Luis Velázquez
PASAMANOS: Miguel Ángel Yunes Márquez, presidente municipal de Boca del Río, inminente candidato del PAN y PRD a gobernador de Veracruz el año entrante, ha expresado su experiencia política.
Dice, por ejemplo, que Andrés Manuel López Obrador es “un viejo guango”.
Bueno, a la edad de “El peje”, todos somos “viejos guangos”.
Incluído, claro, el Yunes padre.
Por más y más ejercicio diario que se haga (correr, trotar, nadar, hacer pesas, ser vegetariano, dieta escrupulosa, hacer el amor todos los días, etcétera), la piel, los años, los estragos y excesos de la vida, los achaques, la piel, hasta el alma, vaya, se vuelve guanga.
Lo peor: nadie se salva.
Ni siquiera, vaya, las modelos y las barbies.
Tampoco Dorian Gray se salvó de tener la piel guanga, flácida, holgada, suelta, dispersada.
Es más, con todo y más operaciones plásticas, nadie se salva de la pellejería.
Peor tantito: con tantos pellejos, todos, sin excepción, corremos el riesgo de volvernos banquete codiciado y codicioso de los gatos y los perros.
Claro, la filosofía política y social tan profunda del alcalde boqueño…pudiera, digamos, explicarse a partir de una declaración mediática callejera.
Un desliz, pues.
Pero, bueno, cuando se anda soñando con la candidatura a gobernador de Veracruz de seis años…
Y cuando se está en el centro de la disputa política por “el orgullo de mi nepotismo” del que hablaba José López Portillo…
Y cuando te has convertido en el gurú de la elección de candidatos…
Y cuando trascienden alianzas del PAN y PRD, con el botón nuclear de Los Pinos, la frasecita (“AMLO es un viejo guango”) quizá pudiera replicar en el ánimo azul, sobre todo, en las falanges juveniles que hasta miran en el gobernador al futuro candidato presidencial por encima de Margarita Zavala, Ricardo Anaya, Rafael Moreno Valle y Ernesto Ruffo Appel.
Pero mucho se ignora si la frase célebre cuajaría en la población electoral para levantar grandes expectativas de aquí al año 2018.
Es más: habría dudas de que si la frase sería más ingeniosa que un par de frasecitas de “El peje”, a propósito de.
La primera: “a Yunes Linares no me acerco porque me roba la cartera”.
Y la segunda: “Come la carnada, pero no piques el anzuelo”, a partir de la compra de votos en el estado de México con la elección de gobernador y en Veracruz con la elección de alcaldes el próximo 4 de junio.
Frase, entonces, la del alcalde, más desafortunada que acertada, pues en todo caso, le habría faltado ingenio, sabor, picardía y sentido del humor, humor jarocho, digamos, que así queda claro el humor tabasqueño es superior.
“Vamos, pues, todos, a Tabasco… que Tabasco es un edén”… que otra cosita, ya se sabe, son “Los demonios del Edén” de Lidya Cacho.
BALAUSTRADAS: “El peje” es un hombre sin reposo. Ardiente y volcánico. Impetuoso. Río a punto de desbordarse. Mejor dicho, desbordado.
Igual la dinastía Kennedy del Golfo de México. Los Yunes azules.
Y por tanto, de aquí al 2018 muchas cositas pasarán.
Y más por lo siguiente:
El tabasqueño es ya el candidato presidencial de MORENA y va por la tercera pichada.
Y los Yunes están metidos en la sucesión presidencial del año entrante en dos, tres carriles:
El primero: con los precandidatos del PAN.
El segundo: con Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, en el lado priista.
Y el tercero: la posibilidad de que Yunes padre sea, en un descuido, con un milagro, en un golpe de suerte (que suerte te de Dios) el candidato de la alianza PAN y PRD, con la bendición o sin la bendición del PRI de Enrique Peña Nieto.
Así, entre más guango pudiera estar “El peje”, más pellejo habrá para los perros y los gatos en el camino al Gólgota electoral y que ya desde ahora.
