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Veracruz, panteón de reporteros: Ricardo Monlui, primer asesinado

Staff El Piñero

 

Luis Velázquez/ Barandal

Veracruz.-PASAMANOS: Al primer reportero del sexenio de Miguel Alemán Velasco se lo mataron a los tres años con nueve meses y 16 días. José Miranda Virgen, el 16 de septiembre de 2002.

Al primer dueño de un periódico se lo mataron a Fidel Herrera Beltrán a los cuatro meses y ocho días. Raúl Gibb Guerrero, dueño del periódico “La Opinión” de Poza Rica. 8 de abril de 2005.

Y al primer reportero se lo mataron a Fidel Herrera a los once meses y un día de iniciado el sexenio. Hugo Barragán Ortiz, de “La crónica de la Cuenca”, el 1 de noviembre de 2005.

Al primer reportero se lo mataron a Javier Duarte a los seis meses y un día de iniciado el sexenio fatídico, pues en total fueron 19 reporteros y fotógrafos ejecutados, más tres desaparecidos, Noel López Olguín, del periódico “Horizonte” de Acayucan, el 1 de junio de 2011.

Y al primer reportero se lo mataron a Miguel Ángel Yunes Linares a los cuatro meses y 19 días del bienio.

Ricardo Monlui Cabrera, columnista del “Diario de Xalapa”, el domingo 19 de marzo, en Yanga, a manos de un pistolero solitario, un día posterior a la trágica noche de Coxquihui, en la sierra de Papantla, donde un tiroteo dejó cinco policías y tres ciudadanos (civiles) asesinados.

Su esposa e hijo, que lo acompañaban, quedaron ilesos.

Veracruz, río de sangre.

Veracruz, valle de la muerte.

Veracruz, el infierno.

Javier Duarte, con su vocera, María Georgina Domínguez, fueron indiferencias al crimen de su primer reportero, Noel López, desaparecido, ejecutado y sepultado en una fosa clandestina en Hueyapan de Ocampo.

Ahora, la Yunicidad podría, digamos, seguir inculpando al prófugo de la justicia desde hace 155 días del Veracruz que se vive y padece.

Sólo… que Duarte dejó la gubernatura en el mes de octubre del 2016, en la víspera de que la Procuraduría General de la República, PGR, expidiera la orden de aprehensión y cuando Flavino Ríos Alvarado (internado en el penal de Pacho Viejo) era gobernador interino.

Por fortuna, en sus 40 días, nunca le mataron a Flavino a un reportero, un fotógrafo, un columnista.

 

BALAUSTRADAS: Monlui era columnista de los periódicos “Diario de Xalapa” y “El Sol de Córdoba”.

Tenía un periódico digital, El político de Xalapa.

Fue jefe de prensa de la Unión Nacional de Productores Cañeros, CNC, con su amigo y compadre Daniel Pérez Valdés, el dirigente nacional.

Y estemos de acuerdo o desacuerdo con su ejercicio periodístico era un trabajador de la información.

Y, claro, se refiere lo anterior porque Javier Duarte solía pitorrearse de los diaristas asesinados en su casi sexenio.

De Moisés Sánchez Cerezo dijo que era un taxista.

De Gregorio Jiménez de la O., que tenía conflictos con la dueña de una cantina, que era su suegra.

De Armando Saldaña Morales, que lo mataron en un pleito de cantina.

De Anabel Flores Espinoza, que era pareja de un policía.

De Pedro Tamayo, que estaba ligado al jefe narco de plaza quien le financiaría un periódico.

De Regina Martínez Pérez, que la estrangularon por un conflicto pasional con un tipo que, con otro más, la mataron; el par era adicto a la droga y enfermos de VIH.

De Yolanda Ordaz, que era jefa de prensa de unos malandros.

Y así por el estilo.

Ya se verá, entonces, en base a los hechos y resultados la filosofía política y social de la Yunicidad ante el primer crimen de un tundeteclas.

Y aun cuando en las redes sociales anónimas comenzaron desde ayer domingo a enlodar el nombre de Ricardo Monlui, nadie pensaría que el desprecio y el menosprecio del duartazgo pudiera, digamos, repetirse en el bienio azul.

Y si la verdad es, entonces, y de acuerdo con la ley, las pruebas irrefutables han de caminar por delante.

 

ESCALERAS: Algunos momentos estelares en el Veracruz hoy, sin Duarte, pero con los carteles y cartelitos metidos hasta el tuétano, digamos, desde el sexenio de Patricio Chirinos Calero, 1992/1998:

28 de febrero: once cadáveres tirados en una calle de Boca del Río.

Los narcos dejaron un grito de batalla, como el reproducido por Rubén Figueroa Alcocer como gobernador de Guerrero en que sus policías asesinaran a 17 campesinos en Aguas Blancas: “Si guerra quieren, guerra van a tener”.

9, 15 y 16 de marzo: más personas asesinadas en Córdoba, Fortín, Maltrata, Actopan, Pánuco y Poza Rica.

Entre ellos, los tres policías ministeriales que levantados en Puebla y tirados en Veracruz.

17 de marzo: cinco hombres, tres de ellos taxistas, acribillados en Coatzacoalcos.

Noche del 19 de marzo: fuego cruzado en Coxquihui, sierra de Papantla. cinco policías y tres civiles asesinados.

Hay días, todos los días, desde el primero de diciembre del año anterior en que más cadáveres se agregan a la lista negra de la muerte.

Y por ningún motivo se vale ni decir que “tengan paciencia, pues estamos llegando” (Jaime Téllez) ni tampoco que “no tengo una varita mágica” (el góber azul) ni menos, mucho menos, seguir culpando a Javier Duarte.

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