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Veracruz en disputa

Staff El Piñero

Luis Velázquez / Expediente 2017

 

La lucha por el poder político está canija en Veracruz y son pocos ya quienes se hacen ilusiones con la Yunicidad.

Además, un Veracruz revolcado y turbulento, igual, o peor, que en el duartazgo, y en donde cada parte, cada tribu, cada horda (desde grupos políticos hasta carteles y cartelitos) andan en lo suyo.

En medio de tantas pasiones desaforadas, el góber, ni modo, se ha pulido y repulido como un político caudillesco (¿dictatorial y tiránico como los caudillos del siglo pasado en América Latina, oh Antonio López de Santa Anna?), dispuesto a un cuartelazo, a una asonada, más que militar, política, para amarrar el poder.

Y el poder como una herencia azteca, mejor dicho, bíblica, para los hijos.

Y en tal modelito, un ejecutivo fuerte con un legislativo y un judicial débil, seducible y seducido, en la parte del ajedrez político que se juega.

Con todo, algunos indicativos, quizá, digamos, tenue lucecita en el largo y extenso túnel.

En varios municipios, el Yunes azul sufrió un revés con sus candidatos a las presidencias municipales y debió retroceder.

Casos, entre otros, Xalapa, Pánuco, Medellín, Alvarado y Tlacojalpan, en una mezcla de demarcaciones grandes y chicas, y que en conjunto expresan el estilo personal de gobernar y ejercer el poder.

En contraparte, los actores políticos y sociales, pero también, delincuenciales, disputando para conservar sus parcelas de poder.

Y en el otro lado del charco, mejor dicho, de la realidad social, los pobres, los miserables y jodidos.

Luis Buñuel les llamaba “Los olvidados de Dios”. Albert Camus, “los desheredados de la fortuna”. Oscar Lewis, “los hijos de la pobreza”. Los políticos opositores, “carne de cañón”.

Andrés Manuel López Obrador, de MORENA, les llama de un modo despectivo. Si de pronto, zas, se presentan ante él en sus giritas y le reclaman cositas les contesta de la siguiente manera:

“A ustedes los mandó Yunes”.

 

EL CACIQUE PREFERIDO DEL GÓBER AZUL

 

Quizá el revés más canijo lo recibió el góber azul en Pánuco, donde con todo impulsaba a su amigo del tiempo estudiantil, Ricardo García Guzmán, ex alcalde, ex diputado local, dos veces Contralor, con un hijo de presidente municipal y otro hijo de legislador local, y que una vez a la semana desayunaba o comía con Javier Duarte, y lo que Yunes habría pasado inadvertido.

Cacique huasteco, disputando el poder local con sus adversarios y enemigos, incluso, reñido con el cacique de Tantoyuca, Joaquín Guzmán Avilés, por el cacicazgo en el norte de Veracruz, un periodicazo en Reforma con sabor a Ricardo Anaya, presidente del CEN del PAN, fue suficiente para descarrilar, más que a papá Porky, a Miguel Ángel Yunes Linares.

Tan es así que tumbado de la candidatura edilicia, el cacique de Pánuco (donde quiso nacer Patricio Chirinos Calero) fue relevado por Fernando Molina Fernández, quien era síndico, y que de ganar significará que García Guzmán será el poder atrás del trono.

Como quien dice, “la misma gata pero revolcada”.

Claro, el cacique seguirá mandando, adueñándose más del pueblo, pero nunca será lo mismo que el aplauso se lo lleve su alfil.

Así, y sin caer en el periodismo futurista, el Yunes azul sufrió un primer revés, que ya ha tenido otros, entre ellos, cierto, los carteles y cartelitos paseando en Veracruz como en casa, pero también, el crimen del primer reportero (que así empezó Javier Duarte) el 19 de marzo en Yanga, Ricardo Monlui Cabrera, y de ñapa, el jefe de Redacción del periódico “La Opinión”, de Poza Rica, baleado ayer en la madrugada.

Es más, hasta el sacerdote José Alejandro Solalinde Guerra, apóstol social de “El peje” ya levantado la mano, asegurando que en Veracruz, más que un camposanto, hay un fosario, hoyanco incalculable de muertos, donde igual que en el sexenio anterior, los malandros riñen por la jugosa plaza estatal.

 

DESIGUALDAD ECONÓMICA… QUE TODOS SOSLAYAN

 

Todos, pues, atrás del poder político, que también es económico y social. La riqueza como objetivo esencial. El poder por el poder mismo, donde el más grave pendiente es la terrible y espantosa y creciente desigualdad social, en que doscientas familias son dueñas del 60 por ciento de la riqueza natural.

Los carteles y cartelitos, luchando por conservar y ampliar su feudo.

Los partidos políticos en la rebatinga por las 212 alcaldías y 3,500 sindicaturas y regidurías, más los puestos edilicios de confianza.

Los líderes políticos mirando el 2018 en que disputarán en las urnas las diputaciones locales y federales, las senadurías, la gubernatura de 6 años y la presidencia de la república.

Los grupos y grupitos mudados en políticos automáticos, deseando el cargo siguiente.

Varios, muchos quizá empresarios cabildeando para conseguir los favores de la yunicidad, digamos, en los servicios públicos.

Y en medio de todos el caudillo azul en lo que el góber fogoso llamó “la plenitud del pinche poder” que todos, sin excepción, la viven a lo máximo en un país donde los límites al poder metaconstitucional son letra muerta.

Los jodidos, ya se sabe, se resignan con una despensita quincenal, unas gorritas y camisetitas, un baloncito para el hijo escolar, la boda colectiva, la flor más bella del ejido, la princesita descalza.

Un millón de muertos en la Revolución. 600 mil muertos en la guerra de Independencia. 250 mil muertos en la Cristiada, más otros 250 mil exiliados. Todos, “carne de cañón”. Las elites, repartiéndose las mieles del poder.

Ninguna razón, pues, para hacernos ilusiones con la Yunicidad.

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