Luis Velázquez /Malecón del Paseo
06 de agosto de 2019
EMBARCADERO: La vida, decía el escritor Ricardo Garibay, el gran cronista del siglo pasado, “es la tierra del dolor… Y con frecuencia, se llora el resto de la vida”… Partía de una premisa universal… La excelencia de la juventud y la excelencia de la vejez… Pero…, pero el tiempo de la juventud, observaba, es muy corto, y el tiempo de la vejez parece inacabable… Y más, cuando con todo y mantener el optimismo y la fe, llega un momento cuando se tiene gran emoción social, por ejemplo, pero energía física insuficiente…
ROMPEOLAS: Y más cuando la mayor parte de los indicadores son en contra, entre ellos, los siguientes… 1) Los achaques inevitables como la presión arterial, la próstata, el cáncer, los dolores musculares, el cansancio físico y neurológico de tantos años empujando la carreta… 2) El riesgo de contraer cualquiera de las tres mil enfermedades existentes en el catálogo médico… 3) La soledad, un estado sicológico demasiado atroz… 4) El abandono de los suyos… 5) El distanciamiento con los amigos…
ASTILLEROS: Por eso, Ricardo Garibay definía el mundo como “la tierra del dolor”… Por eso, y soñando con una calidad de vida pareciera a “un racimo de uvas y cerezas”, ha de tenerse siempre, siempre, siempre, un sentido de vivir… Una razón poderosa para levantarse cada día, haciendo a un lado los dolores del cuerpo… Incluso, la enfermedad padecida… Unas veces, por ejemplo, basta estar al lado de la pareja amada… Otra, de los hijos… Otra, de los nietos… Otra, una causa social, digamos, meterse de activista en una ONG, incluso hasta en una ONG animalista, pues los animales, ya se sabe, también tienen legítimos derechos…
ESCOLLERAS: El subcomandante Marcos, antes, Galeano, ahora, del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, aquel de la guerra en Chiapas en el año 1994, soñó con la redención indígena y no pudo… También Bartolomé de las Casas y Samuel Ruiz soñaron con la libertad y la dignidad social para los indígenas y no pudieron… Miguel Hidalgo y José María Morelos ofrecieron el paraíso terrenal a los indígenas y campesinos y fracasaron en el intento, y más, cuando a ellos los fusilaron y decapitaron y hasta exhibieron sus cabezas en la plaza pública para escarnio…
PLAZOLETA: Ha, entonces, de trabajarse mucho para evitar hasta donde es posible “la tierra del dolor”… Y más, considerando otra premisa universal: ningún ser humano fue traído al mundo para ser infeliz y vivir tiempos adversos… Al contrario, los seres humanos llegamos a la tierra para estar y ser con los mejores vientos… Y por encima de todo y de todos está la familia… “El núcleo de la sociedad” le llamaban en el siglo pasado… Es más, las elite eclesiásticas de entonces exaltaban a la familia como el punto de partida y el único para centrarse en el hogar “en vez de ser candil de la
calle y oscuridad de la casa”… “Cuídense unos a otros” dice el presidente municipal de MORENA en Xalapa ahora cuando la inseguridad, la incertidumbre y la zozobra constituyen “el pan de cada día”…,
PALMERAS: Cierto, y en la lógica de Ricardo Garibay, se vive y habita “la tierra del dolor”… El paisaje urbano, suburbano y rural de Veracruz, por ejemplo, está lleno de secuestrados, desaparecidos, torturados, asesinados, cercenados, decapitados y cadáveres tirados en la vía pública y flotando en los ríos y lagunas… Y cada muerto deja un hogar enlutado, hijos huérfanos y parejas viudas… Solo queda “ponerse a rezar”, como dice el arzobispo de Xalapa, esperando todos un milagro…