➡️ Esta es la catástrofe en Tuxtepec que no figura en las agendas oficiales
➡️ Productores, víctimas de la violenta naturaleza, retratan la indiferencia de las autoridades; “nos estamos rascando como podemos”
Por: Roberto POLO | El Piñero
Tuxtepec, Oaxaca. – El 10 de diciembre de 2023, un ventarrón ocasionado por el Frente Frío #15 y su interacción con corrientes de chorro polar y una línea seca provocó un desastre en la producción de plátano macho en los Ejidos de San Bartolo, Pueblo Nuevo Papaloapan, Santa Teresa y Santa Rosa, en Tuxtepec, municipio de la región de la Cuenca del Papaloapan, en el estado de Oaxaca.
Un mes y medio después, para las autoridades de los tres niveles de gobierno, esto no sucedió. Hasta este primero de febrero, nadie, ningún servidor público había acudido al lugar para constatar y evaluar lo que los productores plataneros consideran una nueva desgracia.
El equipo de El Piñero Periodismo y Debate acudió hasta la zona de desastre para conocer los testimonios de aquellos que se enfrentan al naufragio económico, víctimas de pérdidas monumentales.
“Nos estamos rascando como podemos”, dice Don Juan Cortés, apuntando su mirada a unas matas de plátano que colapsaron meses antes de que maduraran y pudieran generar economía en uno de los ejidos más importantes de Tuxtepec, el núcleo Santa Rosa, el más golpeado por este embate de la naturaleza.
“Ningún funcionario del gobierno municipal, estatal o federal ha llegado para verificar las afectaciones, nadie, solo ustedes que me están haciendo una entrevista, ojalá que esta entrevista llegue a oídos de algunos funcionarios y vean el daño que se sufrió en el campo agrícola de plátano”.
Para Don Juan, Santa Rosa depende del plátano, “si no tenemos plátano no hay movimiento, todo se complica (…) se va a poner crítica la cosa y más si no hay apoyo de alguna dependencia”.
Don Juan Santibañez Mejía, residente y campesino de Pueblo Nuevo Papaloapan, confirmó a El Piñero Periodismo y Debate la total ausencia de los gobiernos después del infortunio. “Ninguna, de parte del Ayuntamiento, de parte de algún gobierno, nada (…) el comisariado ya anunció que no hay recursos para nosotros ahorita”.
Para Bernardo Sánchez, ejidatario de Santa Rosa, el desinterés de las autoridades es lamentable a pesar de que los estragos se tradujeron en una afectación del ochenta por ciento de los cultivos; más de cien hectáreas sufrieron pérdidas mayúsculas.
Aquel día en que los fuertes vientos cimbraron las tierras plataneras, una gran producción, incalculable hasta el momento, quedó devastada.
Mauro Blanco de la O, residente de Santa Rosa, recuerda que ese “domingo no se soportaba el viento, feo bastante, las láminas volaban, qué hay que hacer más que soportar la ira de Dios”.
Al igual que Don Juan, reconfirmó que ninguna autoridad ha pisado Santa Rosa. En el patio de su casa, solo pudo juntar un montón de plátano maltratado que intentará vender para lograr unos pesos que le ayuden a solventar algunos gastos.
Juana Ocampo Rodríguez, productora platanera de Santa Rosa, reveló que no es la primera vez que se ve afectada por los golpes de la naturaleza, pues ya en otras ocasiones vivió desgracias similares. Desafortunadamente, revela, los productores plataneros nunca han sido apoyados por las autoridades. “Nada más apoyan a los de la piña, del maíz, de la caña, pero a los plataneros no”.
Por su parte, Don Ernesto Jiménez Valencia, residente de Pueblo Nuevo Papaloapan y productor platanero afectado, informó que a pesar de haber pedido ayuda al presidente no hubo nada. Estableció que en este mes de febrero el precio del plátano aumentará debido a la escasez y tendrán que esperar unos siete meses para que puedan cosechar y generar economía; por lo pronto, sentencia, tendrán que aguantar.
Así, entre la desolación de campos que fueron testigos del frenesí del viento y la indiferencia de los gobiernos, el drama de los productores plataneros en la región de la Cuenca del Papaloapan se exhibe como una tragedia silenciada.
La simpleza de los testimonios expone la realidad y narra la misma historia de abandono, de impotencia y de la desidia de las autoridades que solo voltean al campo cada temporada electoral, cada que necesitan un voto para llegar o mantenerse en el poder.