- Tregua de un semestre a AMLO
Luis Velázquez/ Escenarios
Veracruz.- UNO. Crisis forense en Veracruz
Mañana domingo, euforia morenista en Xalapa. Andrés Manuel López Obrador, investido ya como presidente de la república, en su primera gira a Veracruz.
Vendrá, se ha dicho, para declarar a la tierra jarocha en crisis humanitaria y lo que significa un error.
Crisis humanitaria, por ejemplo, el éxodo de los hondureños a Estados Unidos.
Y el éxodo de los africanos a Europa, donde muchos, hasta niños, mueren en el intento.
En el caso de Veracruz con el tsunami de la violencia, secuestrados, desaparecidos, asesinados y fosas clandestinas se trata de una crisis forense.
Y crisis forense, primero, por el altísimo número de muertos y de cadáveres sin reconocer.
Segundo, por las fosas localizadas y nunca, jamás, procesadas, ni reconocidas en el duartazgo y menospreciadas en la yunicidad.
Así, y mientras la profecía del sacerdote José Alejandro Solalinde Guerra, director del albergue de migrantes, “Los hermanos en el camino”, de que Veracruz es un fosario, la crisis forense ha trascendido más allá del país y llegado a uno que otro continente del mundo.
Incluso, se ha dicho que las fosas de Colinas de Santa Fe son las más grandes de América Latina, y todo indica, que las fosas del Km. 13.5, en el puerto jarocho, con quinientos cadáveres, mínimo, ocuparán el segundo lugar.
Las campanas replican en Veracruz por la buena voluntad de AMLO, pero todo quedaría en una simple faramalla populista, ramplona y barata, si más allá del discurso político, López Obrador deja en el limbo, en la oscuridad, en el intento, la creación de un organismo nacional que imparta justicia penal internacional sobre la desaparición forzada, pero también, sobre la ola de violencia, fuera de control, desbordada como río impetuoso.
DOS. Procesar a homicidas intelectuales
La declaratoria de crisis forense, su verdadero nombre en vez de crisis humanitaria, será positiva siempre y cuando el organismo investigara a los grandes perpetradores de los crímenes y las fosas clandestinas.
Es decir, a los jefes de jefes, a los autores intelectuales, a quienes han ordenado la masacre en Veracruz, más allá de que sean políticos, jefes policiacos, policías y carteles y cartelitos de la droga.
Además, la crisis forense será revestida de buena voluntad política de AMLO si destina un presupuesto para consumar este tipo de justicia transicional (como le llaman ahora) y que incluye el derecho a la verdad, el derecho a la justicia y el derecho a la reparación del daño.
Más, claro, del legítimo derecho a la no repetición de los hechos siniestros y sórdidos.
Todavía más si se considera lo siguiente:
Hasta donde se sabe si bien se sabe, AMLO lanzará la crisis humanitaria (en verdad, crisis forense) como un plan piloto en Veracruz para luego, de lograrse el éxito consabido, replicarse en el resto del país.
Por tanto, un plan piloto en Veracruz que por ningún concepto puede fallar con Cuitláhuac García Jiménez como gobernador, pues de lo contrario, desde Veracruz comenzaría el descarrilamiento de AMLO como el presidente de las promesas incumplidas, quedadas en buenas intenciones.
Por eso, quizá, si con Javier Duarte, el Solecito de la maestra en Letras Hispanas, Lucía Díaz Genao, pintó la raya por completo, y si con Miguel Ángel Yunes Linares sobrevino luego luego el desencanto social por culpa del Fiscal Jorge Wínckler satanizando a todas ellas, el Solecito se habría puesto un semestre de tolerancia, prudencia, cordura y mesura con y/o ante Cuitláhuac García para ver resultados.
Y tales resultados dependerán, y en mucho, más que del secretario General de Gobierno y del secretario de Seguridad Pública y del Fiscal (sea quien sea), de una dependencia que será creada con el nombre de Dirección de la Hora de la Paz y Derechos Humanos, a cuyo frente está ya o estará la maestra de la Universidad Veracruzana, Mayra Ledesma Arronte.
Y es que la profe Mayra Ledesma fue el vaso comunicante entre Cuitláhuac García y el Solecito para sentarse a tomar un cafecito y luego frecuentarse en la esperanza social.
TRES. Tregua semestral a Cuitláhuac
Víctor Hugo decía que “soñar a veces significa sufrir”.
Pero en el relato bíblico se habla de que ha de sufrirse, cierto, porque el dolor es inevitable, pero al mismo tiempo, sufrirse con alegría, con la esperanza y la fe por delante.
Por eso, el Solecito, como los otros dieciséis Colectivos en Veracruz integrados con madres y padres con hijos desaparecidos, siguen buscando a sus hijos, más allá de Javier Duarte y de Miguel Ángel Yunes Linares y de Cuitláhuac García y de AMLO.
El miércoles 28 de noviembre, en el puerto de Veracruz, las madres con hijos desaparecidos del Solecito tuvieron un bingo para reunir fondos y continuar en su búsqueda frenética, ahora, con el objetivo de explorar las presumibles fosas clandestinas en el Km. 13.5.
Fue una mañana imborrable porque en medio del dolor y sufrimiento, las madres jugaron al bingo y entre ellas se cooperaron para darse regalitos con motivo de fin de año.
Un locutor-cantante fue el maestro de ceremonias y de pronto, se sintió Mijares y se puso a cantar sus canciones.
Y con buena voz y mejor ritmo, algunas madres se levantaron de sus asientos en las mesas redondas y se pusieron a bailar, contentas y alegres, alegres de estar juntas, unidas, con el mismo objetivo común.
Y contentas de seguir en la lucha a pesar del desdén oficial.
Por eso, la tregua de un semestre del Solecito al gobernador número 76 de Veracruz y la esperanza puesta en AMLO para cumplir sus promesas a tono con el derecho internacional.
Mañana domingo, en Xalapa, los Colectivos, entre ellos, el Solecito, tendrán reunión estelar con López Obrador.
Ya se verá si después y con las semanas y los meses transcurridos, ellas también pudieran hacer suya la oda legislativa de “Es un honor/estar con Obrador, es un honor/estar con Obrador”.