Y por añadidura, más pelea, una pelea, digamos, “pellejuda”.
De grandes ligas.
Por ejemplo: si en el PRI sale Osorio Chong, en la lógica del alcalde, también es “un viejo guango”.
Y si en el PAN saliera Margarita Zavala, con todo respeto, pero en la filosofía yunista es “una vieja guanga”.
Y si sale Rafael Moreno Valle, otro “viejo guango”.
Y si saliera, digamos, Miguel Ángel Yunes Linares como candidato presidencial del PAN, también entra en la nueva categoría geriátrica de “viejo guango”.
Más “guanga”, claro, la profe Elba Esther Gordillo, la poderosa, poderosísima líderesa del SNTE, a quien muchos de los suyos, los más, traicionaron.
El guatemalteco Ricardo Arjona ha de escribir una nueva canción en vez de “Señora de las cuatros décadas” y que podría, digamos, llamarse, claro, lógico, obvio, “El viejo guango”.
Y desde luego, Luis “El pollo” Pérez Fraga, campeón salsero en concurso de canciones con Raúl Velasco en Televisa, bien pudiera darle una ayudadita.
ESCALERAS: El término de “viejo guango” fue acuñado en la historia de todos los tiempos aldeanos (quizá en el Jalisco de Juan Rulfo, en aquella época de Comala y Pedro Páramo) para referirse a un pobre viejito que en materia sexual ya estaba decrépito y su único consuelo era refugiarse en algún burdel, tipo “La casa de las bellas durmientes” de Yasunari Kawabata, donde los hombres viejos (y guangos) pasaban la noche mirando a una chica desnuda, narcotizada, dormida boca abajo en la cama, sin ningún derecho a tocarla, y en donde el placer sensual consistía, simple y llanamente, en mirar.
Y mirando alcanzaban la plenitud lujuriosa y lujurienta.
“Pinche viejo guango” solían decir las mujeres jóvenes acosadas en el pueblo por un hombre viejo y, claro, guango.
Pero si es cierto lo que decía Javier Duarte de que todos los políticos con poder se vuelven sexys, entonces, el olor a poder mata guanguez, mata flacidez, mata pellejos.
Ahora bien, si el concepto político y filosófico de que AMLO es “viejo guango” se refíere a que ya está viejo (iría por tercer ocasión) para buscar Los Pinos, entonces, caray, ha de recordarse la frase genial de Adolfo Ruiz Cortines cuando fue elegido candidato y le reprocharon la vejez y contestó de la siguiente manera: “Bueno ¿me quieren para que los gobierne o para semental?”… Pablo Picasso se casó a los 80 años de edad con una chica de 25 años y todavía fue padre y aun cuando los amigos lo evidenciarían, el pintor de Guernica estaba seguro, segurísimo, que él era el papá de aquel bebé.
En todo caso, algún día cuando el último hijo de “El peje” sea mayor y le pique la víbora de la política, entonces, mirando al (ex) presidente municipal boqueño también le dirá la misma frase:
“Yunes es un viejo guango”.
En tanto, ya en la séptima, octava década, AMLO diría:
“Como te ves me vi. Y como me ves te verás”.
La vida, pues, es canija y sorpresiva y todo se cobra.
Además, al paso que va México pronto, antes del año 2025, y de acuerdo con la tendencia poblacional seremos “un país de viejos guangos”.
Así, todos “los viejos guangos” podríamos, desde ahora, formar un partido político y como somos más… el partido sería invencible.
AMLO, por “viejo guango” que ya está declarado, sería el presidente del CEN. Y Yunes Márquez, que va para allá, sería el secretario general…, previa votación, claro.
Más todavía:
Según el Instituto Nacional de la Guanguez, hay en Veracruz ochocientos mil seniles, es decir, “guangos”.
Todos, pues, votaríamos por AMLO para el año 2018 camino a Los Pinos.
Y para estar a tono con el grito universal del marxismo leninismo, el grito de batalla sería el siguiente: “Uníos, guangos de Veracruz. Por una patria libre, todos con “El guango mayor”.