabildeando la procuración de justicia para los 35 reporteros en la mira.
Es decir, tocando y volviendo a tocar puertas y ventanas en la Fiscalía General, basados en la denuncia penal de cada periodista pues de seguro la tendrán.
Y es que con el hecho de blindar a los trabajadores de la información sin posibilitar la justicia, de nada sirve.
Los caciques, policías, carteles y sicarios continuarán en sus pueblos y regiones haciendo de las suyas, multiplicando el terror y el pánico sin que los colegas pudieran regresar a sus demarcaciones.
VENTANAS: Los 28 crímenes de reporteros del sexenio de Javier Duarte a la fecha, más los 5 desaparecidos siguen en la impunidad.
Los asesinos físicos e intelectuales de colegas andan “tan quitados de la pena” que ahora la lista de impunidad se extendería a los 35 agresores físicos e intelectuales en el sexenio de la 4T que camina.
Y entonces, de continuar tal cual, la lista de la impunidad se vuelve fatídica, entre otras cositas, por la contemplación mística, verbosa y discursiva “dándose golpes de pecho” con el simple enunciado de lo que está sucediendo.
Una cosita es blindar a los colegas y otra, mil años luz de distancia, hacer justicia.
Y la justicia únicamente se logra insistiendo una y otra y otra y otra y otra y otra… ocasión. La gota perforando la roca.