- Viene revancha de priista
Barandal
Luis Velázquez
Veracruz.- PASAMANOS: La noche del sábado fue trágica en Coxquihui, un pueblito de la sierra de Papantla.
En la Papantla de Manuel Maples Arce, el poeta del estridentismo, secretario General de Gobierno del gobernador Heriberto Jara Corona, 1924/1927, Miguel Ángel Yunes Linares alardeaba, con todo y erario quebrado, que su festival Tajín era el mejor de la historia, ni siquiera, vaya, cuando lo iniciara Miguel Alemán Velasco.
Pero desde el sábado 18 en la noche, con los 5 policías y los tres civiles muertos en un tiroteo en Coxquihui, el festival Tajín pasará a la historia… por el número de muertos.
Y es que el góber azul le habría agregado fuegos artificiales.
En Coxquihui, las víctimas fueron del lado del presidente municipal, el priista Reveriano, Pérez Vega, por cierto, compadre del diputado federal, Jorge Carvallo Delfín, quien le bautizara a una de sus hijas.
Reveriano (un hermano desaparecido que nunca regresó a casa) es un político de unos 45 años, astuto, inteligente, bragado, con una agudeza incandescente, abusado, líder de la organización de taxistas más poderosa de la sierra de Totonacapan, y jefe del grupo conocido por “Los pelones”, porque todos andan a cabello rapado, una moda que trajera de Estados Unidos cuando migrante, tiempo aquel cuando se llevara a un montón de indígenas paisanos a conquistar el país de Donald Trump.
“Mucha flota se llevó entonces” dice un priista y todos han permanecido fieles a su causa política y social.
En el año 2006 regresó de EU. Y el año siguiente se lanzó como candidato priista a la alcaldía y ganó. Y en el año 2010, lanzó a su candidato y le heredó el poder edilicio. Y en el año 2013, otra vez se lanzó él mismo y volvió a ganar.
Para entonces, ya era aliado con los hermanos Picazo de Coyutla. Benito, el presidente municipal actual, y su hermano Basilio, diputado local en la LXIV Legislatura.
Luego, cuando se les atravesó la disputa con la diputación curul rompieron la luna de miel, tiempo en que otro cacique, Rómulo Salazar, se metió en el ruedo.
Con todo, el PRI tiene en Coxquihui un bastión priista para ganar de todas todas la alcaldía del 4 de junio.
Gracias, claro, a Reveriano.
BALAUSTRADAS: Los agresores se metieron en el feudo político, social y económico del alcalde de Coxquihui.
De cara, se insiste, a la elección de candidatos a presidentes municipales, lo que resulta indicativo pues al momento han asesinado a dos aspirantes más a la silla edilicia, los dos cañeros y los dos en la franja central de Veracruz, sede de la mayoría de los ingenios azucareros, y en donde, además, el domingo 19 fue asesinado el primer reportero, Ricardo Monlui Cabrera, en la yunicidad.
Y si Reveriano fue embestido, bragado como es, la Fiscalía azul se apura a detener a los presuntos asesinos, y más porque cinco policías fueron ejecutados, o de lo contrario, la respuesta de Reveriano sería de película, mínimo, de antología.
Y más, en la montaña de Papantla, donde en cada demarcación hay parcelas de poder definidas y arraigadas.
Bastaría referir Coyutla con la lucha de los Picazos.
Y más, porque la región es disputa partidista entre el PRI, el PAN y MORENA con Andrés Manuel López Obrador, quien apuesta a los pobres entre los pobres.
Peor tantito si se recuerda otra circunstancia:
En Papantla, cierto, ajuste de cuentas, pero nunca antes, en ningún gobierno anterior, como ahora en que ocho personas fueron ejecutadas con alevosía, ventaja y premeditación.
Además, los agresores se metieron a la casa del cuñado de Reveriano, lo sacaron por la fuerza y en la vía pública lo torturaron y mataron, delante de todos, para enviar un mensaje sórdido y siniestro a la población, más o menos, la misma historia del asesinato múltiple en Tehuipango, en la sierra de Zongolica, en el sexenio de Rafael Hernández Ochoa, 1974/1980.
Nada más terrible en la vida que tus enemigos se metan en tu casa, metidos, claro, como están los carteles y cartelitos desde el sexenio de Patricio Chirinos Calero, floreciendo todos en tierra fértil.
Lo dice el titular principal de Proceso. “Veracruz, cosecha de cadáveres”.
ESCALERAS: En menos de 24 horas, del sábado 18 al domingo 19, Veracruz se estremeció.
En Coxquihui, los ocho asesinados.
En Yanga, el primer reportero ejecutado en la Yunicidad.
Y en el poblado de “El arbolillo”, en Alvarado, unas fosas clandestinas con un total de 46 cadáveres.
El góber azul quiso lanzar así un elemento distractor con las fosas para que en el pasillo social, económico, político y mediático se hablara más de los muertos heredados por Javier Duarte y sepultados en fosas clandestinas (de “Colinas de Santa Fe” a “El Arbolillo”) que de la barbarie en Yanga y Coxquihui.
El ciudadano común que todos los días vive con sencillez se siente frustrado, porque si Kafka convirtió a Gregorio Samsa en un insecto, ante los vientos huracanados de la inseguridad azul sueña con mudar, por ejemplo, en un topo tipo Carlos Marx para escudriñar los hechos sociales o en una gaviota para volar sobre el Golfo de México, o en todo caso, volverse un cocodrilo para que todo mundo le tenga miedo.
Miguel Ángel Yunes Linares no puede.
Claro, y como él mismo dice, “criticar desde afuera es muy fácil”, pero en su caso es el jefe de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, y jefe máximo de los más de veinte mil policías y jefe supremo de las finanzas y jefe nato de su partido, el PAN y están jugando en las grandes ligas de la sucesión presidencial.
Nada, entonces, ha de manchar su bienio.