¿Es bueno o es malo que el Gobierno de México sea el que hoy tenga la mayor interacción con la administración de Donald Trump? El diario Norwalk Reflector dice que aún es difícil saberlo, pero el intenso ir y venir de funcionarios de México a Washington DC han aminorado el discurso amenazante de Trump, e incluso han convertido a los secretarios de Estado mexicanos en “expertos” en dicha administración, tanto que son consultados por otros gobiernos sobre cómo tratarla.
Aun así, afirma, “esto puede ser la calma antes de la tormenta”, pues las problemáticas de comercio e inmigración no desaparecen.
Ciudad de México. (SinEmbargo).– En sus primeros dos meses al frente de la Casa Blanca, la administración de Donald Trump probablemente ha pasado más tiempo en con el Gobierno mexicano que con cualquier otro. Pero los expertos están divididos sobre si eso es un buen augurio un mal para las relaciones de Estados Unidos con una nación que ha sido receptora de los ataques retóricos más duros y humillantes del mandatario estadounidense, plantea un reportaje del periódico Norwalk Reflector.
El diario de Ohio, fundado en 1830, cita a Gerónimo Gutiérrez, el Embajador de México en Estados Unidos, quien estuvo presente en un seminario en Washington DC la semana pasada: “Es mejor si cooperamos, hablamos entre nosotros, en vez de apuntarnos el uno al otro”. Sin embargo, el reporte realizado por el periodista Franco Ordonez destaca que el funcionario mexicano se quedó corto al decir que la relación entre ambos países pasa por una crisis, cuando en realidad está en una etapa “crítica”..
Trump y el Presidente mexicano, Enrique Pena Nieto, cancelaron su primera reunión sobre el plan del mandatario de EU para construir un muro en la frontera, pero en las semanas siguientes hubo por lo menos media docena de reuniones a nivel ministerial –casi una por semana– y más llamadas telefónicas entre diplomáticos estadounidenses y mexicanos, explica el diario.
Tanto en la Casa Blanca como en las cenas italianas en el Café Milano, en el distrito de Georgetown en Washington, diplomáticos como Gutiérrez y el canciller mexicano Luis Videgaray Caso han pasado horas con Jared Kushner, el yerno de Trump y su mayor consejero, el Secretario de Estado, Rex Tillerson; el Secretario de Seguridad Nacional, John Kelly, y el Secretario de Comercio, Wilbur Ross, agrega.
Gutiérrez dijo que nunca antes México había sido un foco tan importante de una nueva administración. Eso es algo bueno y malo, dijo, al destacar que México se ha sentido descuidado en el pasado. También comentó que su país debía ser cauteloso, pero destacó que las primeras reuniones habían sido “fructíferas”. Además, comentó, es importante mantener abiertas las líneas de comunicación y advirtió sobre el sentimiento antiamericano anti-estadounidense en México y el sentimiento anti-mexicano en EU.
Expertos de México como Andrew Selee, vicepresidente ejecutivo del Wilson Center, un centro de investigación con sede en Washington, ven un esfuerzo deliberado para evitar que una relación crucial se deslice de sus rieles, plantea Norwalk Reflector.
“Realmente es un nivel sorprendente de compromiso”, dijo Selee en una entrevista. “El único otro país en el que puedo pensar con el que se observa este compromiso tan visible es probablemente Israel. No veo ninguna otra relación que se esté viendo tanto”.
México, dice el periódico, es posiblemente la relación bilateral más importante de Estados Unidos. Es un socio comercial y un aliado en cuestiones de seguridad y migración.
La semana pasada, por ejemplo, el Procurador Raúl Cervantes Andrade pasó dos días en Washington, reunido con su homólogo estadounidense Jeff Sessions, luego de que México ayudó a recuperar la camiseta del Super Bowl de Tom Brady, quarterback de los Patriotas de Nueva Inglaterra; luego también se reunió con Kelly para revisar la colaboración entre ambos países para combatir el narcotráfico y el lavado de dinero.
Esto siguió a por lo menos dos visitas anteriores: la de Luis Videgaray, quien llegó a Washington a principios de marzo para objetar una propuesta de Estados Unidos para separar a los niños de sus padres cuando las familias son detenidas tratando de cruzar la frontera; y luego la del Secretario de Comercio [Ross], quien se reunió con el ministro mexicano de Economía, Ildefonso Guajardo Villarreal. Los dos funcionarios mexicanos tuvieron una cena con Ross y Tillerson, Secretario de Estado.
Además, en febrero pasado, Tillerson y Kelly visitaron la Ciudad de México para explicar el plan estadounidense para exigir a los migrantes que esperaran audiencias en México, sin importar de dónde vinieran.
“Los dos países han tenido tantas reuniones que otros gobiernos buscan a México para que les dé consejo sobre el trato con el Gobierno de Trump. Ésa es a menudo una pregunta que surge cuando los diplomáticos latinoamericanos y europeos viajan a México para reunirse con funcionarios de ese gobierno.
