Luis Velázquez /Barandal
Veracruz-.PASAMANOS: Muchos pendientes hay de justicia en Veracruz. Entre ellos, los siguientes:
La detención del panista Omar Reyes, ex presidente municipal de Medellín, acusado de la autoría intelectual del asesinato del reportero Moisés Sánchez Cerezo, quien el dos de enero del año 2015 se convirtiera en el primer periodista asesinado, más que en Veracruz, más que en el país, en el mundo.
Omar Reyes entabló su defensa luego de ser acusado por el ex Fiscal, Luis Ángel Bravo Contreras, quien lo desaforara, y de pronto, zas, desapareció.
Muchos aseguraron que Javier Duarte pactó su fuga.
Roberto Pérez Moreno, Juanelo, el ex presidente municipal de Coatepec, acusado de la desaparición y asesinato de su tesorero, cometido, siempre se aseguró por los mismos policías, de igual manera como en el caso de Moisés Sánchez en Medellín.
Renato Tronco, ex diputado local, acusado del crimen de su síndico, y protegido, entonces, por Fidel Herrera Beltrán.
Los Porkys… de Boca del Río, que todavía andan presos, aun cuando, claro, hay dos ya encarcelados. Uno, en el penal de Amatlán, y el otro, en Tuxpan.
Los cuatro casos resultan emblemáticos, pues aún cuando fueron cometidos en sexenios anteriores, se trata de un acto de justicia elemental que ha de seguirse por oficio.
Así, mucho se teme que hayan sido abandonados ante, digamos, los muchos otros pendientes y que incluso se están acumulando semana con semana.
Entre ellos, y por ejemplo, los reclamos de las ONG, colectivos y solecitos sobre sus familiares secuestrados y desaparecidos, y de quienes temen lo peor.
Y más, porque se atraviesan los casos de desapariciones forzadas, en que parte de las corporaciones policiacas, incluidos los delegados de la secretaría de Seguridad Pública, mandos medios, mandos superiores quizá, están involucrados.
Un Estado de Derecho sometido por el Estado Delincuencial y que también mudó en Estado Policiaco, en que los policías hacen y deshacen…, con toda la impunidad del mundo.
Ellos fueron los prófugos de Fidel Herrera y Javier Duarte. Ojalá y que dado el riesgo de la impunidad nunca se conviertan en los prófugos de la Yunicidad, con todo y que el Fiscal es grosero y despreciativo con los familiares de los desaparecidos a quienes apenas antier los plantara, con desparpajo, durante cuatro horas seguiditas.
BALAUSTRADAS: Otro pendiente cae sobre la Fiscalía.
El caso de los 19 reporteros y fotógrafos asesinados en el sexenio anterior, más los tres desaparecidos.
Lo dijo el ombusdman Emilio Álvarez Icaza (CENCOS, IFE, CIHD, etcétera) en su visita a Xalapa: son casos irresueltos, y por añadidura, en la impunidad.
Y más, cuando la ONG Reporteros Sin Fronteras, RSF, expidió su informe anual intitulado “Veracruz, los periodistas frente al Estado de miedo”, y en donde recuerda que cerca del 40 por ciento de los trabajadores de la información asesinados y desaparecidos de los años 2000 a 2016 (de Miguel Alemán Velasco a Javier Duarte) se registraron en Veracruz (La jornada, 3 de febrero, 2017).
En tales años, dice la ONG, la Procuraduría General de la República, PGR, abrió 744 investigaciones preliminares sobre delitos contra los diaristas, y de los cuales el diez por ciento se dieron en el territorio jarocho.
Incluso, con todo y que Veracruz ha sido la entidad federativa con el mayor número de periodistas que gozaban de medidas cautelares de la secretaría de Gobernación.
Grave, entonces, el acoso, la intimidación, la amenaza, el secuestro, la desaparición, el asesinato y la sepultura en fosa clandestina de reporteros.
Pero terrible de igual manera la impunidad.
Y si la Yunicidad tiene como objetivo fundamental el ajuste de cuentas con sus antecesores, y que se extiende hasta Miguel Alemán, entonces, la Fiscalía ha de ponerse a tono y a la altura.
En el tiempo de Duarte, por ejemplo, el país transfiguró en el país más peligroso de América Latina para ejercer el periodismo.
Y Veracruz, el más peligroso de los 32 estados de México.
Por eso, la Yunicidad está más obligada que nunca a procurar la justicia.
ESCALERAS: Mucho dolor y sufrimiento hay en el corazón familiar y social de Veracruz.
De fiesta en fiesta ya pasó la Candelaria. La semana entrante iniciará el carnaval. Luego, el festival Tajín.
Y cientos, miles de familiares siguen clamando justicia y su única esperanza se llama Miguel Ángel Yunes Linares.
Nunca, está claro y resulta demoledor, unos padres, por ejemplo, pueden curar las heridas que deja un hijo secuestrado y desaparecido y en muchos casos, asesinado.
Y peor, muchísimo peor, cuando nada se sabe ni conoce de su paradero.
Y cada vez que en algún lugar de Veracruz aparecen fosas clandestinas los padres salen corriendo hacia el infierno para ver si por casualidad entre los cadáveres, los restos óseos, está el hijo ausente.
Es un drama en cada nuevo amanecer y en cada anochecer.
Y más, cuando por ejemplo, además del dolor de adentro la familia tiene un altar en su casa con la foto del hijo.
Y en tales circunstancias, la angustia más espantosa, como es, quizá, perder en el fondo la esperanza de que se encuentre vivo y resignarse a que sus restos sean ubicados para la cristiana sepultura.
Por eso, el gran desafío de la Fiscalía.
Por eso, las ONG siguen impulsando reuniones con el subsecretario de Gobernación, Roberto Campa Cifrián, con todo y plantones de varias horas.
Por eso, los familiares continúan tocando puertas y buscando fosas clandestinas.