Durante su embarazo, nunca bebió alcohol ni fumó un cigarrillo. Pero casi todos los días, Stacey, entonces de 24 años, fumó marihuana.
Empezó a dar algunas pitadas durante su primer trimestre para calmar las náuseas matutinas antes de ir a trabajar a una tienda de sándwiches. Cuando la ciática hizo que fuera insoportable permanecer parada durante sus turnos de 12 horas, discretamente vapeaba aceite de marihuana en su descanso.
“No necesariamente diría: ‘fúmate medio kilo de porro cuando estés embarazada’”, dijo Stacey, hoy una ama de casa en Deltona, Florida, que pidió que su nombre completo fuera omitido porque es ilegal comprar marihuana en la calle en Florida. “Con moderación, está bien”.
Muchas mujeres embarazadas, en particular las más jóvenes, parecen estar de acuerdo, según una reciente encuesta realizada en Estados Unidos. A medida que los estados legalizan la marihuana o su uso medicinal, cada vez más mujeres gestantes la están adoptando —otro ejemplo de las muchas formas en que la aceptación de esta droga dejó atrás la comprensión científica de sus efectos en la salud humana.
Depresión, ansiedad, estrés, dolor, náusea y vómito fueron las razones más comunes por las que las mujeres reportaron usar la marihuana.
Con frecuencia, las embarazadas suponen que el cannabis no tiene consecuencias para los bebés en desarrollo. Sin embargo, investigaciones preliminares sugieren lo contrario: el principal ingrediente psicoactivo de la marihuana —el tetrahidrocannabinol, o THC— puede atravesar la placenta para llegar al feto, dicen los expertos, posiblemente dañando el desarrollo cerebral, la cognición y el peso al nacer. El THC también puede estar presente en la leche materna.
Algunos de los datos más extensos provienen de dos grupos de investigadores, en Pittsburgh, Pennsylvania, y en Ottawa, Canadá. En Pittsburgh, niños de 6 años con madres que habían fumado un cigarrillo de marihuana o más diariamente en el primer trimestre del embarazo mostraron una menor capacidad para entender conceptos al escuchar y leer. A los 10 años, los niños expuestos al THC en el útero eran más impulsivos que otros niños y menos capaces de enfocar su atención. A los 14 años, los hijos de madres que usaron marihuana de manera considerable en el primer trimestre tuvieron calificaciones más bajas en lectura, matemáticas y ortografía que sus compañeros.
Varios estudios hallaron cambios en el cerebro de fetos, de 18 a 22 semanas de gestación, relacionados con el consumo materno de marihuana.
“Incluso al principio del desarrollo, la marihuana cambia circuitos críticos y neurorreceptores”, señaló Yasmin Hurd, neurocientífica y directora del Centro de Adicciones de la Escuela de Medicina Icahn del Sistema de Salud Mount Sinai, en Manhattan. “Esos son importantes para la regulación de las emociones y la gratificación, incluso para la función motriz y la cognición”.
Ya está bien documentado que el cerebro en desarrollo de adolescentes puede ser alterado por el uso regular de marihuana, a la larga incluso reduciendo el cociente intelectual. La academia estadounidense de Pediatría y el colegio estadounidense de Gineco-Obstetras advierten en contra del uso prenatal del cannabis debido a su vínculo con el deterioro cognitivo y el bajo rendimiento académico.
Marie McCormick, pediatra y presidenta de un nuevo reporte sobre el cannabis de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina, dijo que fumar cannabis “de hecho, confiere, en términos de peso al nacer, los mismos riesgos que el tabaquismo”.
Casi todas las investigaciones en este campo fueron realizadas cuando la droga era mucho menos potente. La marihuana tenía 12 por ciento de THC en 2014, mientras que en 1995 era de sólo un 4 por ciento.
“Todos esos son estudios preliminares realmente buenos sobre los efectos de la marihuana que no nos dicen lo que necesitamos saber ahora sobre los niveles más altos de concentración”, dijo Therese Grant, epidemióloga y directora de la Unidad de Alcohol y Drogas Fetales de la Universidad de Washington. “Necesitamos hacer mucha mayor investigación ahora”.
El THC se almacena en la grasa y puede permanecer en el cuerpo de una madre durante semanas, si no meses. El colegio estadounidense de Gineco-Obstetras recomienda a los médicos que pregunten a las mujeres embarazadas sobre el uso de marihuana y las insten a dejarla.
El hijo de Stacey acaba de cumplir su primer año. Camina, habla y se amamanta, y ella no está preocupada por su desarrollo.
Ella aún fuma marihuana, pero su dolor está aminorando.
con información de https://www.clarin.com/new-york-times-international-weekly/?url=/clarin/content/view/full/57117/