“Están diciendo: ‘Hey, dime qué está pasando en el gobierno de Trump. ¿Cuál es su experiencia?’, dijo Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano, una organización con sede en Washington y centrada en América Latina. “Ellos [los funcionarios mexicanos] son una especie de especialistas en el gobierno de Trump porque han tenido más exposición con éste”.
Sin embargo, el periódico destaca que “no está claro cuán productivas son las reuniones en realidad. Cada lado está midiendo al otro”.
“Lo que está claro, sin embargo, es que México es el único país que combina los dos temas que fueron pilares en la campaña de Trump: el comercio y la inmigración. Mientras ocupan sus puestos de trabajo, los funcionarios discuten quién podría ser el mejor para tratar con quién en el gobierno mexicano”, dice el reportaje de Ordonez.
También afirma: “Trump ha apostado por una posición políticamente cáustica en México. No puede retroceder en su promesa de construir el muro sin perder apoyo entre su base. Y Peña Nieto está bajo una gran presión para distanciarse de los Estados Unidos”.
“Esto puede ser la calma antes de la tormenta”, dijo Shifter, quien frecuentemente conversa con funcionarios de todo el hemisferio. “Estas cuestiones de comercio e inmigración no desaparecen”, comentó al periódico de Ohio.
Sobre el muro, este martes el sitio digital WJLA, de la cadena abc, expuso que la Senadora Claire McCaskill dio a conocer nuevas cifras –que obtuvo de la administración Trump–, donde se revela el costo total de la pared en la frontera entre México y Estados Unidos podría llegar a un costo de 66 mil 900 millones de dólares.
En su campaña, Donald Trump dijo que el muro fronterizo costaría entre 8 y 10 mil millones de dólares y sería pagado por el Gobierno mexicano. Las autoridades mexicanas han rechazado repetidamente la idea de pagar por ese muro y, de acuerdo con WJLA, en las últimas solicitudes de presupuesto de la administración Trump, “parece que los contribuyentes estadounidenses pueden ser los que al final paguen la cuenta”.
UNA RELACIÓN EN RIESGO
Mientras que la administración Obama también tenía mucha relación con el Gobierno mexicano, esa cercanía era más de continuidad después de la administración Bush, plantea. Fueron el ex presidente George W. Bush y el ex presidente mexicano Felipe Calderón Hinojosa quienes, en 2007, firmaron un acuerdo de seguridad bilateral –la Iniciativa Mérida– para combatir el narcotráfico. Dicho acuerdo estableció canales directos para que funcionarios estadounidenses y mexicanos compartieran inteligencia y EU acordó proporcionar ayuda a las autoridades mexicanas.
Con el Presidente Barack Obama, las cosas ya estaban en su lugar. Los dos gobiernos no necesitaban hablar tanto, dijo Shifter al Norwalk.
“Ahora están diciendo: ‘¿Merida va a continuar?’’, se preguntó Shifter. “Una relación de trabajo que tardó tres décadas en desarrollarse está ahora en peligro porque la política se ha vuelto muy venenosa”, añadió el experto.
Pero después de semanas de ida y vuelta, la temperatura de la retórica se ha reducido y la diplomacia parece haber tomado fuerza, destaca el diario.
Los altos funcionarios de ambas administraciones, añade, ven demasiado en juego para dejar que las relaciones se reduzcan en espiral, y eso significa intentar asegurar que la cooperación continúe mientras se encuentra una manera de permitir que ambos presidentes se vean la cara.
México, destaca, es el tercer socio comercial de Estados Unidos. Los dos países colaboran en todo, desde el combate al narcotráfico hasta la trata de personas. Estados Unidos ha invertido más de 2 mil millones de dólares a través de la iniciativa de Mérida, y el Gobierno mexicano, después de décadas de hostilidad, ahora permite la inversión de Estados Unidos en su industria petrolera.
El alcance de los intereses compartidos se puso en exhibición, dijo el ex Embajador de México en EU, Arturo Sarukhán, cuando Videgaray y Villarreal cenaron a principios de marzo con Ross y Tillerson en el Café Milano, un lugar donde se da cita la clase política de EU y del mundo. Dicho restaurante fue elegido como el sitio para asesinar al Embajador saudita en Estados Unidos por la Fuerza Al Quds, una rama del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán, cuenta el periódico.
El complot fue descubierto por las autoridades estadounidenses con la ayuda de funcionarios mexicanos que habían descubierto que los iraníes habían contactado a un cártel mexicano de la droga para arreglar el asesinato, añade.
El Embajador Gutiérrez, agrega el diario, ve oportunidades: él piensa que la relación de los dos países será más fuerte una vez que consigan remendar asperezas. Recientemente, cita, se burló de los antiguos embajadores y líderes empresariales sobre su extraña posición al ser el centro de atención de un nuevo Gobierno, cuando en el pasado los funcionarios mexicanos han criticado a Estados Unidos por descuidarlos.
“Como dice el proverbio chino: ‘Ten cuidado con lo que deseas’, porque estamos muy al frente y desde el principio”, dijo Gutiérrez. “Y eso es malo y bueno”, concluye Norwalk Reflector.