*A veces descalzos y otras con chanclas de plástico los niños hijos de campesinos recorren hasta dos kilómetros para abastecerse de agua
Veracruz, México.- Las rancherías del municipio de Acultzingo tienen algo que las une: la sed, hambre y miseria son rasgos de 12 mil habitantes que viven sin agua potable. Su sentencia caminar como indigentes entre rocas y lodo, beber agua encharcada y mal comer; trabajar de seis a seis para arrancarle una mazorca a la montaña.
A veces descalzos y otras con chanclas de plástico los niños hijos de campesinos recorren hasta dos kilómetros para abastecerse de agua en uno de los manantiales en la montaña.
Juan y José tienen los pies quebrados, los huaraches rotos y ya saben escalar cerros. Los niños pertenecen a las congregaciones de Potrero, Tlapextitla, Coatepec de Arriba, Coatepec de Abajo, y Pinotla, donde no hay agua entubada.
Desde Potrero se camina una hora y media para llegar a la primaria. Ya sea con la carga de la lluvia o los pies batidos de lodo, el nailon empapado o atravesando la espesa neblina, los hermanos recorren la brecha o se trepan al monte con los zapatos agrietados y la ropa rasgada.
Los niños se enferman de la panza, será porque el agua está sucia, pero ninguna autoridad del municipio interviene a favor de los pobres y marginados.
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