Luis Velázquez /Escenarios
Veracruz, 07 de enero de 2017.-1 “En la plenitud del pinche poder”, Agustín Acosta Lagunes, 1980/86, pasó en su camioneta en una calle de Xalapa, donde un agente de Tránsito comía una torta.
Entonces, furioso, molesto, irritado, ordenó al chofer, Nacho, se regresara.
Y cuando frente a frente, se bajó de la unidad blindada y le asestó, iracundo, la peor regañiza del mundo al hambriento agente de Tránsito por comer una torta en vez de estar pendiente de la vialidad.
Fernando Gutiérrez Barrios, 1986/88, experimentó la misma sensación.
Un día, los presos del penal de Allende organizaron una huelga de hambre, encorajinados con la pésima alimentación.
Al frente de todos ellos estaba Cirilo Vázquez Lagunes, el legendario y mítico dirigente social, cacique le llamaban, del sur de Veracruz.
Y Gutiérrez Barrios se trasladó al penal para enfrentar la huelga de los reos, bajo el siguiente argumento:
“Cirilo es una leyenda y yo también. Leyenda contra leyenda”, que así le había llamado Carlos Salinas de Gortari a don Fernando.
En el sexenio de Miguel Alemán Velasco, 1998/2004, el mercado Hidalgo del puerto jarocho se incendió un fin de año por los cohetes que estallaron. Resultado, 29 muertos.
Días después, en una rueda de prensa preguntaron a Miguel Alemán las razones de su ausencia en la conflagración.
“¡No soy bombero” reviró.
Fidel Herrera Beltrán gobernador, 2004/2010, el huracán Karl azotó Veracruz. Y decenas de pueblos y ciudades se inundaron.
“El fogoso” se puso las botas de bombero, el sombrero y el impermeable de cuero, llegó a un pueblo y caminó sobre las aguas, igual que Jesús.
Una hora más tarde trepó a la batea de una camioneta y teniendo enfrente a los fotógrafos y camarógrafos se quitó la bota, le escurrió el agua, la sacudió, exprimió los calcetines y se los volvió a poner y levantó el dedo índice en señal de victoria.
Javier Duarte, el prófugo de la justicia desde hace 83 días, detuvo con su palabra las fechorías, robos y saqueos de casas comerciales.
“¡Sólo se roban Frutsis y Pingüinos!” exclamó y luego otros gobernadores lo copiaron diciendo que los ladrones sólo se llevan Cocas y cien pesos.
Miguel Ángel Yunes Linares ha cerrado, por lo pronto, el ciclo en la tarea de gobernar con un estilo tan singular.
El jueves 5, luego de que desde el día anterior se daban saqueos inverosímiles de tiendas comerciales por el gasolinazo y detuvieran a 103 delincuentes acusados de asociación delictuosa, privación de la libertad, lesiones, daños, incitación a la violencia, robo agravado, terrorismo y motín, mostró el puño de la siguiente manera:
Se trasladó a una tienda donde todavía estaban saqueando y enfrentó cara a cara, frente a frente, a los pillos.
Bragado, bravucón, peleador callejero, fajador de cantina.
Un día, José López Portillo alardeó de que defendería al peso… “como un perro”.
Entonces, el gran líder moral del movimiento estudiantil de 1929 por la autonomía de la UNAM, el primer noviecito de Frida Kahlo, Alejandro Gómez Arias, fans de José Vasconcelos como candidato presidencial independiente, convertido en articulista de la revista Siempre! le reviró de la siguiente manera:
“No, señor presidente, defienda al peso… como un presidente”.
2
Cada profe tiene su librito para “matar pulgas”. Cada galán su estrategia. Cada político, su estilo personal de gobernar y ejercer el poder.
¿Está bien que un gobernador se traslade con su equipo de seguridad al centro del pillaje y enfrente a los saqueadores?
Jesús, por ejemplo, agarró el latigazo y se fue a la yugular de los comerciantes fariseos en el templo y los lanzó “a madrazo limpio”.
Se trata, quizá, de una de las partes más intensas del relato bíblico.
Pero…, como jefe del Poder Ejecutivo, y jefe de los poderes Legislativo y Judicial, y jefe de las corporaciones policiacas, y jefe de las finanzas, y jefe nato de su partido, ¿procede, es valedero, se gana rating, se multiplica el liderazgo yendo al corazón del saqueo?
¿Y si en la refriega un loco dispara y acerta?
Nunca, por ejemplo, Pancho Villa dejó solos a sus desarrapados en el frente de batalla. El mismito se ponía al frente.
Tampoco Emiliano Zapata los enviaba al matadero. El mismo los comandaba.
Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez enviaron a sus policías federales y soldados y agentes secretos a la plaza de Tlatelolco y desde luneta miraron los hechos.
Felipe Calderón Hinojosa envió a los militares a las calles y nunca, por ejemplo, se batió con ellos frente, digamos, a Joaquín “El chapo” Guzmán.
Tampoco Enrique Pecho Nieto ha dado el siguiente paso y menos ahora con el gasolinazo que encendió a una parte de la población, sean simples delincuentes, anarquistas, militantes de un partido de oposición, sicarios, halcones y/o hasta policías.
El Yunes azul así lo deseó. De frente, como es su estilo y su tipología sicológica, tarea, no obstante, de nunca acabar, porque hubo protestas de norte a sur y de este a oeste de Veracruz, y ni modo que con el simple hecho de confrontar a unos malosos en un centro comercial, en el resto de la entidad federativa se calmen y den marcha atrás.