Luis Velázquez /Barandal
02 de abril de 2018
EMBARCADERO: Belicista nato de la política, guerrero yihadista, desde antes de tomar posesión, el gobernador Yunes vive a mil por hora. “Es algo más que un halcón” (Jan Martínez Ahrens). Y en su estilo personal de ejercer el poder se anotarían las siguientes características:
Una. Un gabinete, como en las Sagradas Escrituras, a imagen y semejanza. La primera cualidad, ser rijosos. Y si no lo eran, los volvió. Y entre más rijosos, mejor. Vivir la política con el diablo adentro. Todos los antecesores, pillos y ladrones, que merecen Pacho Viejo. Ellos, los azules, impolutos, ángeles de la pureza, incapaces de “ordeñar la vaca”.
Dos. Cada día, en el vértigo. El vértigo es la medida del palacio pintado de azul. Y el eje rector, la sorpresa, el madrazo imprevisto, el guamazo. El rancho “La cartuja”, por ejemplo, propiedad de Arturo Bermúdez Zurita, secretario de Seguridad Pública de Javier Duarte, asestado en víspera de Semana Santa. Todo puede pasar. En el día y en la hora más inverosímil.
Tres. La purga. Desde la campaña electoral, luego del triunfo en las urnas, quedó claro. La cárcel esperaría a Duarte y a los duartistas pillos y ladrones. Incluso, a Karime Macías. ¡Y que se cuide Fidel Herrera Beltrán, que por eso desde hace más de veinte años el resentimiento social y político!
Por eso mismo, y a la fecha, cayó el tenebroso Arturo Bermúdez. Cayó el cinturita Mauricio Audirac Murillo. Cayó la soberbia Gina Domínguez. Cayó el académico Flavino Ríos. Cayó el temerario César del Ángel. Cayó el petulante Juan Antonio Nemi Dib. Cayó el obscenamente cínico Javier Duarte. Entre otros.
ROMPEOLAS: Cuatro. El vaso comunicante, la vida paralela, que ha ensortijado unos días con otros, unas semanas, unos meses, con otros, es el discurso incendiario. El gabinete legal y ampliado ha de concebir la política como un volcán en perpetua erupción. “Rocío Nahle es la diputada mitotera” fue la penúltima dimensión estelar. “Voy por Karime”, una frase catatónica memorable. “Iré por los narcos”, dijo el Yunes azul. “Los narcos son unas bestias” gritó Yunes cuando mataron a 4 niños y a sus padres en una colonia popular de Coatzacoalcos.
Cinco. Todos los días, el tiempo incierto. Ningún día, entonces, ha de pasar en el anonimato y en la transcendencia, en la puerilidad. Genes y vísceras han de retransmitirse en cada funcionario. ¡Ay de quienes apuesten a la contemplación mística! ¡Quedarán fuera del paraíso sexenal!
Seis. Todo, sin embargo, registra una tendencia. El mejor karma para el primogénito, candidato a la gubernatura de seis años. Es la prioridad única desde el principio, digamos, desde cuando Duarte modificó la Constitución Política y creó el mandato de dos años.
Y si el gabinete legal y ampliado del padre quedara fuera si el hijo mayor gana, ni modo, han de considerar que ya “tuvieron su probadita de glorita” y que si el primogénito triunfa en las urnas él tiene a su equipo, a su gente, a sus mujeres y hombres de confianza.
ASTILLEROS: Siete. Una regla es aguantar vara. Mucha, demasiada polvareda se ha levantado con el nepotismo y la monarquía azul. Incluso, llegó a la cancha de AMLO. Y ni se diga desde Cuitláhuac García y Manuel Huerta Ladrón de Guevara hasta Rocío Nahle.
En todo caso, lo decía Justo Sierra de Porfirio Díaz Mori cada vez que se reelegía, se trata de “una monarquía con ropaje democrático”.
Y es que en el frente de batalla solo cuenta ganar las urnas. Y de su vigilancia y limpieza se encarga el OPLE.
Allá, entonces, si el PRI y MORENA “se dejan comer el mandado”. Allá ellos, pobrecitos, si el belicista nato de la política, el guerrero yihadista, el general incendiario como es Miguel Ángel Yunes Linares, utiliza mejor estrategia.
Las partes, a prueba, en el campo de la batalla electoral.
En todo caso, el PAN, PRD y MC por un lado, y MORENA, PT y PES por el otro, encarnando el hartazgo social, político, económico, educativo, de salud, de seguridad y democrático en contra del PRI.
¿Cuántos votos de priistas terminarán en la cancha del PAN y cuántos en el carril de MORENA?
ARRECIFES: La personalidad del Yunes azul es combativa, autoritaria, impositiva, intensa, fogosa y mediática.
El trópico diría AMLO.
Tan virulenta que de perder el primero de julio nunca, jamás, se lo perdonará. Será el peor coraje de su vida. La cólera en dimensión estelar. El día del Juicio Final. Sodoma y Gomorra consumidas por las llamas.
Tanto que a tono con sus cuarenta años de pasado priista, si pierde en las urnas luchará con todo en el tribunal para ganar.
Y más, si se recuerda que en el año 2016 así Fidel Herrera Beltrán lo descobijó con Javier Duarte.
Incluso, en el año 2004, cuando fue coordinador general de la campaña del entonces panista, Gerardo Buganza Salmerón, también “El tío” se las ganó en el tribunal electoral.
Simple y llanamente, con su polémico estilo autoritario de gobernar está acostumbrado a presionar y a que lo presionen.
Y más, cuando aprendió bien la lección de 1997 en que las elites priistas de Patricio Chirinos Calero se le fueron encima y lo derrotaron en las elecciones municipales como presidente del CDE del PRI, su ex partido.
Tan es así que diecinueve años después, en 2016, teniendo el aparato gubernamental en contra, teniendo la mayoría de diputados locales y federales y presidentes municipales en contra, teniendo el 97, 98 por ciento de la prensa en contra, derrotó al candidato priista, el senador Héctor Yunes Landa, su ex primo.
Será, entonces, es ya mejor dicho, pelea de gladiadores.
Un hijo “bien vale una misa”.