Luis Velázquez / Barandal
PASAMANOS: La historia, dice un académico, siempre se repite. Y por eso mismo, entre otras cositas, cada gobernador en Veracruz, como en el resto del país, tiene sus momentos estelares.
Por ejemplo:
El martes 28 de febrero, para cerrar el carnaval, hacia las once de la noche, los malandros tiraron once cadáveres (dos mujeres y nueve hombres) en la avenida Puerto Banderas, en Boca del Río, feudo de los Yunes azules, cerca, cerquita, casi enfrente de una escuela secundaria.
Y entre los cuerpos el narco/mensaje: “La guerra apenas empieza”.
Fue el mismo día cuando el presidenciable secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, anunciaba la llegada de la Gendarmería en la región de Córdoba y Xalapa, con un mensaje que hacia la noche fue categórico:
“Voy por los malandros. Ya sabemos quiénes son”.
Pero los malosos le ganaron el mandado y le contestaron con los once cadáveres y en el día más importante de las fiestas de la carne… que fiesta del cuerpo fueron los once cadáveres.
En tanto, en Minatitlán, en un predio propiedad de PEMEX, fosas clandestinas descubiertas con un macabro hallazgo y entre los cuerpos los cadáveres de tres mujeres.
Se reproduce así el duartazgo.
En el mes de septiembre del año 2011, 35 cadáveres fueron tirados en el paso a desnivel de la avenida Ruiz Cortines, en Boca del Río, víspera de la reunión nacional de procuradores de Justicia y de presidentes de los Tribunales Superiores de Justicia.
Días después, en octubre, otros 36 cadáveres regadas como pólvora en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río: 20 en el fraccionamiento Joyas de Mocambo, once en la colonia Costa Vede, uno en el frac. Costa de Oro y 4 más en El coyol.
BALAUSTRADAS: En aquel tiempo, Javier Duarte, candidato Guinness al político más corrupto, protegió en todo y con todo al secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita, preso ahora en el penal de Pacho Viejo, y se fue a la yugular del procurador de Justicia, Reynaldo Gaudencio Escobar Pérez.
Entonces, inmediato, y antes, mucho antes de la investigación, ordenó al Procurador que en rueda de prensa declarara que los cadáveres eran de malandros, cuando entre los cuerpos existían los de una señora con su hija de quince años, secretaria en un consultorio médico.
Los medios se le fueron encima al procurador acusando su ligereza y Reynaldo “aguantó vara”, institucional y disciplinado como era y es para, digamos, blindar al llamado jefe máximo.
Las circunstancias fueron rebosadas del mes de septiembre a octubre de 2011 en que aparecieron los 36 cadáveres más, varios de ellos, incluso, regados en los techos de algunas casas.
Es más: en su locura, Duarte inculpó al Procurador de que los malandros operaban en Veracruz.
Días después, lo renunció, sin nunca, jamás, una explicación, en nombre de los poderes metaconstitucionales y el autoritarismo.
Bermúdez Zurita está preso acusado de enriquecimiento ilícito, pero también de desaparición forzada, en tanto Duarte cumple 136 días “a salto de mata”.
Y es que los carteles y cartelitos descubrieron el paraíso terrenal en Veracruz desde el sexenio de Patricio Chirinos Calero, 1992/1998, cuando José Albino Quintero Meraz operaba como en su casa, con un bajo perfil, sin que nunca fuera molestado por la autoridad estatal.
Tal cual caminó en el Chirinismo y en parte del Alemanismo, cuando el comandante de la zona militar de “La boticaria” descubrió su casa de seguridad en el fraccionamiento “Costa de Oro”, vecinito de Miguel Alemán, lo persiguió, detuvo en una colonia popular del puerto jarocho, y terminó en el penal de Almoloya, donde cumpliera una sentencia y varios años después fue liberado.
ESCALERAS: Javier Duarte trajo a la Gendarmería para operar en la región de Tierra Blanca, donde los policías de Arturo Bermúdez habían incautado a cinco jóvenes de Playa Vicente en su paso por el pueblo y entregado a los malosos.
Y una vez que detuvieron al jefe narco de la plaza se retiraron.
Ahora, la Yunicidad logró la Gendarmería en la región de Córdoba, pero ha de precisarse que los barones de la droga tienen una gran capacidad de movilidad, y por tanto, la policía estrella del Peñismo debe operar de norte a sur y de este a oeste de Veracruz al mismo tiempo si es que en verdad se desea una limpia.
Y más, luego de 25 años de que la delincuencia organizada opera en Veracruz.
Y más, se insiste, de que en la campaña electoral el Yunes azul levantó demasiadas expectativas de que en un dos por tres pacificaría el territorio jarocho.
Está rebasado. Muchas cacayacas para resultados tan pobres y bajo sospecha.
Y más, con las excusas que también ofrecía Javier Duarte. Que hay muertos porque hay ajuste de cuentas entre los malos. Que todos los muertos son sicarios y ninguno es civil, ajá, cuando en Carlos A. Carrillo fueron ejecutados tres niños, por citar una sola referencia.
Más grave aún con la cartulina sembrada en los cadáveres de Boca del Río:
“Desde este momento… inicia la guerra”.
Lo dijo Javier Duarte en Poza Rica:
“Vendrán tiempos peores. Pórtense bien. Caerán muchas manzanas podridas”.