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Yunes Linares y Guzmán Avilés, los examigos

El Piñero

Luis Velázquez/ Expediente 2019

01 de agosto de 2019

Ninguna duda ha de existir. La ruptura entre Miguel Ángel Yunes Linares y Joaquín Guzmán Avilés es cierta. Claro, en el camino al Gólgota, los ex amigos pueden reconciliarse. Pero al mismo tiempo, nunca la buena vibra, el mejor karma, los días felices, serán iguales.

Durante mucho tiempo, cuando Yunes se volvió panista, “El chapito” estuvo de su lado…, a morir, en tanto otras elites azules despotricaban en su contra. Incluso, hasta renunciaron al PAN, como Juan Bueno Torio y Gerardo Buganza Salmerón.

Es más, cuando Yunes Linares fue elegido candidato a gobernador, Buganza se fue del PAN y en Poza Rica pronunció frase bíblica:

“Del triunfo de Javier Duarte en las urnas… yo me encargo” dijo.

Guzmán Avilés fue su aliado. Apoyó “con todo y sin medida” a Yunes como candidato a la silla embrujada del palacio de Xalapa. Apoyó con más fuerza al primogénito de Yunes para el trono imperial y faraónico.

Y cuando Yunes Linares ganó la gubernatura, Guzmán Avilés mereció por su operación política en el norte de Veracruz y por el número de votos aportados en las urnas y por el financiamiento a la campaña, la secretaría General de Gobierno.

Por el contrario, Yunes se la dio al perredista Rogelio Franco Castán, un bueno para nada, refundiendo a Guzmán Avilés en la secretaría de Desarrollo Agropecuario, un cargo mucho, muchísimo menor al trabajo eficiente y eficaz aportado.

Peor aún:

Yunes, el góber de 2 años, redujo y con mucho el presupuesto de SEDARPA, digamos, como camisa de fuerza.

Y lo achicó en la nada y la nada es nada.

Fue cuando la ruptura empezó a fraguarse en las neuronas y el corazón de Guzmán Avilés.

Aguantó vara, cierto, pero la herida se fue agigantando, imparable, inacabable, fuera de control, desorbitada.

LA VIDA AZUL YA NUNCA SERÁ IGUAL

Entonces, llegó la sucesión de la presidencia del CDE del PAN, José de Jesús Mancha soñando con la reelección.

Y Guzmán Avilés, con su grupo político, entre ellos, Tito Delfín, Enrique Cambranis, Germán Yescas y Francisco Gutiérrez de Velasco, levantó la mano.

Y la buscó.

Habló con Yunes. Le dijo:

“Habla con Miguel Ángel”, el primogénito.

“El chapito” habló con “El Chiquis”. Le dijo:

“En el gobierno de Veracruz manda mi padre. Y yo… en el CDE del PAN. Y Pepe Mancha va porque va”.

La ruptura se hizo más grande. Casi casi al borde de la fractura total. Con todo, y por ejemplo, cuando en la elección partidista de Felipe Calderón Hinojosa como candidato presidencial, Calderón ganó en Veracruz debido al gran trabajo electoral partidista de Guzmán Avilés en el norte del estado, su feudo y parcela.

Entonces, Yunes se agigantó ante Calderón a quien encumbró en la dirección general de lSSSTE y luego enseguida lo palomeó como candidato a gobernador, con el enojo y coraje de Buganza.

Atrás del operativo, “El chapo”, soñando con el paraíso terrenal junto a Yunes, pero soñar… nada cuesta.

Pepe Mancha y Guzmán Avilés se fueron a las urnas para el CDE.

Bastaría referir una muestra inequívoca de la ruptura entre ambos: “El chapito” se metió a Soledad de Doblado, tierra de Yunes, y filmó un video como parte de la campaña en el pueblo nativo.

El fuego enemigo, derecho, derechito a las neuronas, el corazón y el hígado de Yunes.

Elección de Estado, alcaldes presionados por el ORFIS para votar por Mancha, despensas para comprar conciencias y lealtades, ganó Mancha.

Pero Guzmán Avilés impugnó.

Yunes Linares, cabildeando en las instancias electorales para favorecer a su nuevo protegido, José de Jesús Mancha, quien en el año 2018 destapó a Miguel Yunes Márquez como el único gallo azul para la nominación a gobernador.

Y la impugnación siguió. El Tribunal Federal Electoral anuló la elección y habrá nuevos comicios internos para elegir al presidente del CDE.

Guzmán Avilés, firme, sin ninguna posibilidad de reconciliación con Yunes.

La ruptura es determinante, categórica y decisiva.

Y si por ahí, algún día ambos aparecieran tomando café y la foto, el filósofo José López Portillo lo dijo en el siglo pasado:

“Los políticos se han vuelto unos cínicos”.

NUEVOS SANTITOS EN EL PAN

Tarde o temprano, Pepe Mancha será lanzado del CDE del PAN.

Pero con el manotazo del tribunal federal, los panistas están mirando nuevos santitos de cara a la elección del año 2021 (alcaldes y diputados locales y federales) y del año 2024 (senadores y gobernador).

Y en el ranking de las posibilidades, otros panistas están apareciendo en la cancha pública para la sucesión en el gobierno de Veracruz, entre otros, los siguientes:

Uno. Joaquín Guzmán Avilés. Tres veces presidente municipal, tres veces diputado local y en las tres elegido en las urnas y secretario de Desarrollo Agropecuario.

Dos. Julen Rementería. Exalcalde, ex diputado local y senador de la república.

Tres. Juan Bueno Torio, quien, se afirma, regresaría al PAN para buscar la candidatura.

Y cuatro. “Con el tiempo y un ganchito y un milagro”, Francisco Gutiérrez de Velasco, exalcalde y ex diputado federal.

Los cuatro, se afirma, por encima de los hermanos Yunes Márquez.

Incluso, un panista vislumbra el Apocalipsis azul: si AMLO desfoga su rencor y va por Vicente Fox, Carlos Salinas y Yunes Linares, entonces se acabó la era de los Yunes azules en Veracruz.

Guzmán Avilés, el panista con más biografía pública y social, y con más recursos económicos y con más independencia, autonomía y libertad, con capital político y económico propio, sacudida la sombra de Yunes Linares, listo para entrar a las grandes ligas.

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