Redacción El Piñero | Corresponsalía
Loma Bonita, Oaxaca. – Maestro de la construcción en lo largo y ancho de la palabra, Fernando Silva Camacho sigue el ejemplo de su papá, don Pedro Silva Reyes, a quien le tocó dar de su fuerza, conocimiento y responsabilidad, para pavimentar la calle Veracruz de esta ciudad, así como el Palacio Municipal que aún está de pie: sólido y bien diseñado.
Haciendo trabajo en la calle Veracruz, la cual fue pavimentada hace más de 50 años con Monterrosas, Fernando Silva presta unos minutos de su valioso tiempo para responder a algunas preguntas sobre su oficio, y estas son algunas de sus palabras.
Empecé desde chamaco en este oficio porque mi papá fue albañil. Él fue parte de los trabajadores que pavimentaron esta avenida, y también trabajó en la edificación del Palacio Municipal, en tiempos de don Juan López Cruz, el cual hoy luce sólido e incólume, como dando la bienvenida a visitantes y paisanos que viven y trabajan fuera de la ciudad, de la cuenca, del estado y del país.
Hijo de tigre, tigrito, dice El Piñero de Loma Bonita a este hombre de la construcción, quien dice tener más de 50 años en la valiosa tarea de la edificación. A Fernando niño, le tocó ver la pavimentación de la calle Veracruz, pues su padre trabajó en esta importante obra.
Y es que, tras varios meses de abandono, la restauración de esta calle está con el viento a su favor, pues hombres como Fernando, con maquina a lado como herramienta de trabajo, levantan la dura piel de concreto de más de 20 centímetros de grosor, a fin de cambiar la tubería del drenaje, que llegó al fin de su vida productiva.
Tras decir que el trabajo de la albañilería y la construcción le ha permitido vivir, que siempre le ha dado para comer, Fernando Silva Camacho sabe que lo bueno permanece, es difícil de vencer, como esta calle que, a medio siglo de pavimentada, está sin socavones.
Con él como ejemplo, ejemplo de que el mejor oficio es el que se hace con responsabilidad y pasión, don Fernando dice: Siempre hay que echarle para adelante.