Luis Velázquez
Veracruz. 19 de julio de 2017 ESCALERAS: Hacia finales del mes de diciembre, 2016, quizá a principio de año, el gobernador de Veracruz estaba (una vez más) encabronado.
No era en contra de Javier Duarte, a quien ya le había dicho todo “y sin medida”.
Tampoco en contra de los duartistas, acusados, muchos, de pillos y ladrones, igual que el ex góber tuitero.
Menos era en contra de José Antonio Meade, secretario de Hacienda, porque rechazó, primero, un apoyo extra dado el saqueo de las finanzas públicas, y después, porque le dijera que para “sacar el buey de la barranca” se endrogara o solicitara anticipadas las participaciones federales.
Tampoco era contra los malandros, los barones de la droga que seguían paseando en el territorio jarocho como en su casa, dueños, mejor dicho, de la casa completa.
Ni contra Luis Ángel Bravo Contreras que había renunciado a la Fiscalía de 9 años “flojito y cooperando”, sin escándalos.
El Yunes azul estaba encabronado porque, ni modo, las circunstancias lo obligaban a renegociar la deuda para pagarse en un tiempo más largo, quizá con un poquito menos de intereses, y de paso, claro, lógico, obvio (como había dicho Meade) solicitar un préstamo.
Pero la indignación crónica no era por ahí, pues en el caso extremo, todas las familias se endrogan cuando hay problemillas, si es que la filosofía del elbista Tomás Ruiz González, el genio del SAT, funciona a plenitud de que el manejo de las arcas públicas son como el manejo de las finanzas familiares.
La molestia era, simple y llanamente, porque en la LXIV Legislatura una parte considerable de los diputados (se entiende que los diputados de oposición al PAN) le habían pedido, ni más ni menos, y a cambio de aprobar la reestructuración de la deuda y el primer crédito… tres millones de pesos por cabeza.
Tal eran, son mejor dicho, los llamados en la antigua Grecia “los conscriptos de la patria”.
Y Miguel Ángel Yunes Linares, 26 años de su vida como un priista fervoroso en que llegó a la secretaría General de Gobierno, de hecho y derecho el vicegobernador de Patricio Chirinos Calero, y en que conoció y práctico las reglas de la cultura política de negociar, estaba más que furioso.
BANDARILLA: Por eso es, entre otras cositas, que la reestructuración se volvió una leyenda política en “el gobierno del cambio”.
Ni el góber azul estaba dispuesto a otorgar tres millones de pesos a cada diputado por su voto ni tampoco los señores legisladores cedían.
Incluso, habría sido la primera gran prueba de fuego para He Man Sergio Hernández Hernández, coordinador de la bancada panista, y quien meses después sería acusado por su homóloga Cinthya Lobato Calderón de gastar el erario en “borracheras, drogas, mujeres y orgías”, compartiendo honores con el ex diputado local, Carlos Fuentes Urrutia, “El Chico Fuentes”, quien desde la curul soñaba con la candidatura a presidente municipal de Xalapa.
Largos y agobiantes meses transcurrieron para que el Congreso local aprobara la reestructuración… y se ignora si la cuota original les fue otorgada, digamos, para rellena r el buche de los diputados.
Tampoco se sabe si el Yunes azul pactó con todos y cada uno de los 50 diputados, o sólo con los legisladores de los partidos de oposición, incluidos (sabrá Dios) los de MORENA, tan quisquillosos que son con los embutes luego de que ellos mismos fueron los más interesados en desaforar al ángel del demonio llamado Eva Cadena.
CASCAJO: La tardanza en el visto bueno legislativo para la reestructuración originó, como es natural, que la negociación con las instituciones bancarias fuera más cara, porque la Tasa Bancaria sube y sube, incluso, con el visto bueno del Banco de México, y ni modo, también debió absorberse.
Y se agrava más, claro, a partir de la llamada intermediación bancaria, donde el agente bancario se queda con una buena partecita de comisión y que en el caso de Veracruz se asegura fue de mil quinientos millones de pesos.
Entonces, el góber azul quedó consciente que los dos años de gobierno serían un infierno, pues tiene, digamos, “el enemigo en casa”.
Y más, con la filosofía hedonista de entender el poder público de He Man y la filosofía de comunicación social del vocero Sergio Melo de repartir el presupuesto entre los diputados para que cada uno recomendara entre dos y tres medios según revelara el diputado Fernando Kuri Kuri.
Por eso, quizá, el operativo llamado “El Niño Pípila” para atraer diputados de otros partidos a la bancada panista, como los casos de Sebastián Reyes y Rodrigo García Escalante, y hasta de Eva Cadena, quien ni modo, quedó en la recta final y fue desaforada, después de ser utilizada para denostar a “El peje”, cuyo candidato a gobernador el año anterior, Cuitláhuac García, obtuviera 820 mil votos en las urnas.
La reestructuración y el crédito fueron aprobados. Pero el Poder Ejecutivo ya sabe que el Poder Legislativo tiene precio, y lo peor, que los diputados azules llegaron al principio de Peter, pues la mayoría apenas, apenitas está aprendiendo a legislar y a defender en la tribuna, en las sesiones, en las comisiones y en el carril mediático las causas yunistas.
Una bancada panista a la que los zapatos de la yunicidad le quedaron demasiados grandes, como payasitos del circo callejero.
Y más si se recuerda que el Yunes azul fue diputado local y federal y coordinador de asesores del gran líder camaral, Humberto Lugo Gil, y asesor jurídico, a los 25 años, de Rafael Hernández Ochoa, y asesor y operador legislativo de la profe Elba Esther Gordillo, cuando estaba en la cumbre del poder político, por encima, incluso, de Miguel Ángel Osorio Chong, Roberto Campa Cifrián, Rafael Moreno Valle y Tomás Ruiz González.