Luis Velázquez | Barandal
22 de julio de 2021
ESCALERAS: Se vive y padece en Veracruz un tiempo nublado. Una entidad geográfica llena de miseria y pobreza. Un pueblo pródigo en recursos naturales, habitado por gente jodida. Cada vez, el desempleo multiplicándose como los peces y los panes en el relato bíblico.
Despidos laborales por todos lados. Que por la recesión causada por el COVID.
Pero también, el ajuste de cuentas de los jefes en las oficinas públicas y privadas, exigiendo la renuncia a las personas incómodas e indeseables con el argumento, mejor dicho, pretexto banal y atroz de que haremos cambios y que los contadores piden un reajuste de personal y que ni modo, disculpa, disculpa, pero a la primera que se pueda te incorporamos de nuevo.
PASAMANOS: En el reporte oficial festinan la creación de empleos. De hecho y derecho, un sube y baja en la oferta de fuentes de trabajo según el Seguro Social.
Pero en la realidad, atroz, primero, empleos efímeros.
Y segundo, salarios de hambre, ofensivos, humillantes, denigrantes.
Y por añadidura, sin las prestaciones establecidas en la Ley Federal del Trabajo.
CORREDORES: Pueblo rico en recursos naturales, doscientas familias de Veracruz concentran el 60 por ciento del capital.
Y el resto de la población, viviendo del sueldito y la ama de casa haciendo milagros cada quincena para estar el salario mínimo.
Los años y los sexenios y los cuatrienios (en el caso de los presidentes municipales) caminan y la calidad de vida empeora.
Y empeora, porque se vive sin la esperanza real, concreta, específica y maciza de un mundo mejor.
Vivir, pues, sin la expectativa de que las cosas pudieran, incluso, hasta con un milagro, cambiar para ser mejores.
Por el contrario, se cambia para zambullirse en el fondo del precipicio como, por ejemplo, sucede con los jefes de familia a quienes de pronto llega el aviso del despido laboral.
BALCONES: Los días únicamente heredan desesperanzas, desencantos, adversidad, vientos huracanados, promesas incumplidas, “no te pierdas, háblame, estoy pendiente”.
Incluso, nunca más vigente la máxima bíblica de que para avanzar en la vida nada más efectivo que aplicar la enseñanza evangélica de poner la otra mejilla.
En el caso de los hombres, quizá, quizá, quizá, una posibilidad laboral, pero siempre y cuando cubran el diezmo de su salario.
Es decir, permitir que el jefe “ordeñe la vaca”.
PASILLOS: Pocas, excepcionales empresas, comercios, negocios, están creando empleos. Por el contrario, cada vez cerrando más changarros. Y si uno que otro subsiste y mantiene las puertas abiertas, con el reajuste del personal y el mínimo de empleados. Incluso, hasta con los salarios reducidos.
Por eso, los días son tan sombríos. Y sin ninguna gaviota volando sobre el Golfo de México profetizando tiempos mejores.
Son los días y noches más oscuros de la vida.
VENTANAS: Tan es así que nunca antes, como ahora, tanta gente extendiendo la mano en el crucero pidiendo limosna.
El fracaso tradicional de la política económica y que se arrastraba.
El fracaso de la política económica en el tiempo del COVID y de la recesión.
El fracaso de la política económica debido a tanta incertidumbre, zozobra, inseguridad e impunidad.
En “Las mañaneras” dirán misa concelebrada festinando buenos tiempos. Pero en la realidad de cada hogar y familia y cada entidad geográfica y en cada pueblo de Veracruz, las semanas y los meses que se viven son los más crueles.
Con todo y programitas sociales.
Tan mal andamos que hasta los sueños de cada persona cada noche se han vuelto una pesadilla eterna.