Luis Velázquez/ Barandal
Veracruz.- ESCALERAS: El asesinato de Valeria Cruz Medel ha incendiado la pradera política. En San Lázaro, los diputados federales exigen la renuncia del fiscal Jorge Wínckler. En la LXV Legislatura dieron curso a la solicitud para el juicio político en su contra. Y aun cuando el gobernador Yunes resolvió el crimen en menos de lo que canta un gallo, su fiscal está “en el ojo del huracán”.
Miguel Ángel Yunes Linares fue imprevisible. En cuestión de horas esclareció el homicidio y que, bueno, caray, insólito, “contrasta con el índice de impunidad” (BBC de Londres) de norte a sur y de este a oeste. Bastaría referir, por ejemplo, que según el Observatorio Universitario, en el bienio azul han sido asesinados doscientas setenta y nueve mujeres, todas declaradas feminicidios, además, digamos, de los asesinatos comunes.
Nunca antes el Yunes azul había resuelto un crimen con tanta prontitud, con su secretario de Seguridad Pública y el fiscal.
Más, si se considera que de acuerdo con el Índice Global de Impunidad, Veracruz ocupa el octavo lugar más alto en el país.
Ni se diga, por ejemplo, el caso de los cinco reporteros asesinados en los casi dos últimos años.
Peor, considerando que los 19 crímenes de reporteros y los tres desaparecidos en el casi sexenio de Javier Duarte continúan en la atroz impunidad.
PASAMANOS: El gobernador sorprendió a todos con su declaración. El asesino fue asesinado. Y en el lado oficial luego luego lo supieron. Con todo y los dimes y diretes con el Cartel Jalisco Nueva Generación. Y con las narcomantas aparecidas en el territorio estatal.
Claro, la señora madre de Valeria es diputada federal. Y lo peor para Yunes, de MORENA. Y más peor, si se considera que el presidente electo declarará a Veracruz en “crisis humanitaria” el primero de diciembre en su discurso de toma de posesión.
Caray, si así como Yunes resolvió tan rápido, insólitamente rápido, el crimen de Valeria, hubiera (con todo y que dicen por ahí que el hubiera nunca ha existido) “agarrado el toro por los cuernos” con tantos secuestros, desaparecidos y asesinatos y robos a casas habitación y negocios, Veracruz sería el paraíso terrenal que tanto sorprendió a Alejandro de Humboldt en el año 1800.
CORREDORES: El asesinato de Valeria recuerda, por ejemplo, el crimen de Roque Spinoso Foglia, entonces líder nacional de los cañeros, asesinado de 120 balazos en un rancho de Nautla, tiempo cuando Agustín Acosta Lagunes gobernaba Veracruz, y por más y más que la Procuraduría General de la República, PGR, atrajo el caso, el dictamen fue, igual que con Valeria, una confusión.
Confusión también cuando en el mismo sexenio de Acosta Lagunes, Fernando Gutiérrez Barrios en campaña electoral como candidato a la silla embrujada del palacio, fue asesinado el priista Demetrio Ruiz Malerva, amigo de Carlos Salinas de Gortari.
Y el dictamen fue el mismo que con Valeria y que con Roque Spinoso, una confusión.
Una confusión porque estuvieron en el lugar equivocado con la gente equivocada en el coche equivocado.
Pero mientras los asesinatos de Roque Spinoso y Demetrio Ruiz Malerva nunca fueron esclarecidos, ahora, insólito, Yunes recogió el guante luego luego y en un dos por tres inculpó a un cartel que al ratito le reviró.
Y sin embargo, ningún mexicano podrá olvidar la imagen televisa de la diputada federal, Carmen Medel Palma, llorando en el Congreso de la Unión, al grado de que la sesión fue interrumpida.
Otro gallo cantaría a Veracruz si, por ejemplo, si luego enseguida habría esclarecido el asesinato de los cuatro niños en una colonia popular, con todo y que inculparon a “El H”, pero que nunca fue encarcelado por el crimen de los menores, sino por delitos contra la salud.
Y de las dos niñas asesinadas en Córdoba y las otras dos en Río Blanco y el niño asesinato en Tantoyuca.
Incluso, el niño de ocho años asesinado a balazos en una vivienda en Tecolutla la noche del lunes 17 de septiembre del año que corre.
BALAUSTRES: El crimen de Valeria precipitó la declaratoria de crisis humanitaria que hará AMLO el 1 de diciembre y que un día después ratificará en su gira en Veracruz.
En tanto, mientras un océano de ausencias se ha dado con el mayor número de crímenes en la tierra jarocha, el Yunes azul se aferra al poder enfrentando el coraje social y político de los Morenistas y en medio del volcán en erupción en que se ha convertido el CJNG, deslindándose del asesinato.
Verdad o mentira, media verdad o media mentira, el daño social y moral y espiritual causado con el asesinato de Valeria, más todos los crímenes y desapariciones, es casi como el del Holocausto (Jan Martínez Ahrens).
Por ejemplo, nadie creyó en la declaratoria del Yunes azul. Faltó prudencia y mesura, estrategia. Pero como la pradera legislativa y el búnker de AMLO en la Ciudad de México estaba en llamas, ni hablar, se apresuró.
Y desde Londres, la BBC recordó que “desde hace más de una década, Veracruz es castigado por la violencia que generan los grandes grupos criminales y sus bandas locales”.
Se insiste:
En el zigzagueante tsunami del Estado Delincuencial en que Veracruz está atrapado y sin salida desde el duartazgo, otro gallo cantaría a los 8 millones de habitantes si, digamos, la eficacia y la eficiencia mostrada con el asesinato de Valeria Cruz Medel se habría repetido desde el primer día del bienio azul.
Y más considerando que el Yunes azul juró y perjuró que en seis meses pacificaría Veracruz.
Por el contrario, cayó en el abismo de la desesperación policiaca, social y política, y descarriló.
Las lágrimas de la diputada federal, madre de Valeria, transmitidas en cadena nacional, estremecieron a México y Yunes perdió la batalla, incluso, con todo y que sea cierto el asesinato de “El Richy”, el asesino solitario de Ciudad Mendoza.
Mientras tanto, el Yunes azul está a la altura de Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón Hinojosa, quienes han entrado en polémica con Joaquín “El chapo” Guzmán, cuyo abogado reveló que el capo los financió con cantidades millonarias en dólares y lo que, claro, han desmentido.